Home Archivo Firma del fin al Conflicto Armado, Un dia que Colombia no olvidará

Firma del fin al Conflicto Armado, Un dia que Colombia no olvidará

por Redacción BL

​A las 5:30 de la tarde de este lunes 26 de septiembre, el Presidente de la República, Juan Manuel Santos, y el jefe de las Farc, Rodrigo Londoño, conocido como ‘’Timoleón Jiménez’, firmaron el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto Armado.

El documento fue suscrito en Cartagena, en presencia del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y los presidentes de más de diez países.

El primero en firmar fue el jefe de las Farc, Rodrigo Londoño. Luego lo hizo el presidente Juan Manuel Santos, quien, vestido de traje blanco informal, tomó el balígrafo dorado, hecho con un casquillo de bala de fusil usado en el combate, observó la página por un instante y estampó la rúbrica. Levantó el balígrafo y lo mostró al público. “Las balas escribieron nuestro pasado, la educación escribirá nuestro futuro”, tenía inscrito el balígrafo. Era el momento que tanto habíamos esperado. El momento que muchos temíamos que no nos alcanzara la vida para poderlo presenciar.

Minutos antes, el presidente había ingresado a la tarima por una puerta cerrada que abrió con una llave que le entregó una niña. Lo hizo así para significar que la puerta de la paz estaba abierta, que no había perdido la llave de la paz y no la había lanzado al fondo del mar.

Para llegar a este lugar, el jefe de Estado caminó desde el centro de convenciones, acompañado por un grupo de niños y por los distintos mandatarios, garantes y negociadores. De modo que junto con él entraron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; el canciller de Noruega, Borge Brende; el Rey emérito de España, Don Juan Carlos; el jefe de las Farc, Rodrigo Londoño; los 14 presidentes visitantes y, por supuesto, los equipos negociadores del Gobierno y las Farc.

Eran las cinco de la tarde del lunes 26 de septiembre de 2016. El momento histórico transcurría en la tarima principal de la explanada de San Francisco, frente al centro de convenciones de Cartagena, la ciudad heroica, la amurallada del caribe colombiano, pletórica de vida colonial y leyendas de piratas, convertida ahora en la ciudad de la paz.

Allí aguardaban de pie, al fondo, los 1.074 periodistas y camarógrafos acreditados para cubrir el evento, y, frente a la tarima y en los costados, los 2.500 invitados especiales, entre ministros, congresistas, expresidentes, jerarcas eclesiásticos, magistrados, jueces, campesinos, empresarios, indígenas, afrodescendientes, artistas, sindicalistas, educadores, representantes de las iglesias, defensores de derechos humanos, dirigentes de movimientos sociales y cientos de víctimas del conflicto interno, que habían llegado a bordo de tres aviones, sentados los unos junto a los otros, en un abanico representativo de la riqueza, la diversidad y el talento de Colombia.

El Secretario General de la ONU elogió la valentía de los colombianos por el Acuerdo de Paz, anunció que las Naciones Unidas seguirán ofreciendo todo su apoyo al mismo, invitó a darle la bienvenida a la paz y a que todos los sectores del país se unan en torno a la construcción de un destino promisorio. “Ustedes pueden mirar el futuro con mucho optimismo” y “pasar la página” del conflicto, expresó. Consideró que el Acuerdo es una luz para un mundo convulsionado.

El jefe de las Farc, por su parte, evocó la Cartagena que describe Gabo en sus libros, ratificó que harán política sin armas y pidió prepararnos todos para desarmar las mentes y los corazones. Durante su discurso se registraron dos momentos emotivos. Cuando dijo: “En nombre de las Farc-EP, ofrezco sinceramente perdón a todas las víctimas por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra”. Hubo aplausos y lágrimas de las víctimas.

Londoño terminaba su discurso. Hablaba de las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia. En ese momento surcó el aire un avión de combate de la Fuerza Aérea, con su característico sonido de turbinas. Todos miraban la aeronave, que se alejó en dirección al mar. Entonces Rodrigo Londoño dijo: “Gracias a Dios, no venían a descargar bombas, sino a saludar la paz”.

Al pasar el presidente Santos al atril, le confirmó que era así. “Efectivamente, venían a saludar al paz”, dijo. Acto seguido, el Jefe de Estado inició su intervención citando el coro del Himno Nacional. “Oh, gloria inmarcesible, oh júbilo inmortal, en surco de dolores el bien germina ya, la paz germina ya”.

El mandatario también evocó a Gabo, del que dijo era el artífice de muchos intentos de paz y el gran ausente en este logro final. Habló de la Cartagena de San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos, el precursor de los derechos humanos. La Cartagena que resistió mil asedios y que hoy se convierte en la ciudad de la paz.

You may also like

Dejar comentario

Adblock Detected

Apóyenos desactivando la extensión AdBlocker de sus navegadores para nuestro sitio web.