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Hasta con glifosato estarían acabando con palma de cera en Tolima

por Redacción BL
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Hasta con glifosato estarían acabando con palma de cera en Tolima

Una masiva tala de bosques de palma de cera, especie declarada en 1985 árbol insignia de Colombia, fue detectada recientemente en Toche, un corregimiento del municipio de Ibagué en límites con Cajamarca, Tolima. Hasta glifosato se estaría utilizando para debilitar la planta.

Habitantes de esa región cercana a Salento, Quindío, defensores del medio ambiente y turistas que la visitan, alertaron a las autoridades para que frene la tala indiscriminada y así proteger esa planta que abunda principalmente en la vereda Alto de Toche, zona bordeada por el afluente Tochecito y cercana al volcán Machín.

Lo cierto es que inescrupulosos y personas que llegan de otras regiones, serían responsables de jornadas de tala y quema de la palma con el fin de ampliar la frontera agrícola y ganar espacios para la siembra de arracacha, un producto apetecido por los colombianos.

La afectación se ubica en el perímetro de la reserva forestal central y está destinado principalmente para fines de conservación de la cobertura vegetal.

Robinson Mejía, presidente del Comité Ambiental de Cajamarca, afirmó que se trata de una problemática que afecta directamente a uno de los bosques más representativos del país, rico en producción de agua y en diversidad de aves.

«Ha habido tala para abrirle campo a la siembra de arracacha»
, dijo Mejía y, al tiempo, solicitó no satanizar el cultivo de arracacha toda vez que Ibagué y Cajamarca figuran entre los mayores productores.

«Cada año, tan sólo Cajamarca produce más de 100.000 toneladas de arracacha que se cultiva en zonas diferentes a esta y ese es un producto del que derivan su sustento miles de familias»,
dijo y, como salida, propuso a las autoridades ambientales buscar sitios o extensiones de tierra en los que la siembra del producto no afecte el ecosistema de alta montaña.

Agrega que, con ocasión del proceso de paz, los grupos violentos salieron de la zona de Toche, y «recientemente algunas familias llegaron cultivar en esas tierras descansadas y fértiles».

La situación fue conocida por la Corporación Autonóma Regional del Tolima (Cortolima) que asumió el problema y envió a la zona técnicos y expertos para determinar los daños ambientales.

«Se encontró que se está produciendo el volcamiento natural de las palmas de cera para dar paso al cultivo de arracacha», afirmó Fernando Borja, directivo de Cortolima.

«La afectación es grande por la aplicación de agroquímicos, práctica que va degenerando la especie forestal hasta lograr su desprendimiento total», agregó el funcionario.

La afectación se ubica en el perímetro de la reserva forestal central y, según el Plan de Ordenamiento Territorial de Ibagué, en el lugar donde se encuentran los cultivos de arracacha, el uso del suelo está destinado principalmente para fines de conservación de la cobertura vegetal.

El Plan de Ordenamiento también establece en ese lugar como uso prohibido la minería, reforestación comercial y explotación agropecuaria intensiva, aprovechamiento forestal comercial, industrial, urbano y suburbano, entre otros.
Como acción inmediata derivada de una visita técnica a la zona, Cortolima inició proceso sancionatorio contra dos personas que adelantaban en un predio de la vereda Alto de Toche labores mecánicas de preparación del terreno para el cultivo de arracacha.

«Se ordenó de manera preventiva la suspensión inmediata de la actividad agrícola y que los presuntos infractores planten 2000 palmas y se encarguen de su mantenimiento durante 3 años», aseguró la Corporación Ambiental.

También señaló que, luego de una visita técnica practicada el 4 de febrero por funcionarios de la subdirección de Calidad Ambiental, «se corroboró que, además, en la preparación del terreno se aplicaba glifosato, agroquímico que debilita el sistema radicular de las palmas de cera, lo que causa el volcamiento de nuestro árbol nacional».

Como la idea es detener la tala de este árbol insignia de los colombianos, la entidad realizará visitas de verificación a sectores aledaños pues se cree que extensas zonas podrian estar corriendo la misma suerte de los bosques de palma de cera en Toche.

Pese a las medidas, el ingeniero forestal, Luis Carlos Hernández, considera que la situación para esa especie es grave y pide a las autoridades ambientales acciones claras de protección.

«Por su prolongada longevidad se cree que allí aún existen plantas de palma desde cuando Simón Bolívar recorrió esas montañas a comienzos de 1830», aseguró el ambientalista.

Señaló que, así no existan talas ni quemas, la regeneración natural se pierde pues, con el solo hecho de sembrar arracacha u otro producto alrededor de la palma, la semilla no germina y se pone en peligro su regeneración natural.

«El problema de la tala se presenta porque, desafortunadamente, los dueños de los terrenos arriendan, para que otros cultiven en estas zonas de protección a la que pocos colombianos conocen», señaló el líder ambiental y propuso intensas campañas de concientización y respeto por la especie, así como el pago a los campesinos por servicios ambientales.

Luis Carlos Hernández denunció que la tala también golpea o pone en peligro especies de aves como el loro orejiamarillo cuyo repoblamiento en esa región ha sido exitoso desde hace 20 años.

En medio de la discusión, algunos campesinos y dueños de fincas quisieron bajarle el tono a la problemática y afirmaron que «no se trata de una tala del bosque, sino que las palmas se han venido cayendo debido a su longevidad y porque nadie las cuida».

«Cortolima sólo viene a sancionar, y lo que debería hacer de la mano con otras entidades y alcaldías, es ofrecer incentivos económicos y tierras para que los cultivos de arracacha y la ganadería se trasladen a otros lugares retirados donde no afecte la palma», dijeron campesinos, quienes consideran que «la tala no es masiva como se viene denunciando, pues los cultivos se hicieron en tan sólo dos predios».

Al corregimiento de Toche, compuesto por las veredas Alto de Toche, Quebradas, Alisal Santa Rita y Coello San Juan, donde viven unas 1000 personas, se ingresa por Ibagué y preferiblemente por Cajamarca pues por allí el recorrido en carro es de una hora.

FABIO ARENAS
Para EL TIEMPO
IBAGUÉ

Fuente de la Noticia

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