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Juan José Echavarría deja la Gerencia del Banco de la República y surgen dudas sobre su sucesor – Sectores – Economía

por Redacción BL
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Juan José Echavarría deja la Gerencia del Banco de la República y surgen dudas sobre su sucesor - Sectores - Economía


Los observadores no esperaban grandes noticias de la junta directiva del Banco de la República que tuvo lugar el viernes pasado. A fin de cuentas, la entidad ya había tomado las medidas que el mercado preveía, en lo que atañe a reducción en tasas de interés y garantizar la liquidez de la economía.  

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Por ese motivo, el comunicado que leyó Juan José Echavarría, el gerente del Emisor desde hace cuatro años, cayó como un baldado de agua fría. La decisión del funcionario de no aspirar a la reelección era inesperada y lleva a todo tipo de cábalas sobre su posible sucesora o sucesor, incluyendo la probable designación del actual Ministro de Hacienda en el cargo.

Dada la compleja coyuntura actual, el nombre de quien ocupe la gerencia del llamado banco de bancos tiene todavía más relevancia que en épocas normales. Sobre este y otros temas, Echavarría habló con EL TIEMPO.

Nadie anticipaba el comunicado que dio a conocer el viernes pasado…

Eso es lo que percibo, por las múltiples reacciones que se suscitaron. La verdad es que esta decisión fue resultado de un proceso, muy personal, muy íntimo, conversado con mi familia. Una parte de mí quería seguir en el Banco o por lo menos participar como aspirante en el proceso de designación del gerente para los próximos cuatro años, pero otra tenía claro que continuar era imposible.

¿Por qué?

Voy a decirlo de manera muy sincera. Mi esposa viene sufriendo de una enfermedad difícil y voy a apoyarla con todas mis energías en su tratamiento, durante el tiempo que sea necesario. Mal haría yo, entonces, en pedir una licencia o tratar de atender los asuntos del Banco con la cabeza y el corazón en otro lado. Eso no sería responsable.

¿Es duro partir así?

No niego que hasta hace unos meses me atraía la posibilidad de repetir mandato. Aparte de querer mucho la institución en que estuve diez años como Director –entre 2003 y 2013– y cuatro como Gerente, es un verdadero privilegio trabajar con personas muy capaces, comenzando por mis compañeros de Junta y el equipo técnico del Banco. Es, sin duda, el mejor puesto que existe en el país para alguien apasionado por la economía, como yo. Además, los retos que deja la pandemia son muy grandes y eso lo hace aún más interesante. Igual, me voy muy satisfecho por el trabajo logrado.

Por ejemplo…

Para comenzar, estamos cumpliendo con el mandato constitucional de mantener la inflación bajo control. Su nivel estaba en el rango deseado antes de marzo, y se ha reducido a niveles menores a 2 % durante la pandemia. De otra parte, hemos usado bien las herramientas a nuestro alcance y nuestras políticas despiertan gran credibilidad. Así lo muestran las encuestas que indagan sobre nuestro manejo, y aquellas que muestran que el Banco de la República es la entidad en la cual más confían los colombianos.

¿Qué ventajas tiene eso?

Eso resultó fundamental para que en medio del choque del coronavirus pudiéramos tomar medidas que estabilizaron la economía y que servirán en la recuperación. Hay avances importantes en el área cultural, en materia de investigación económica, en la administración del Banco y en la relación entre la administración y nuestros empleados. Se está preparando un lindo libro sobre la historia del Banco desde 1991 basado en entrevistas a todos los codirectores y ministros de Hacienda. El Banco dio enormes utilidades en los últimos dos años. Los dividendos entregados al Gobierno durante estos últimos dos años equivalen a unas dos reformas tributarias. En fin, tanto para mostrar…

Una parte de mí quería seguir en el Banco o por lo menos participar como aspirante en el proceso de designación del gerente (…), pero otra tenía claro que continuar era imposible

¿A cuáles medidas específicas de estabilización económica se refiere?

La más conocida es la reducción en la tasa de interés de intervención hacia los menores niveles desde 1991, cuando se creó el nuevo banco central independiente. Tan importante como la reducción de tasas fue el conjunto de medidas que se tomaron para garantizar la liquidez en moneda nacional y extranjera. Y es destacable el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que nos permite ampliar nuestro cupo de crédito hasta 17.300 millones de dólares, de los cuales el Gobierno podrá usar una parte.

(En contexto: ‘FMI amplía cupo a Colombia, y el país utilizaría una parte por primera vez’)

Finalmente, se compraron dólares a la Tesorería para elevar aún más el nivel de las reservas internacionales del país. Vale la pena subrayar que todas estas medidas de estímulo a la economía se tomaron sin perder de vista el objetivo de lograr un crecimiento alto y estable en el mediano plazo.

¿Qué tan seria es la realidad de la economía?

Se trata de un choque que nunca había experimentado la humanidad. En Colombia sufrimos un impacto catastrófico e inédito en el campo de la salud, que obligó a las autoridades a reaccionar con medidas como el confinamiento obligatorio. Aparte del virus, nos afectó la caída en los precios del petróleo, nuestra principal fuente de divisas. Esas circunstancias llevaron a una reducción brutal en el consumo y la inversión y a la peor contracción económica de nuestra historia. Ello se manifiesta, obviamente, en niveles crecientes de desempleo. Parte de las restricciones se levantaron, pero la emergencia sanitaria no ha terminado y todavía hay muchas incertidumbres. Vamos a tardar varios años en volver al punto en el que estábamos en diciembre de 2019.

¿Y eso habría podido evitarse?

