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Pandilleros colombianos buscan su redención en la música y la cocina

por Redacción BL
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En las barriadas pobres de Buenaventura, el principal puerto colombiano del Pacífico bajo control de bandas narcos, jóvenes pandilleros y mujeres negras desplazadas se capacitan en música, danza y cocina, en un intento por alejarse del conflicto.

En las barriadas pobres de Buenaventura, el principal puerto colombiano del Pacífico bajo control de bandas narcos, jóvenes pandilleros y mujeres negras desplazadas se capacitan en música, danza y cocina, en un intento por alejarse del conflicto.

María Mina, una matrona de 67 años de edad, llegó hace seis años a Buenaventura -la segunda ciudad colombiana con mayor recepción de desplazados por la violencia, unos 70.000 según la ONU- huyendo del conflicto armado de su natal Juradó, en la selvática frontera entre Colombia y Panamá.

«Allá mataron a mi esposo. Me vi forzada a salir huyendo junto a mis cinco hijos. Llegué a Buenaventura y para sobrevivir comencé a preparar comida en puestos ambulantes. Mis clientes pasaron la voz y ahora mi sazón se conoce hasta en Bogotá», dice.

María hace parte de la Red Nacional de Mujeres Afrocolombianas ‘Kambirí’, una organización que agrupa a 7.000 mujeres negras que habitan el Pacífico colombiano y que hacen parte de población desplazada por la violencia.

La principal actividad de esta agrupación es la promoción de microempresas.

Gracias a ‘Kambirí’ (que en un dialecto de la región derivado del swahili significa ‘te acogemos a nuestra familia’) la mujer pasó de tener un modesto puesto callejero de comida a una microempresa donde dicta clases de gastronomía y surte de recetas a exclusivos restaurantes de la capital colombiana.

Un destino similar busca Veneranda Ruiz, de 72 años, experta en la preparación de cocteles, licores, jugos y otras bebidas con frutos y vegetales originarios de la zona pacífica.

Con sugerentes nombres como ‘Arrechera’, ‘Tumba-catres’, ‘No-te-me-resistas’ y ‘Acuéstate-conmigo’, la mujer tiene 130 recetas para la preparación de las exóticas bebidas. Gracias a un curso que recibirá de una universidad local, esta mujer analfabeta confía exportar su producto a Panamá y Ecuador.

«Gracias a recursos de cooperación internacional buscamos que unas 7.000 mujeres de 23 municipios colombianos profesionalicen sus conocimientos y destrezas. La idea es que lo que saben hacer muy bien también les resulte rentable», dijo a la AFP la ministra de cultura, Paula Moreno, a cargo de la coordinación en la recepción de fondos y su ejecución.

«Ello no sólo les permite a ellas conseguir recursos, sino también al país conservar su memoria histórica, fortalecer el legado cultural y permitir a las nuevas generaciones aprender de sus costumbres ancestrales», añadió la funcionaria.

Dentro de esta red de mujeres están otras dedicadas a la artesanía, los cantos, danzas y bailes autóctonos. Así como las llamadas ‘platoneras’, que llevan sobre sus cabezas, bandejas o ‘platones’ con los productos que venden.

«Con el apoyo que estamos recibiendo ahora sí nos sentimos parte de un país, parte productiva de una comunidad. Todas llegamos a Buenaventura con un nombre distinto pero con un apellido común: «desplazado», que es sinónimo de «relegado». Ahora logramos el estatus de ‘persona'», reflexiona Luz Mina Gutiérrez, coordinadora de la red de mujeres desplazadas.

La experiencia también está siendo aplicada entre jóvenes pandilleros de barriadas pobres de Buenaventura y de Cali. «A ellos les atrae la música y el baile. Buscamos que lo profesionalicen», dijo Moisés Medrado, director de poblaciones del ministerio de Cultura.

El programa ha dotado a un centenar de jóvenes de instrumentos musicales, y equipos de grabación. Varios de estos grupos ya tienen discos compactos y otros hacen presentaciones públicas.

«Antes el respeto me lo daba una metra (metralleta). Pero mostrando mi arte, moviendo mi cuerpo, cambié el miedo por admiración. Y aunque sé que no es mucho lo que reciba en dinero, por primera vez me siento bien conmigo», reflexiona el bailarín Milton Mosquera, de 17 años y miembro del grupo de Hip Hop ‘Los Chavos’.

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