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cómo el cofundador de Calm pasó de los videojuegos a la meditación

por Redacción BL
cómo el cofundador de Calm pasó de los videojuegos a la meditación


En la serie “Mi Peor Crisis”, emprendedores de todo el mundo nos cuentan cómo fue su mayor prueba en su camino emprendedor y qué aprendieron de ella. 

Una mañana de verano en el año 2014, Michael Acton Smith se sentó en un balcón con vistas a un exuberante valle verde en los Alpes austriacos.

Había reservado solo las vacaciones para alejarse del estrés de su compañía de juegos en línea que estaba en serio problemas. El paisaje, compuesto de abundante hierba y montañas lejanas, parecía casi una postal o un fondo de computadora de escritorio. Vaya, hasta un telón de fondo en un póster con palabras motivadoras.

Pero Acton Smith no estaba contemplando el paisaje. Sus ojos estaban cerrados, y su mente estaba clara. Había meditado por 10 minutos para calmarse del estrés y lo que obtuvo fue la inspiración de Calm, la aplicación de meditación más popular del mundo actualmente. 

Su (y eventual el cofundador en Calm), Alex Tew, le había pedido que probara la práctica, pero Acton Smith había ignorado su consejo durante años. Pensaba que era una práctica demasiado hippie, con incienso y trajes especiales. Finalmente, después de que una montaña de estrés en su compañía de videojuegos lo puso al límite, el continuo consejo de Tew orilló a Acton Smith a probar realmente la meditación

Acton Smith jugando Moshi Monsters con su sobrina / Imagen: Anna Acton

Dos años después, Acton Smith se uniría a Tew para dedicarse a desarrollar Calm a tiempo completo. Valió la pena. En 2015, la aplicación de meditación apenas vendió 2 millones de dólares. Pero para el 2017, los ingresos se multiplicaron se habían multiplicado por diez y la compañía fue nombrada la Aplicación del Año de Apple.

Sentado en ese balcón en 2014, consciente de su respiración, Acton Smith abrió los ojos por primera vez. Él cree que ese momento fue la primera vez que se “le prendió el foco”. 

Todo a su alrededor parecía más brillante.

El desvío

La infancia de Acton Smith estuvo llena de mascotas, Tamagotchis y videojuegos, por lo que fue natural que alrededor de los 30 años, empezara una compañía de entretenimiento infantil.

Mind Candy se centraba en los videojuegos en línea, y, poco después de su lanzamiento en 2003, Acton Smith levantó 10 millones de dólares en fondos de capital de riesgo. ¿La idea que le consiguió dinero? Perplex City, un juego de realidad alternativa a largo plazo parecido a un scavanger hunt de la vida offline. Se suponía que usuarios de todo el mundo buscarían un artefacto robado en una metrópolis ficticia (Perplex City) usando pistas, rompecabezas y cifrados, y el ganador recibirá una recompensa en la vida real de 100,000 libras.

La búsqueda comenzó en abril de 2005. Se descodificaron las pistas, se compraron tarjetas comerciales y se formaron comunidades, con el juego finalizando después de que un hombre encontró el artefacto y ganó la recompensa en febrero de 2007. Pero el juego, al menos financieramente hablando, no acabó de funcionar en la vida real. Fue un «desastre comercial», dice Acton Smith. Con menos de un millón de dólares en la cuenta de la compañía, el emprendedor sabía que tenía que hacer algo rápido para cambiar el rumbo de las cosas.

Pasó meses pensando en las cafeterías de Londres sin nada que mostrar a inversionistas, excepto garabatos infructuosos. Pero un día, los garabatos de la servilleta de Acton Smith cedieron a una serie de pequeños monstruos y supo que había encontrado algo. Esos garabatos se convertirían en Moshi Monsters, una «mascota» de Internet que a partir de octubre de 2007 tomarían por asalto al Reino Unido.

El mundo de Moshi Monsters era similar al de los Neopets o los Tamagotchi: los niños podían iniciar una sesión y alimentar, abrazar o pasear con sus monstruos, y las personalidades de las mascotas se desarrollaron de acuerdo con la forma en la que hubieran sido tratados por los niños.  Había juegos en línea, rompecabezas, tiendas, incluso un sistema de mensajería para que los niños conversaran con sus amigos. Y esos pequeños usuarios fueron los mejores embajadores de los Moshi Monsters, difundiendo el juego como un incendio forestal entre compañeros de clase, familiares y amigos en diferentes escuelas.

