Redacción BL
Ningún país del mundo tenía las dotaciones de equipos e insumos médicos necesarios para hacer frente a la magnitud y la velocidad de dispersión de la pandemia del covid-19.
La sorpresiva situación generó un crecimiento explosivo de la demanda por ese tipo de bienes y una escasez crítica por la limitada capacidad de respuesta de la oferta.
Las crisis no solo crean oportunidades, sino que además dejan lecciones. Una muy importante, que va surgiendo de la pandemia, es la necesidad de tener la garantía de existencia de dispositivos médicos para hacer frente a otros cisnes negros.
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Algunas economías desarrolladas, como Estados Unidos, Australia, Finlandia y Suiza cuentan con reservas estratégicas, que les permiten atender problemas de salud pública imprevistos. Hay otros bloques o países, como la Unión Europea y España, que ya vieron clara la lección y recientemente anunciaron decisiones en tal sentido.
En los países mencionados, las reservas estratégicas son consideradas un asunto de seguridad nacional y se materializan en una red de bodegas de almacenamiento, cuya localización es secreta.
En ellas se mantienen existencias de medicamentos y equipos médicos, para situaciones de crisis como las causadas por desastres naturales, epidemias, bioterrorismo y otras situaciones inesperadas que pongan en riesgo la vida de muchas personas.
Las reservas estratégicas son consideradas un asunto de seguridad nacional
En el caso de Estados Unidos la reserva, conocida como Strategic National Stockpile (SNS), se creó en 1999 durante el gobierno de Bill Clinton para hacer frente a posibles ataques bioterroristas, pero en los siguientes gobiernos se amplió a otros casos de emergencia.
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En el caso de Finlandia, la NESA (National Emergency Supply Agency) tiene un alcance mayor, pues su origen se remonta a la necesidad de afrontar los riesgos geopolíticos de la Guerra Fría.
La entidad se encarga de mantener reservas de diferentes productos que incluyen alimentos, medicinas, equipos agrícolas y combustibles, entre otros. También ha mostrado su utilidad frente a la pandemia.
Es necesario tener en cuenta que ante fenómenos como el covid-19 las reservas estratégicas pueden ser insuficientes, pero permiten generar el margen de tiempo para completar las provisiones necesarias.
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Lo ilustra el SNS que en enero tenía un stock de 13 millones de máscaras N95, pero ellas apenas representaban el 1% de las demandas del sistema de salud.
Así como el desastre de Armero dio origen al Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SNGRD), la pandemia del covid-19 nos ha llevado a pensar en la creación de la “Reserva Estratégica Nacional de Salud”, con un enfoque de seguridad nacional.
A imagen de sus similares en otros países, su objetivo es conformar un stock de suministros necesarios para reforzar de forma rápida al sistema de salud frente a hechos inesperados de gran magnitud, ante los cuales las instituciones hospitalarias puedan tener limitaciones de corto plazo.
Si bien es cierto que en la coyuntura actual las medidas del gobierno lograron crear un valioso tiempo para incrementar el equipamiento y los suministros médicos esenciales para reducir el riesgo de colapso del sistema de salud, la reserva estratégica es el instrumento que en el futuro dará un margen adicional para enfrentar emergencias de gran tamaño.
Luis Guillermo Plata
Gerente para la pandemia
