Paraguay obtuvo su primera medalla en 16 años

Cuando uno nacía, el otro hacía su primer intento en la competencia continental más grande. Esteban, con 19 años, cruzó la frontera y viajó hasta la ciudad costera argentina para disputar su primer Panamericano. Nicolás tenía, apenas, unos meses de vida.

 

En Mar del Plata 1995 la cosecha albiroja fue generosa, si se tiene en cuenta lo posterior:una presea plateada y dos de bronce.

 

Después llegó Winnipeg 1999 (Canadá). Pero todo se complicaba, no sólo para el squashista, sino para todos los atletas de su país: no había medallas a la vista. Quizá sería en Santo Domingo 2003 (República Dominicana). Tampoco.

 

En Río de Janeiro tenía que ser. Casarino tendría que poder. Pero no, con 31 tuvo que esperar cuatro años más. En cambio, su país pudo esbozar una sonrisa, porque el seleccionado de fútbol sala terminó tercero. Pero en la tabla no se contaría el logro,porque la disciplina fue sólo como exhibición. El cero se mantuvo.

 

Pero en Guadalajara Paraguay cambió su suerte. El lunes, Esteban y Nicolás se amargaron cuando perdieron en semifinales ante los posteriormente campeones, Arturo Salazar y Eric Galvez de México. Pero antes, en cuartos, se habían asegurado el bronce tras vencer a la dupla colombiana.

 

Cuando se le consultó a Casarino qué sentía por el logro obtenido, contestó: "Me siento feliz, la verdad que llevo mucho tiempo participando de estos Panamericanos, ya que arranqué en el año 95 y esto que estoy viviendo ahora es un sueño hecho realidad.Porque subir al podio en un evento de esta envergadura es realmente complicado, pero lo pudimos lograr con juego y temperamento".

 

También se refirió a su joven colega: "Es aquí donde quiero hacer una mención especial a mi compañero Nicolás Caballero, quien con tan solo 16 años se tuvo que bancar toda la presión y la responsabilidad de sacar una victoria adelante, realmente se portó de maravillas, demostrando que no le debe nada a nadie y que es un gran jugador".

 

El, aún, adolescente no se quedó atrás y sacó pecho, se sintió parte del logro y dijo: "Es algo impresionante que con mis 16 años suba al podio en un evento de esta naturaleza, donde por primera vez estoy presente, sinceramente es algo maravilloso, es lo mejor que me pudo haber pasado".

 

Como si estuviera en un concurso televisivo, se le consultó para quién iba dedicado el logro, y él respondió: "Primero aquí a la gente que quiero y después a mi familia". A esa misma madre y a ese mismo padre, que mientras Esteban le pegaba duro con la raqueta a la de caucho, cuidaban al pequeño Nicolás.