«Pasaron algunos años antes de que agarrara vuelo, pero cuando lo hizo, Moshi Monsters creció como nada que yo hubiera visto antes», recordó Acton Smith. En el momento del pico de popularidad del juego de 2012, la mitad de todos los niños británicos de seis a 12 años habían adoptado un Moshi Monster.

Equipo de Calm en 2018 / Imagen: Calm

Ese nivel de crecimiento dio lugar a una amplia franja de asociaciones. Con Sony, un álbum de música. Con Universal Studios, una película que se estrenó en todo el país. Con SkyJack Publishing, una revista que, seis meses después de su lanzamiento, se convirtió en el título infantil más vendido en el Reino Unido. Se comercializaron decenas de millones de juguetes físicos, se ganaron premios y se creció al equipo hasta tener 200 empleados.

«Pensamos que íbamos a ser el próximo Disney», comentó Acton Smith.

Pero para el otoño de 2012, Moshi Monsters había comenzado a desmoronarse. Para sorpresa del emprendedor, la viralidad que había llevado a Moshi Monsters a convertirse en la «cosa más genial en el patio de recreo» también fue el factor principal en su desaparición.

Durante los primeros dos años, el modelo de suscripción de Moshi Monsters había acumulado ingresos porque los padres pagaban para que sus hijos usaran el sitio, y en ese momento no había mucha competencia. Pero en 2012, los niños comenzaron a usar teléfonos inteligentes y tabletas. La marca falló al intentar cambiar de la plataforma de escritorio a la móvil. El modelo de ingresos necesitaba pasar de suscripciones a compras dentro de la aplicación, la técnica de marketing de la empresa necesitó una revisión y, con miles de otras aplicaciones al alcance de los niños, simplemente había demasiada competencia.

En un minuto, Acton Smith se sintió como el héroe emprendedor tecnológico con millones de dólares a su disposición. Unas semanas más tarde, no pudo dormir toda la noche por temor a no poder mantener a flote su compañía. Ese estrés constante duraría años.

«Pensé que el mundo se estaba acabando», lamentó Acton Smith. Sintió que su autoestima y éxito estaban relacionados con el negocio, por lo que cuando éste comenzó a fallar, se sintió completamente responsable. Eso provocó ataques de insomnio, agotamiento, dolores de cabeza, y cuando las cosas empeoraron en los siguientes tres años, tuvo que despedir a 200 empleados.

Acton Smith y sus Moshi Monsters / Imagen: Mind Candy

Acton Smith aprendió una valiosa lección sobre el mundo a menudo voluble del entretenimiento, en particular el entretenimiento para niños. «Solo porque te vaya bien hoy no significa que vaya a irte bien por siempre», dice.

El salto

En 2006 Acton Smith conoció a Alex Tew por primera vez en un barco. El año anterior había visto una avalancha de notas sobre Tew, un adolescente que, para recaudar fondos para ir ala universidad, creó un sitio web y vendió cada uno de sus millones de píxeles por un dólar cada uno, alcanzando el estatus de millonario en solo cuatro meses. Los dos se hicieron amigos rápidos, luego roomies. Tew fue la primera persona que le habló a Acton Smith acerca de la meditación, y a menudo se sentaban en sus sofás discutiendo filosofía, neurociencia e ideas de negocios.

En 2012 los dos compraron Calm.com con la vaga idea de crear productos para ayudar a la gente a relajarse, pero aunque tenían ideas mal dibujadas como videos y efectos de sonido relajantes, no estaban seguros de la dirección concreta que debían tomar. Al año siguiente, Tew se mudó a San Francisco para tomar otro trabajo y los dos emprendedores realizaban llamadas telefónicas transatlánticas para hablar del futuro de su compañía. Al año siguiente, para el cumpleaños de Acton Smith, él, Tew y un grupo de amigos viajaron a la campiña italiana. Tuvieron conversaciones con detenimiento sobre la meditación en atención plena y sobre a dónde podrían llevar Calm. 

Portada de Acton Smith en Wired en 2012 Wired / Imagen: Wired

Ese mismo año, cuando los ingresos de Moshi Monsters comenzaron a disminuir, Acton Smith hizo algo que nunca antes habría considerado: dar un paso atrás, irse solo a conocer un lugar nuevo, y recogerse en sus pensamientos. Se decidió a dar un viaje en solitario por los Alpes austriacos y se llevó libros sobre meditación. Uno de ellos, 10% más feliz, tocó una fibra en el emprendedor. El autor Dan Harris escribió este texto después de experimentar un ataque de pánico en el programa Good Morning America y de encontrar un régimen de meditación realista que funcionó para él.

