Cuando el Sr. Mandela se dirigió a la Asamblea en octubre de 1994, fue recibido como un héroe. La historia se estaba desarrollando mientras ocupaba su lugar en el estrado, en el sillón de cuero blanco reservado para los Jefes de Estado y de Gobierno. Los aplausos estallaron cuando se acercó al podio. Una ovación colectiva se levantó en el salón de la Asamblea.
De hecho, el año anterior, el abogado y líder de los derechos civiles había recibido el Premio Nobel de la Paz por su costosa batalla para poner fin al apartheid, un sistema de segregación legalizada, inspirado en las leyes raciales de Jim Crow de “separados pero iguales” de los Estados Unidos para los negros, que fue aplicado estrictamente por el gobierno exclusivamente blanco de Sudáfrica entre 1948 y 1994.
Fueron necesarios 46 años para que Mandela, junto con innumerables sudafricanos valientes y decenas de millones de seguidores que protestaban en todo el mundo, ayudara a derrocar ese sistema racista y el régimen que lo sustentaba, incluidos los 27 años que pasó encarcelado en Robben Island por oponerse al apartheid.
Pero no era la primera vez que el Sr. Mandela se encontraba ante el emblemático podio de mármol del Salón de la Asamblea General en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Se dirigió a una audiencia de la ONU por primera vez el 8 de junio de 1990, poco después de su liberación de prisión, en un discurso ante la Organización Internacional del Trabajo de la ONU.OIT) como vicepresidente del Congreso Nacional Africano (ANC).
“A pesar del grosor de los muros de la prisión, todos nosotros en Robben Island y otras cárceles pudimos escuchar muy claramente sus voces exigiendo nuestra liberación”, dijo Mandela.
“Esto nos inspiró. Les agradecemos que no se cansaran de luchar. Les agradecemos su sentido de humanidad y su compromiso con la justicia que los llevó a rechazar la idea misma de que debiéramos estar encarcelados y que nuestro pueblo estuviera en cautiverio”, dijo.
Ceremonia de inauguración de la estatua de Nelson Mandela, un regalo de Sudáfrica, en la sede de la ONU en 2018. (archivo)
Cuando el emblemático líder murió a los 95 años en diciembre de 2013, el Presidente de la Asamblea General alentó a la ONU a honrar al Sr. Mandela “permitiendo que su legado siga vivo” en la continua lucha del organismo mundial contra la pobreza, la injusticia y la destrucción de la persona y el espíritu humanos.
“Recordemos que también podemos ser como él porque nosotros también podemos elegir el mejor camino, elegir trabajar por aquellas causas que son mayores y mejores que nuestros estrechos intereses”, dijo John Ashe durante una reunión especial convocada en la Sede de la ONU para dar a los Estados Miembros la oportunidad de rendir homenaje al ex líder sudafricano.
El Presidente de la Asamblea instó a los representantes de la ONU a recordar que “nosotros también debemos trabajar juntos para reducir el hambre y la injusticia, para construir una paz duradera y un desarrollo sostenible, para detener el genocidio y combatir el odio”.
Así como el Sr. Mandela se inspiró en sus partidarios durante su encarcelamiento, el mundo también se ha inspirado en su legado, y se han planificado cientos de miles de actividades para celebrar su vida en este día internacional.
Escuche un informe de 2010 de Ben Malor, de Radio ONU, que reflexiona sobre la lucha contra el apartheid y la campaña por la liberación de Mandela, en la que la ONU desempeñó un papel clave:
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El Día Internacional de Nelson Mandela se celebra cada año el 18 de julio.
