Se trata de Gilberto Castellanos Cáceres de 62 años el cual vive en el barrio Chapinero de la ciudadela de Juan Atalaya al norte de la ciudad, el cual con sus propias manos tomo unos costales de arroz y los limpio para poder hacer un letrero y expresarle el amor a su hijo.
Cosió los costales a un palo de madera y le pinto el mensaje “hijo felicitaciones en tu cumpleaños, mi deseo es que Dios te ayude a vivir feliz”, le amarro un cordel y se lo colgó en el cuello para llegar hasta la base militar.
Sin embargo, los pocos recursos que tenía no le alcanzaban para el pasaje, y por esto le pidió el favor a un amigo con vehículo que lo llevara por la vía que conduce de Cúcuta al municipio de Puerto Santander hasta la base militar de Oripalla ubicada a 30 minutos de camino.
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Al llegar al lugar donde su hijo Cesar Andrés Castellanos Rojas de 19 años está prestando el servicio militar hace 8 meses, tomo en una de sus manos una gaseosa y en la otra un ponqué y se dirigió con el cartel que tapaba todo su cuerpo hasta la entrada del puesto militar donde el hacía guardia. El muchacho con lágrimas en los ojos le dio un largo abrazo y le agradeció este acto tan noble que realizó su padre.
El hecho fue grabado por el conductor que lo llevo el pasado 18 de agosto y compartido en el perfil del acompañante, pero hasta hace algunas horas se virilizó en las redes sociales y despertó todos los sentimientos en los cibernautas que aplaudieron este amor del padre incondicional.
El padre le conto a Caracol Radio que “mi hijo es lo más importante en mi vida y por eso quería darle un regalo que apreciara, el muchos años vivió en Venezuela con su madre, pero logre que se viniera a Colombia y ahora vive conmigo. Él quería prestar el servicio militar y está orgulloso de servir a la patria que lo vio nacer”.
La celebración improvisada se dio compartiendo el ponqué de cumpleaños y la gaseosa con su padre y los soldados de guardia; y el señor Gilberto después de a agradecerle a todos los que contribuyeron para lograr su objetivo, regresó a su vivienda con la satisfacción de demostrarle a su muchacho que el amor de padre es incomparable a cualquier otro.
