Redacción BL
Cada miembro de la familia pertenece por igual al sistema familiar:
Cada familia tiene un sólido vínculo interno, con independencia de la apariencia de desunión externa. Todos tienen el mismo derecho a pertenecer a su sistema familiar y todos en la familia merecen atención. Si alguien en la familia es excluido o expulsado, será representado por un miembro nacido con posterioridad que cargará con un destino similar.
La muerte temprana de un miembro de la familia tiene poderosos efectos en todo el sistema familiar:
La muerte de una persona, especialmente si es muy joven, tiene una gran influencia en todo el sistema. Los hermanos del fallecido mostrarán una inclinación a morirse, debido a las conexiones con el hermano fallecido. Esto se expresa con la frase: “Yo te sigo”. Si esta carga pesa sobre un hermano que después tiene hijos, estos sentirán “ese peso” y querrán aliviar al padre/madre. Esto se expresa con la frase: “Mejor yo que tú”. Esta tendencia a morirse puede manifestarse a través de conductas o actividades peligrosas o enfermedades (practicar deportes peligrosos, abusar de las drogas,…).
Los hijos cargan con los sentimientos de otros miembros de la familia:
Esto sucede de dos formas: a) Comparten los sentimientos de otros miembros de la familia (como si ayudaran a llevar sus sentimientos); y b) cargan con sentimientos no expresados. Por ejemplo, cuando una abuela sumisa es abusada físicamente por su marido, con frecuencia, una nieta se muestra enfadada con su marido sin ninguna razón. En la constelación familiar se muestra claramente que la nieta “arrastra” la rabia de la abuela.
Los hijos son leales a sus padres (padre y madre):
Los hijos muy pocas veces, si alguna, se atreven a vivir una vida más feliz o más plena que las de su madre y su padre. Desde la lealtad a sus padres repiten errores y destinos similares.
Existe un orden o rango al que hay que prestar atención:
Existe una jerarquía en función del orden de llegada: quien nace primero o llega primero a la familia, por ejemplo un compañero, ocupa el primer lugar, y los demás siguen en orden cronológico. El hombre ocupa el primer lugar en la familia, pero trabaja al servicio de la mujer. Los padres son quienes dan y los hijos quienes reciben.
Este orden no ha sido extraído de la tradición, la cultura o la religión, sino que es fruto de la observación fenomenológica. Es muy importante observar y prestar atención a estos órdenes sin hacer juicios o valoraciones.
