Los recursos tecnológicos se han convertidos en los grandes aliados del sector educativo desde que se iniciara la crisis sanitaria. Colegios e institutos se han esforzado en dejar claro a sus alumnos que no están de vacaciones y que, en la medida de lo posible, la actividad lectiva debe continuar. Lo mismo ha sucedido en el ámbito universitario y en las academias, donde también han hecho un esfuerzo para que el negocio no se desploma con la pérdida de clientes. Quizá los más afectados por esta situación son los profesores particulares, quienes no tienen el apoyo de ninguna empresa para utilizar estas herramientas. La mayor parte de los consultados por este periódico han dejado de dar clase hasta que finalice el Estado de Alarma.
La Universidad de Valladolid (UVa), en consonancia con las universidades públicas de la Comunidad, acató la orden de la Junta de mantener «las actividades educativas a través de las modalidades a distancia y online, siempre que resulte posible». Para la UVa, «la máxima prioridad», aparte de la salud de los miembros de su comunidad, es que los alumnos puedan acabar su formación académica este curso, y por eso ha impulsado el uso de su campus virtual y ha elaborado una guía de herramientas telemáticas para ayudar a los profesores. En ella se les orienta, por ejemplo, sobre cómo dar clases en directo desde sus casas y qué programas utilizar para grabar vídeos que luego quieran enviar a los estudiantes. Además, la UVa ha publicado una guía para que los profesores sepan realizar las conexiones desde sus casas. Por otro lado, los docentes están respetando los horarios habituales, tanto el laboral como el de las clases. Y se mantienen las tutorías por vía telemática (videoconferencia, correos electrónicos o llamadas de teléfono).
Por su parte, la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) se precia de «no haber perdido ni un solo día de clase» por esta situación, toda vez que tenía preparado un plan de contingencia con antelación en el que se planteaba este escenario, entre otros. El vicerrector de Política Académica, Profesorado y Universidad Digital, David García, señala que desde el primer momento los profesores, tras recibir una formación, han empezado a impartir clases en sus casas y que la asistencia de los alumnos supera en algunos casos la de la formación presencial. «Estamos haciendo un seguimiento desde que empezamos y más del 85 por ciento de los alumnos se conecta», reconoce. García destaca el «esfuerzo que están haciendo tanto los alumnos como los profesores». El campus virtual que ya existía se ha ampliado con otras herramientas, sobre todo para hacer videoconferencias. La UEMC también ha facilitado equipamiento tecnológico a los profesores que no disponían de él. De hecho, se hizo una compra in extremis antes de que empezará el confinamiento.
las academias. También las academias y centros de formación han tenido que adaptarse, no solo por mantener el compromiso con sus alumnos, sino para sostener el negocio. José Manuel Molina, uno de los socios de Academia Molina, que da clases de refuerzo para universitarios, señala que se fijaron en las herramientas que iba a utilizar la UVa para hacer ellos lo propio. Él mismo está dando clases por videoconferencia y con una «pizarra virtual con el mismo horario que antes del confinamiento. «Los chicos dicen que les funciona bastante bien y están contentos», reconoce. Aunque estas herramientas sirven para conservar los alumnos, el Estado de Alerta sí que ha hecho que la llegada de nuevos estudiantes se haya parado. «En esta época solía haber un buen número de inscripciones, pero ahora no hay ni una, ni siquiera recibimos llamadas», explica. En esta academia cada profesor utiliza los programas que mejor se adaptan a sus necesidades, por eso en los primeros días se han probado muchos de ellos.
El centro de estudios Los Almendros, en Parquesol, ha tenido que cerrar sus puertas, porque los alumnos iban allí a hacer sus deberes, pero sigue dando apoyo a los estudiantes con herramientas como Skype y vídeos por Whatsapp.
Los más damnificados por esta situación están siendo los profesores particulares. La mayor parte de los consultados por este periódico han dejado de dar clase hasta que pase el Estado de Alarma. Es el caso de Ángel Escribano, que da clases de Matemáticas y Física: «Está todo parado», reconoce. Clara Novo, otra profesora particular, también ha dejado de dar clase, pero tiene previsto sugerir a los alumnos hacerlo de forma telemática: «He parado, pero, en vista de que esto se va a alargar, les voy a proponer dar clases por Internet».
