El expresidente Álvaro Uribe Vélez ha vuelto a ocupar el centro del escenario político colombiano, esta vez como líder destacado de la oposición frente al gobierno del presidente Gustavo Petro. En medio de su juicio por delitos de soborno, fraude procesal y soborno a testigos, Uribe ha arreciado en sus críticas al gobierno de izquierda, abanderando el tema de la seguridad como principal argumento.
Desde su posición como líder del Centro Democrático, Uribe ha destacado la importancia de la protección de los ciudadanos ante la violencia, haciendo énfasis en la responsabilidad de las Fuerzas Armadas. Su discurso crítico ha resonado fuertemente en un momento en el que el país enfrenta una crisis de orden público, con hostigamientos de grupos armados ilegales y una percepción generalizada de inseguridad.
Este resurgimiento de Uribe como líder de la oposición coincide con el debilitamiento del gobierno de Petro y la intensificación de las tensiones políticas en el país. Expertos señalan que, además de buscar mantener relevancia mediática en medio de su juicio, Uribe busca capitalizar el malestar social y las críticas al gobierno para fortalecer su posición política y la de su partido.
El exmandatario ha advertido sobre las supuestas intenciones de Petro de llevar al país hacia un modelo castrochavista, y ha criticado las reformas propuestas por el gobierno como dañinas para el país. A su vez, ha denunciado la inacción del Ejército frente a la ola de extorsión y la falta de capacidad de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad de la población.
Mientras tanto, el presidente Petro ha respondido a las críticas de Uribe instándolo a hablar de paz y advirtiendo que desestabilizar la paz llevaría al país al abismo. En medio de este enfrentamiento político, Colombia enfrenta un escenario de incertidumbre y polarización, con Uribe emergiendo como una figura clave en la escena política nacional.
