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Para que nuestros hijos sean excepcionales, debemos permitirles experimentar “niveles óptimos de frustración”. Es nuestro trabajo amarlos apoyarlos a través de sus esfuerzos, pero también debemos evitar resolver los problemas por ellos.
Necesitamos prepararlos con el conocimiento de que las batallas y los fracasos son grandes maestros que les ayudan a convertirse en personas más fuertes y más exitosas. Es importante que les ayudemos a superar los bloqueos emocionales que enfrentarán, bloqueos que les harán tener pensamientos de insignificancia y les crearán limitaciones auto impuestas. Debemos enseñarles a ponerse estándares altos y a nunca disculparse por vivir para alcanzarlos. Nuestro objetivo como padres debe ser motivarlos para pensar en cosas grandes, para no esperar menos que lo mejor, para ser valientes y lo más importantes, para ser amables.
1. Trabajo en equipo
Para ser exitosos, nuestros niños deben entender el valor de los otros en su vida. Debemos enseñarles que las relaciones exitosas, sanas y alentadoras son fundamentales para la felicidad y el éxito. Debemos motivarlos a involucrarse en actividades extracurriculares y darles tareas y responsabilidades en casa para que el trabajo en equipo sea parte del repertorio de habilidades que tengan en la vida.
Y es importante que nosotros también nos involucremos en sus vidas, porque esto nos da la oportunidad de poner los estándares para el trabajo que deben cumplir dentro y fuera de casa. Estos estándares que nosotros pongamos deben ser retadores, pero alcanzables. Haciendo esto les enseñamos a ser un activo valioso en cada ambiente del que son parte. El valor del trabajo en equipo evita que nuestros hijos sean presumidos o egoístas. Debemos ayudarles a entender que solos no llegarán lejos en la vida. Nuestro objetivo debe ser mostrarles que unir fuerzas con otros mejora el poder personal y eleva el éxito de todos.
2. Cuidado personal
El poder personal y la autocomplacencia no pueden co existir. Debemos educar a nuestros hijos para dedicar tiempo y energía cuando sea necesario para asegurarse de que todas las áreas de lo que tienen que lograr estén siendo atendidas.
Se merecen tener tiempo para trabajar y tiempo libre en el que puedan darse un minuto para libres de responsabilidades. La forma más fácil de balancear el trabajo y la diversión para nuestros hijos es pedirles que pongan sus responsabilidades primero, y el juego después. Este valor les ayuda a administrar sus vidas de una forma altamente efectiva. Poner el tiempo libre en segundo lugar les permite no ser molestados con responsabilidades mientras están jugando, porque ya las habrán terminado. Cuando le enseñamos a nuestros hijos a poner sus estándares altos en todas las áreas de sus vidas pueden entender cómo el trabajo duro tiene como recompensa el tiempo libre y vice versa.
3. A ver posibilidades donde otros sólo ven problemas
Cuando le enseñamos a nuestros hijos a ver sus retos con la creencia de que van a solucionarlos los motiva a involucrarse en el proceso creativo de examinar y crear rutas alternativas para subir esa montaña. Ser una persona enfocada en soluciones los salvaguarda de pensamientos derrotistas. Es nuestro trabajo enseñarles que si no pueden encontrar una solución, deben abrir su mente, buscar consejos e intentar nuevas ideas hasta que las barreras vayan cayendo y solucionen su problema. Cuando les enseñamos esto nuestros hijos aprenden que la vida está llena de posibilidades y que cuando son persistentes y consistentes tanto en pensamiento como acciones, los problemas se solucionan. Cuando la solución es el enfoque, les enseñamos la importantísima habilidad de girar alrededor de un problema cuando sea necesario.
4. Motivación
Para que nuestros hijos crezcan su poder personal, debemos criarlos dentro de una mentalidad de motivación enseñándoles a monitorear, evaluar y ajustar de manera consistente el trabajo y la actitud que tienen para mantenerlos alejados de creencias saboteadoras que puedan llevarlos a la complacencia, a pasar demasiado tiempo en sus electrónicos o cualquier otro bloqueo que interfiera en el camino hacia vivir bajo sus altos estándares.
Una de las mejores formas de mantener motivados a nuestros hijos en enseñarles a escribir las cosas que quieren lograr como método par definir sus objetivos y el camino que quieren tomar. La motivación, la validación y el apoyo debe ser consistente en nuestra educación. Nuestros hijos quieren llenar nuestras expectativas y nuestro reconocimiento de su esfuerzo suele ser su mejor recompensa.
5. Administración de su tiempo
Uno de los valores más importantes que podemos enseñarle a nuestros hijos es “el poder del ahora.”
El éxito está profundamente arraigado en tener habilidades excepcionales de administración del tiempo. Debemos enseñarle a nuestros hijos a hacer las cosas más importantes primero. Lo normal es querer evitar el estrés, pero si les enseñamos a sacar sus pendientes más estresantes primero, el resto de las cosas que hagan serán mucho más fáciles.
Cuando nuestros hijos se atoran en tareas no urgentes, los aleja de las cosas importantes que requieren su atención. También es importante enseñarles a llegar a tiempo a todos sus compromisos. A nadie le gusta lidiar con gente impuntual. Debemos enseñarles a entender que llegar a tiempo hace que los demás los respeten y que sientan que son personas en las que se puede confiar.
6. Aceptar su responsabilidad
Para que nuestros hijos sean y se sientan exitosos debemos enseñarles a entender que independientemente de lo que pase en su vida o en su carrera, el mejor camino a seguir siempre será haciéndose responsables de los resultados, positivos o negativos, que resulten de sus esfuerzos. Si cometen un error debemos alentarlos a ver ese error como una experiencia de aprendizaje que ellos crearon para sí mismos. Debemos ayudarlos a examinar lo que necesitan cambiar para evitar cometer el mismo error en el futuro.
Hacerse responsables le permite a nuestros niños a aprender el valor de la humildad y a ser lo suficientemente flexibles en sus pensamientos para cambiar su enfoque las veces que sea necesario. Debemos enseñar a nuestros hijos a creer que el verdadero poder está en entender que es error les hizo un regalo mayor que lo que les quitó. Es de sus errores de donde surgirán todas las nuevas direcciones que vayan a tomar. Es importante que nuestros hijos entiendan que un liderazgo poderoso no tiene que ver con el ego sino con la humildad y las ganas de aprender.
7. Amabilidad
No hay valor más grande que podamos enseñarle a nuestros hijos que el valor de la humildad. Ser amables no hará que nuestros hijos sean dejados, sino que los hace personas con clase y buen carácter.
Debemos enseñar a nuestros hijos que todas las personas son valiosas y que se puedan dar buenas y malas noticias a los demás con gracia. Debemos enseñarles a ser amables con ellos mismos, porque nuestros hijos pueden ser muy duros cuando las cosas se ponen difíciles. Cuando somos amables con los hijos, les enseñamos a creer que los vemos como personas valiosas. Cuando ellos creen que los consideramos valiosos, aprenden a valorarse a sí mismos. Su creencia en su valor personal los pone en el camino de vivir sus vidas con sentido sólido de confianza en quiénes son y lo que tienen para ofrecer. Como padres queremos crear un ambiente emocional de amabilidad que sea contagioso hacia los niños que estamos criando. La amabilidad llevará a nuestros hijos mucho más lejos que cualquier otra cualidad humana.