Algo hizo clic para Acton Smith cuando descubrió que la meditación no tenía tanto que ver con el incienso o la religión como con la neurociencia. «Me di cuenta de que era una habilidad antigua pero valiosa que podía ser relevante para todos», dijo. Lo intentó en el balcón de su hotel durante sus vacaciones, y después, se sintió menos estresado y más consciente de su respiración. Los colores incluso parecían estar más vivos.

Un Acton Smith de 7 años vendiendo piedras / Imagen: Charles Smith

Aunque Tew había estado presionando el enfoque de Calm en la meditación por un tiempo, no fue hasta la experiencia de Acton Smith en el balcón que su socio estuvo de acuerdo en ese modelo de negocios. Más tarde ese mismo día, Acton Smith sacó su cuaderno y escribió ideas para la compañía. Había experimentado de primera mano lo estresante que era la vida y los negocios en la sociedad occidental, y sentía que para la mayoría de las personas, el futuro era aún más estresante. Recuerda haber pensado: En lugar de estar en la industria del entretenimiento, ¿qué pasaría si pudiéramos crear una marca que fuera capaz de superarnos y estar aquí durante siglos? ¿No sería una cosa increíble a la que dedicar el resto de nuestras carreras?

Durante el siguiente dos años, Tew y Acton Smith conversaron por teléfono, encontraron desarrolladores y comenzaron a construir Calm como es ahora: meditación guiada y programas para todo tipo de usuarios, tanto principiantes como avanzados. Para enero de 2016, Acton Smith finalmente se sintió listo para alejarse de Mind Candy, su compañía de videojuegos. Encontró un nuevo CEO para asumir el cargo (aunque mantiene, hasta la fecha, su papel como presidente) y se mudó a San Francisco para dedicarse por completo a Calm. Él y Tew, que ya operaba a tiempo completo en Calm, acordaron ser codirectores ejecutivos y dividir a la compañía por igual, pero en ese momento, los ingresos eran escasos. 

El punto de quiebre

Durante la primera mitad de 2016, a Acton Smith sufría pensando que Calm no sería capaz de «mantener las luces encendidas». En el punto más bajo de la compañía, solo quedaban unos pocos miles de dólares en el banco.

No ayudó que los inversionistas potenciales los ignoraran. 

Acton Smith y Tew asistieron a docenas de reuniones de pitcheo solo para recibir un rotundo «no». «Cuando eso sucede unas cuantas veces, puedes manejarlo», comentó Acton Smith. «Pero cuando sucede docenas de veces, te hace cuestionar si estás en el camino correcto y si los inversionistas saben más que tú».

Es más, Acton Smith escuchó el chisme de que un inversionista había llamado a Calm “una idea llena de tonterías que nunca iban a funcionar”. Otro capitalista la describió como una «aplicación de meditación poco práctica». Todos los capitalistas de riesgo parecían pensar que los consumidores podían acceder a los mismos servicios en otros lugares de forma gratuita y que no pagarían por lo que Calm ofrecía.

El cambio

Después de unos seis meses, Acton Smith y Tew decidieron que no tenían más remedio que hacer que el negocio fuera rentable. Manteniendo el tamaño del equipo por debajo de 10 personas, trabajaron largas horas en un apartamento de una habitación en San Francisco y cuidaban cada dólar que se gastaba. Acton Smith pagó muchos de los gastos originales de Calm de su cartera personal. 

A principios de 2016, Calm finalmente logró conseguir ganancias y “quedar tablas” con lo invertido. Acton Smith, quien cree que Calm puede ser un lugar para que los usuarios salven sus vidas, proyectó que los ingresos de la app rondarán los 80 millones de dólares en 2018. En junio, Calm recaudó 27 millones de dólares en una ronda de financiamiento de la Serie A, lo que estimó la valoración de la compañía en 250 millones.

Acton Smith y su cofundador en Calm, Alex Tew / Imagen: Calm

«La mente no viene con un manual de instrucciones», indica Acton Smith. “Pero la meditación es lo más parecido que he encontrado».

Hasta la fecha, 35 millones de personas han descargado Calm, pero Acton Smith dice que eso apenas significa una presencia en menos del 2% de todos los teléfonos inteligentes en el mundo. El objetivo de este emprendedor es lograr que todos aprendan a meditar. 

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