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Una vuelta al cole a dos velocidades en Francia | Destacada | Edición América

por Redacción BL
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Una vuelta al cole a dos velocidades en Francia | Destacada | Edición América

La vuelta al cole en Francia tras el confinamiento ha comenzado para los más pequeños, que se han encontrado con sus clases medio vacías no sólo por las estrictas medidas de distancia social, sino por la decisión de muchos padres de dejar a sus hijos en casa.

La resolución de reabrir las escuelas fue eminentemente política, y así lo ha reconocido desde el principio el Gobierno.

El consejo científico que asesora en la desescalada prefería un retorno en septiembre, pero tanto el presidente, Emmanuel Macron, como el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, fueron tajantes: hay que impedir que haya niños que se descuelguen de la escuela desde las edades más tempranas.

Por esa razón, alumnos de infantil y primaria regresaron este lunes a los colegios en provincias y hoy lo hicieron los de París y periferia, comenzando por los cursos considerados prioritarios y por los hijos de trabajadores indispensables contra la pandemia y alumnos vulnerables.

En la capital, 601 de las 652 escuelas públicas, un 92 % del total, van a reabrir sus puertas.

EL MENSAJE DE LOS PEDIATRAS

Ante la desazón que experimentan muchos padres, que dudan si enviar o no a los pequeños a la escuela, los pediatras franceses han querido intervenir en el debate con un diagnóstico claro: los niños deben volver al cole, y hacerlo cuanto antes.

«Es urgente que controlemos nuestros miedos y avancemos por el bien de los niños», señaló el presidente de la Sociedad Francesa de Pediatría, Christophe Delacourt, junto a los responsables de otras 20 asociaciones pediátricas en una tribuna difundida por la publicación especializada «Le Quotidien du Médecin».

Los pediatras van incluso más allá al reclamar más pragmatismo y abandonar las medidas sanitarias draconianas en las escuelas que «se alimentan de temores no basados en los hechos y que dan lugar a organizaciones no realistas y generan ansiedad».

La decisión gubernamental de reabrir los colegios se sustenta en varias patas. Una es evitar que haya alumnos que se queden rezagados, pero también influyen razones económicas, como permitir que los padres retomen el trabajo, y sociales, como asegurar a muchos niños desfavorecidos la comida sana de la cantina.

Sin embargo, se da la paradoja de que en los barrios populares y entre las familias menos favorecidas el grado de absentismo estos primeros días es mucho mayor que entre los hijos de las capas más pudientes.

Los alcaldes de los suburbios de París han alertado de que en los barrios deprimidos hay colegios en los que apenas han regresado alumnos, un fenómeno que se acentúa cuando las familias no dominan la lengua francesa.

Philippe Rio, regidor de Grigny, una de las localidades más pobres de la «banlieue» («periferia» parisina), explicaba esta semana en la televisión pública que en su municipio los colegios no van a reabrir porque «no se dan las condiciones y la ansiedad de los padres no permite una vuelta serena».

ENTRE LOS NERVIOS Y EL ENTUSIASMO

En el colegio público Chabrol, en el céntrico distrito X de París, una decena de niños hacen cola en la calle, separados por marcas en el suelo, para entrar en el recinto.

Son la mitad de la clase del primer curso de primaria, que Educación ha catalogado como prioritario, y apenas pueden reprimir su entusiasmo frente a las miradas nerviosas de sus progenitores.

Caline Christophorov, madre de una niña de seis años, reconoce a Efe que se siente mejor ahora que su hija ya ha entrado en el colegio y asegura que en su decisión de llevarla de nuevo a clase han influido «la socialización y el aprendizaje».

«Me tranquilizan las medidas que han tomado el colegio y los profesores. Me han parecido serias y me han dado confianza. De otra forma, no la hubiese traído», dice Christophorov, que explica que la dirección del centro les ha enviado un vídeo sobre cómo será la nueva organización y un cómic para que los niños se conciencien.

La extrañeza que les suscita a los niños del colegio Chabrol esta situación, con una escuela semivacía y las rígidas reglas de contacto, palidece frente al entusiasmo que sienten al recuperar una brizna de su vida normal, tras dos meses de reclusión.

Sin embargo, otros padres han optado por dejar a los niños en casa. Uno de ellos es Sofiane, un pintor que explica a Efe que han preferido esperar a septiembre.

«Las vacaciones están a la vuelta de la esquina y además acabamos de tener un bebé, preferimos no correr ningún riesgo y que se queden con su madre», dice.

Su caso no es ni mucho menos aislado. La Academia de París, de la que dependen todos los centros de la capital, calcula que en esta primera semana se habrán reintegrado unos 28.000 alumnos de infantil y primaria, es decir, el 24 % del total.

El resto, por ahora, sigue en sus casas, bien sea porque no están dentro del grupo de alumnos y cursos prioritarios, bien porque sus padres han preferido que no regresen aún.

Enrique Rubio

Fuente de la Noticia

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