Hay situaciones que consideramos como expresión de una realidad politica de izquierda: la oposición en las calles, el sujeto débil enfrentando a procesos penales que el dueño poderoso maneja a su gusto, las guerrillas…
Pero a veces nos enteramos que estos mismos asertos aparecen igualmente cuando es la izquierda que manda y de hecho es la realidad contraria la que se expresa con dichas actitudes: en las calles, en los procesos injustos y hasta en el enfrentamiento armado.
Por hacer un ejemplo de como ciertas cosas se voltean, es cierto que en la Repubblica Popular China el que manda es un partido de izquierda (el comunista es el unico partido existente). Tan poco hay duda que desde el 1978 el sistema economico chino se desarrolló con una reforma que tiene todo el carácter del proceso capitalista, donde los ricos siguen siendo aún más ricos y los pobres, más pobres.
El partido comunista chino manda en el gobierno, manda en las privatizaciones, maneja las propiedades y todos los poderosos que cabalgan esta “tigre” economica no tienen cara de ser muy solidarios con los obreros o los campesinos.
Parece que cualquier ideologia, cuando llegue al poder, se olvida pronto de tantos valores, más o menos revolucionarios, y solo quiere atraparse, de cualquier manera, a todas las ganancias que el mismo poder le permite.
El manejo absoluto del poder genera realidades paradójicas, así que el partido comunista chino evoluciona liderando un proceso capitalista y el presidente Maduro se ve más sentado a derecha que Leopoldo López.
¿Quien nos salvará?
No parece que estamos en una temporada favorable para un soñado libertador. Nos quedaría suficiente que todos los que actúan en cualquier gobierno, sean de izquierda o de derecha o de donde sean, nos permitan a todos diversidad y libertad y que a todos (empezando con ellos mismos) exijan la responsabilidad.
