La ciudad de Buenaventura se encuentra nuevamente en vilo ante la amenaza de un recrudecimiento de la violencia, luego de que el grupo delincuencial conocido como Los Espartanos anunciara su retiro de la mesa de diálogos de paz con el Gobierno nacional. Este anuncio, realizado en un comunicado emitido el miércoles 6 de marzo, resalta tensiones latentes entre grupos armados en la región.
En el comunicado, Los Espartanos denuncian una serie de incumplimientos por parte de los Shottas, la otra facción en los diálogos de paz, incluyendo presuntas alianzas con grupos externos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Los Espartanos afirman haber respetado el proceso de paz y haber cumplido con los acuerdos establecidos en las negociaciones, mientras que acusan a los Shottas de no hacer lo mismo.
La situación se agrava con las acusaciones de los Espartanos hacia elementos de la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional, a quienes acusan de favorecer a los Shottas y de perseguir a los miembros de su grupo. Estas acusaciones incluyen operativos de captura en áreas controladas por Los Espartanos, con supuestos montajes para incriminar a sus integrantes.
La decisión de Los Espartanos de retirarse de las negociaciones se basa en la percepción de que los Shottas cuentan con el respaldo de la justicia, lo que impide el avance de procesos legales contra ellos y favorece la dilatación de la resolución de conflictos. Esta situación, según Los Espartanos, hace que las negociaciones sean una «pantomima» y pone en riesgo la estabilidad en Buenaventura.
Hasta el momento, los Shottas no han respondido a las acusaciones de Los Espartanos, y la población de Buenaventura teme un aumento en la violencia en el municipio, que ya ha sufrido las consecuencias de la guerra urbana entre bandas delincuenciales. La extensión del pacto de no agresión entre los grupos, inicialmente programada hasta el 5 de mayo, ahora se ve amenazada, generando incertidumbre y preocupación entre los habitantes del principal puerto de Colombia.
