Redacción BLHay muchas injusticias que nos afectan diariamente. Los poderosos (entre ellos los gobernantes) son los que mas causan injusticia, desatando violencia.
Es necesario hacer algo para impedir y rechazar los graves daños que esta situación provoca. En estos días, en Colombia, bastante se ha hecho para enfrentar los graves problemas económicos, generados por el costo creciente del combustible, algo necesario en todas las actividades laborales.
Es bueno rechazar el mal, no es inteligente cuando el rechazo termina con favorecer el mismo mal. Si un gobierno nos afecta con violencia, con sus faltas y sus robos, no hay que ofrecerle, como en una rica bandeja, la oportunidad de ejercer más violencia, con patadas, golpes de porra y hasta disparos. La pacifica marcha de un paro, se vuelve fácilmente criminal por la presencia de personas que buscan, en el alboroto masivo, generar impunemente violencia ciega o manipular un buen propósito para volverlo a proyectos antisociales.
La violencia es siempre mala, non hay traje uniforme que pueda volverla favorable. Sean uniformes gubernamentales o revolucionarias, sean armas registradas o clandestinas, caseras o comercializadas, siempre el "disparo" afectará el objetivo del paro.
Finalmente nos tocará necesariamente sentarnos a una mesa de dialogo y lo que esta pasando en Habana podría enseñar algo. Sería mejor buscar una vía para llegar a estas pacificas sillas, sin generar mas problemas a los que ya aguantan demasiado, hasta el hambre.
Si un paro produce más violencia, más gastos por los alimentos, con daños económicos y físicos que afectan a los pobres ¿que sentido tiene todo esto en la búsqueda de una mejor justicia?
Si los que buscan equidad piden juntos lo mismo, se puede presionar al gobierno sin favorecer su violencia y además sin ofrecer al mismo la oportunidad de justificarse frente a la opinión publica. No se puede admitir que el mismo sujeto que injustamente afecta a los más pobres, busque la justicia.
