El mundo envejece a una velocidad de vértigo y las migraciones podrían ser un potencial de crecimiento a largo plazo si se gestionan adecuadamente, según el reciente informe del Banco Mundial (BM).
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La entidad considera la migración como “uno de los desafíos más importantes y acuciantes del planeta” porque los problemas derivados de la misma “son cada vez más generalizados y urgentes debido a las graves divergencias entre los países y dentro de ellos en términos de salarios reales, oportunidades en el mercado laboral, patrones demográficos y costos climáticos”.
Pero, si se gestionan y mejoran adecuadamente las políticas, las migraciones podrían impulsar a países e individuos y convertirse en “una fuente poderosa para generar prosperidad y desarrollo”, según Axel Van Trotsenburg, director gerente del BM.
Esa transformación es urgente porque “alrededor del 2,5% de la población mundial, 184 millones de personas, incluidos 37 millones de refugiados, viven hoy fuera de su país” y la mayoría de ellos, 43%, se encuentra en países con ingresos bajos y medios, afirma el BM.
Pero la cifra de migrantes podría ser mayor pues la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estimó en unos 281 millones el número de personas que vivían en un país distinto a su origen en 2020.
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Pero las migraciones son para el BM “una oportunidad única” para ayudar a las economías y personas de todo el mundo y estima que los responsables de formular políticas al respecto deben tener como objetivo “la correspondencia entre las habilidades de los migrantes y la demanda en las sociedades de destino, protegiendo, al mismo tiempo, a los refugiados y reduciendo la necesidad de desplazamientos desfavorables”.
El informe del BM presenta lo que define como un marco simple y efectivo para que las autoridades de todo el mundo conviertan en realidad el modelo ideal de migración y propone políticas para gestionarla mejor en los países de destino, de tránsito y de origen.
“Estas políticas pueden ayudar a aprovechar las oportunidades económicas y mitigar las dificultades y los riesgos que enfrentan los migrantes”, afirma.
Indica “en qué casos los países de destino pueden adoptar esas políticas unilateralmente, cuándo es más adecuado que lo hagan plurilateralmente los países de destino, de tránsito y de origen, y cuándo deben considerarse una responsabilidad multilateral”, informa Indermit Gill, economista jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del BM.
Los países ricos, así como un número creciente de naciones de ingreso medio que son, por lo general, las principales fuentes de migrantes, “se enfrentan a una disminución de la población, lo que intensifica la competencia mundial por los trabajadores y el talento”.
Migración venezolana
Prevé que los países de ingreso bajo tendrán un rápido crecimiento demográfico y registrarán una mayor presión en la creación de empleos para los jóvenes. El informe del BM hace una amplia referencia a los países de América Latina y a Colombia, que registran un importante número de migrantes especialmente hacia EE. UU. o Europa.
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La fuerza de la migración radica, por lo tanto, en generar prosperidad y desarrollo y cuando eso se gestiona adecuadamente “proporciona beneficios para todas las personas, tanto en las sociedades de origen como de destino”, sostuvo el funcionario.
La proporción de adultos en edad laboral disminuirá dramáticamente en muchos países en las próximas décadas y, por eso, la urgencia de adoptar y mejorar las políticas migratorias vigentes.
En España, que cuenta con una población de 47 millones de personas, por ejemplo, “el porcentaje se reducirá en más de un tercio para 2100 y la cantidad de mayores de 65 años aumentará del 20% al 39% de la población”, afirma el informe.
Otras naciones como México, Tailandia, Túnez y Turquía pronto necesitarán más trabajadores extranjeros porque su población ha dejado de crecer», dice.
Las fuerzas que impulsan la migración también se están transformando y hacen que los movimientos transfronterizos sean cada vez más diversos y complejos, de acuerdo con el informe.
En la actualidad, “los países de destino y de origen pueden tener cualquier nivel de ingreso, y muchos países, como México, Nigeria y el Reino Unido, envían y reciben migrantes al mismo tiempo”, señala.
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Resalta que “hasta ahora, la mayoría de los desplazamientos impulsados por el clima se observaban dentro de los países” pero, “alrededor del 40 % de la población mundial, 3.500 millones de personas, vive en lugares muy expuestos a los impactos climáticos”.
En la última década el número de refugiados prácticamente se triplicó y el cambio climático deberá impulsar aún más las migraciones. Por eso, urge actuar y convertir el problema en una oportunidad.
Para el Banco Mundial los existentes enfoques respecto a la migración no maximizan los posibles avances de desarrollo derivados de la misma sino que causan gran sufrimiento a las personas que se desplazan en condiciones desfavorables.
Entre las recomendaciones incluye que los países hagan de la migración laboral una parte explícita de su desarrollo. “Deben reducir los costos de las remesas; facilitar la transferencia de conocimientos desde la diáspora; desarrollar habilidades que tengan alta demanda en todo el mundo para que los ciudadanos puedan obtener mejores empleos si migran; mitigar los efectos adversos de la fuga de cerebros; proteger a sus ciudadanos mientras están en el extranjero y brindarles apoyo cuando regresan”, dicen.
Los migrantes pasaron de enviar US$126.000 millones en remesas a sus lugares de origen en 2000 a US$702.000 millones en 2020, según la ONU.
GLORIA HELENA REY