No veo cómo. Seguimos luchando contra un enemigo poderoso que no da tregua. En medio de las dificultades, la política económica respondió bien, evitando situaciones extremas en el campo financiero o cambiario. Tras el bache del segundo trimestre, estamos mejorando. No me cabe duda de que tendremos tasas de crecimiento positivas pronto, sobre todo si podemos evitar restricciones como las que otra vez se ven en Europa. El equipo técnico del Banco proyecta niveles de crecimiento cercanos a 4,5 % en 2021.

Hay quienes dicen que el Gobierno habría podido hacer más en esta crisis…

Pienso que Colombia respondió en la medida de sus posibilidades y que aquí se entendió que esta situación iba a durar muchos meses. En ese sentido, habría sido equivocado gastarse todo el arsenal en un comienzo cuando lo que viene es una prueba de resistencia. También debemos entender que otros países, como Chile y Perú, ahorraron más en el pasado y por ello tienen mayor margen de maniobra en el momento actual.

Dentro de ese arsenal está la idea de que el Banco le haga un préstamo al Ejecutivo para que este tenga cómo gastar…

En el vecindario hay suficientes ejemplos que demuestran el inmenso costo que pueden traer las malas decisiones y ningún banco central lo ha hecho. Hemos comprado montos significativos de títulos al Gobierno, y se obtuvieron nuevos recursos con el Fondo Monetario Internacional a través de la Línea de Crédito Flexible para expandir nuestras reservas y para contribuir a la financiación del gasto público.
Colombia ha obtenido amplia financiación en los mercados internacionales y locales de capital y ello explica por qué esa propuesta no ha llegado a la Junta.

Saldremos de esta época difícil, de eso no tengo duda. Una vez el virus quede atrás podremos volver a la senda que veníamos recorriendo

¿Cómo evitar esos malos ejemplos?

La mejor garantía es preservar la independencia del Banco, como quedó expresado en la Constitución de 1991. Una junta directiva técnica y profesional, que no responda a consideraciones políticas, será siempre deseable. Aquí de lo que se trata es de mantener una perspectiva de largo plazo, reconociendo que la solidez de esta institución es uno de los pilares sobre los que se apoya la economía colombiana.

Pero los presidentes se quejan…

Ello es inevitable, acá y en el exterior. Y es bueno recordar que periódicamente vamos el Congreso a presentar nuestro Informe Semestral. Allí se oyen otros puntos de vista, todos muy valiosos, y el Gerente y la Junta responden un interrogatorio amplio. A mí eso me parece saludable, pues es la manera en que el Banco responde ante el país.

¿Cuál cree que sea el futuro de la economía colombiana?

Saldremos de esta época difícil, de eso no tengo duda. Una vez el virus quede atrás podremos volver a la senda que veníamos recorriendo, en la cual nos caracterizamos como una de las dos o tres economías de mejor desempeño consistente en América Latina. También lograremos revertir el retroceso que estamos viendo en materia social, por cuenta del desempleo y la caída de ingresos de millones de familias.

¿Y qué se necesita para que eso pase más pronto que tarde?

Tomar las decisiones adecuadas, mantener la casa en orden y no olvidar una serie de reformas que están pendientes, todas ellas tendientes a elevar nuestro crecimiento potencial. Andar más rápido es definitivo no solo para salir de la crisis sino para construir un país con muchas más oportunidades. Eso sin olvidar que nos falta mucho por hacer para mejorar la distribución del ingreso, otra tarea inaplazable que debe abordar Colombia.

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De las diferentes afirmaciones que ha escuchado en estos últimos años, ¿cuál le choca?

La que dice que somos una economía abierta. Aquí tenemos esquemas que protegen a ciertos grupos de productores que encuentran que esa situación es mucho más cómoda que la de innovar y competir. Tengo permanente contacto con los empresarios y puedo dar fe de que hay muchos que son muy capaces y logran conquistar mercados, a pesar de circunstancias adversas. Otros no. Cuando uno mira cómo aumentó la producción agrícola en este siglo en Brasil o Argentina, y la producción agrícola e industrial en Chile o Perú, salta a la vista que algo no estamos haciendo bien. Poco se ha pensado en la relación que existe entre desempleo y poder oligopólico de muchos productores.

¿Hay otros temas que le inquietan?

Muchos. En el caso de la economía colombiana me preocupa que somos un país con un desempleo persistentemente alto y una elevada informalidad. Y en el plano internacional, veo que el clima se está enrareciendo. Esta recesión global requiere mucha más cooperación de la que se ha visto todavía, porque al paso que vamos las naciones más ricas van a salir mucho más rápido de la depresión que el resto del planeta y eso daría lugar a nuevos desequilibrios. La pandemia se puede acabar, pero si no les prestamos atención a las secuelas que deje nos podemos enfermar gravemente de otros males.

¿Cuál sería el o la mejor nueva Gerente para el Banco?

El proceso de elección del Gerente se asume con mucha seriedad y cada integrante de la Junta sabe que lo que está en juego es la solidez de una institución que pronto cumplirá 100 años de creada, los últimos 30 años como banco central independiente, y que este es uno de los principales activos del país. Por ello no dudo que la persona que resulte escogida será la correcta y sabrá entender el peso de la responsabilidad que asume: la de liderar una institución independiente, que actúa con rigor técnico y con plena disposición a contribuir a resolver los problemas que se presenten. Lo importante es dejar en claro que siempre actuará en forma profesional e independiente, con el interés nacional como único objetivo.RICARDO ÁVILA 
Analista sénior – EL TIEMPO
En Twitter: @ravilapinto

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