Home Archivo Frente al misterio del amor

Frente al misterio del amor

por Redacción BL
El amor no es desconocido. Pero no se indica esto cuando se habla de su “misterio”. Todos conocemos algo del amor. Nos enamoramos, sufrimos, perdonamos, peleamos… tenemos amigos verdaderos y otros que nos ilusionan, dejándonos traicionados. 
 
El amor es muy cercano a la realidad de nosotros: a nuestra misma piel. La popular expresión “hacer el amor” nos indica una cercanía, una práctica, una inmediatez muy evidente. Y es todavía más claro, sobretodo en el acto sexual, donde hay muchísimo más que un ejercicio físico cuando se hace el amor. Cuando toda la piel está de fiesta, vibrando, sintiendo, está claro que algo así hermoso no puede ser superficial. No puede ser lo mismo que una gimnasia. 
 
Esta realidad es tan profunda que merece ser calificada como “misterio”: algo tan profundo que nunca terminaremos de descubrir y conocer. Los que creen en una divinidad, reconocen que ella misma está necesariamente involucrada en algo tan universal: sea un dios de poder y venganza (que no ama) o sea un dios humano y sencillo, que nunca deja de amar a la vida (como lo hemos conocido en Jesús de Nazaret). 
 
Tan necesario hasta para el mismo Dios, el amor corresponde a todo lo que vivimos. Hay realidades pesadas en la vida de cada uno: enfermedades, accidentes, dificultades, duelos… A veces no sabemos cómo enfrentar estas circunstancias. Luchamos, buscamos remedios, huimos… y parece que nada funciona, que la vida desaparece sin remedio frente a estos acontecimientos. 
 
Queremos la vida, y el deseo de gozar siempre de ella merece no rendirse frente al mal. El misterio del amor, la profundidad infinita de esta capacidad humana, nos sugiere, como remedio a cualquier mal, este chance: amar. En la fe católica, el papa Francisco subraya, en su mensaje a los enfermos, toda la fuerza de vida que podemos descubrir: “La fe en el Dios bueno se convierte en bondad, la fe en Cristo Crucificado se convierte en fuerza para amar hasta el final y hasta a los enemigos. La prueba de la fe auténtica en Cristo es el don de sí, el difundirse del amor por el prójimo, especialmente por el que no lo merece, por el que sufre, por el que está marginado”.
 
Frente al misterio del amor somos todos iguales. Todos conocemos algo y todos tenemos que aprender. Frente al misterio del amor necesitamos de los demás. Son ellos los que nos permiten salir de nosotros, vencer el egoísmo, gozar de una vida más amplia y hermosa. Desde la piel hasta el corazón, el verdadero amor nos salvará. 

You may also like

Dejar comentario

Adblock Detected

Apóyenos desactivando la extensión AdBlocker de sus navegadores para nuestro sitio web.