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Estados Unidos no pueden matar

por Redacción BL

Las farmacias serraron y el verdugo no sabe que hacer. En EE.UU. 32 estados en los que se aplica la pena de muerte tienen dificultad para encontrar legalmente fármacos letales. Los grupos farmacéuticos con sede en Europa prohibieron a las prisiones de los Estados Unidos utilizar sus fármacos para las ejecuciones. 

 

Que unos funcionarios de un Departamento de justicia criminal busquen ilegalmente como matar legalmente alguien, es un signo bastante claro de la barbaridad ilógica de la pena de muerte. Frente a un homicidio es difícil cuestionarse: pero ¿que tal esto? No hay consideración para matar a una persona, pero se hacen tantos problemas para como matarlo: con cual fármaco, si es una mezcla experimentada, si se demora 14 minutos para morir luego de los 7 habituales… 

 

Ya que le ley que prevé la pena de muerte favorece muy bien las contradicciones, también los presos y sus abogados se colocan en el marco raro de cuestionar el nivel de crueldad de los castigos. Dicen  que usar fármacos no probados es un "castigo cruel y fuera de lo común" y varios han presentado demandas federales para atrasar las ejecuciones hasta que los protocolos de los fármacos hayan sido estudiados. ¿Puede a caso ser más aceptable una muerte provocada con fármacos probados? Claro que frente a una ley se busca todo el posible para defenderse y si la ley es absurda, las víctimas no son culpables de la vergüenza de una hipocresía tan cruel. 

 

La tesis de que la pena de muerte sea necesaria para evitar que se cometan más crímenes no es cierta. Hay falta de pruebas científicas que demuestren la existencia de un efecto disuasorio más eficaz de otros castigos. Además, la pena de muerte niega el objetivo, internacionalmente aceptado, de la rehabilitación de los delincuentes. 

No hay ninguna justificación criminológica de la pena de muerte que tenga más peso que los motivos de derechos humanos que existen para abolirla. 

Tampoco resulta eficaz  la idea de que  la venganza (presente en la pena de muerte) sea un ayuda a los familiares de las víctimas de asesinato para vivir sus tragedias de manera mejor. 

Aun más, puede ser que un sistema penitenciario no sea muy eficaz en rehabilitar y reinsertar socialmente a un condenado, todavía después de años de hechos procesales, es muy probable que se ejecute una persona que ha cambiado en muchos aspectos. Es como matar a una persona diferente de la que cometió el crimen. 

 

Parece al final que el uso de fármacos no probados en las ejecuciones equivale a experimentar en seres humanos, y esto no es ético. Tampoco nos parece ético matar a una persona. Es un crimen que ya cometió el asesino y nunca será una solución repetir el mismo crimen, a pesar que lo haga un Estado con sus leyes y sus fármacos “probados”.

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