Parte IV
Para comunicarse de una manera clara y efectiva existen cuatro técnicas:
* Adecuado lenguaje asertivo
* Mensajes sin palabras
* Manejo de las discusiones
* Reconocimiento de buenas conductas
1. Adecuado lenguaje asertivo: la experiencia ha demostrado que cuando los padres están resueltos a que sus hijos con mal comportamiento se comporten como es deseable, se dirigen a ellos con asertivas frases directas. Esta actitud es útil y correcta, y se refleja en mensajes claros de los padres como por ejemplo:
«¡Quiero que ordenes tu dormitorio en este momento!»
«¡Deja de molestar a tu hermano ahora!»
Tales mensajes directos y asertivos no dejan duda en la mente de sus hijos sobre lo que usted quiere exactamente que hagan y cuando.
Cuando hable con sus hijos sea concreto. Evite frases vagas e imprecisas como «se bueno» o «pórtate como un niño de tu edad», que reflejan apenas la expresión de un deseo, pero no transmite la instrucción precisa de un mensaje claro y firme. Así que emita frases como las siguientes:
«María, la cena está lista. Ordena tu cuarto enseguida y en diez minutos vienes a sentarte a la mesa”.
2. Mensajes sin palabras: Para transmitir al niño su mensaje aseverativo, claro e inequívoco, es necesario complementar el uso de las palabras con la forma adecuada de expresarlas. Si cuando usted le ordena a su hijo que arregle su cuarto, «¡YA MISMO!», lo hace gritando y con enojo, le mostrará un descontrol autoritario que torna negativo el resultado del mensaje. Para que su instrucción tenga buen efecto, es tan importante lo que le dice a su hijo y la forma en que se lo dice.
Para lograr ese mejor resultado y que las palabras adecuadas tengan mayor fuerza de comunicación tenga en cuenta:
* No pida algo ni dé una orden gritando.
* Hable siempre en torno firme, pero calmado.
* Transmita su tranquilidad al dar una orden o instrucción, lo cual le comunicará al niño que usted controla la situación.
* Siempre hable a sus hijos mirándolos a los ojos. El contacto visual es fundamental para la comunicación humana.
* Utilice gestos no intimidatorios, por ejemplo, con sus manos, para dar mayor énfasis y fuerza a sus palabras. En muchas ocasiones, la mano de un padre sobre el hombro del niño tendrá más peso y significado que las palabras.
3. Manejo de discusiones: Existen formas básicas para manejar las situaciones que se presentan cuando los hijos, en vez de obedecer una orden, responden con diferentes tipos de argumentos que intentan plantear una discusión:
* Técnica del disco rayado: El nombre de la técnica refleja el hecho, suena como un disco que repite siempre lo mismo, una y otra vez. hasta que logre la penetración y aceptación de su mensaje sin caer en la discusión. Cuando aprenda a hablar como un disco rayado será capaz tanto de expresar lo que quiere como de lograr que el mensaje penetre. Al mismo tiempo, aprenderá a ignorar los esfuerzos de su hijo para desviarlo del tema y envolverlo en una discusión que usted no podrá ganar.
* Técnica del banco de niebla: Busca conseguir que los hijos no lo saquen de sus casillas, haciendo oídos sordos a sus actitudes y argumentos provocativos, cuya finalidad es hacer que los padres pierdan el dominio de si mismos y de la situación
* Técnica de interrogación negativa: Cuando sus hijos le hacen críticas agresivas están buscando sacarlo de sus casillas. Dé respuestas que neutralicen la agresión y esto se esfumará, especialmente si ha logrado llevar al niño a la verdadera razón de su hostilidad y presentarle una solución.
* Técnica de la extinción: Hay un principio psicológico que establece que todo estímulo que no es respondido, se extingue. Cuando no se responde ante un reclamo inadecuado de los hijos, habrá inicialmente una explosión de llanto para captar la atención y forjar una respuesta favorable. Luego esta se irá extinguiendo poco a poco.
* Técnica del tiempo fuera: Consiste en cortar el comportamiento inadecuado de un niño separándolo del entorno o de la situación inconveniente donde se produce su mala conducta.
4. Reconocimiento de buenas conductas: A menudo, los padres no perciben la importancia del elogio y otra forma de aliento cuando los hijos se comportan adecuadamente. Es importante tener presente que el buen estado emocional de los niños requiere que tengan confianza.
Respuestas paternales usuales como: ¡Que bien! o ¡Que lindo!, son asertivas, pero a veces dichas como al pasar, con poco énfasis y escasa penetración, lo cual las torna insuficientes. Cuando sus hijos se comportan de modo adecuado, usted tiene que estar presto para reforzarlos mediante el reconocimiento.
El reforzador demostrará al niño que usted aprueba y aprecia su mejor comportamiento. No acepte el mejoramiento de la conducta del niño como algo normal, natural y sobreentendido y que, por tanto, no requiere un reconocimiento especial. Al contrario, la demostración de que usted se alegra y aprecia el comportamiento adecuado le comunicará al niño tanto el cariño corno el sentido de justicia de un padre.