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La vida es como un partido de fútbol. Cuando se pierde el partido, algo es perdido para siempre. No hay nada que hacer. Así es la vida: hay realidades, oportunidades, momentos, que no van a regresar. Si los hemos perdidos, mal vividos o evitados, ya no hay nada que hacer.
Lo mismo que el partido de fútbol: la vida es una realidad compleja. No se puede reducir a un episodio, a una falta, a un descuido: hay mucho más. Esta es una consideración importante, que nos permite descubrir siempre algo precioso, en las victorias como en las derrotas.
Las derrotas nos enseñan. Nos hacen descubrir las realidades más importantes en la vida. No solo al lado de lo que ocurrió (perdimos un partido, pero jugamos bien), sino entre las diferentes realidades de nuestra existencia (gozos y problemas de la vida real: comida, fiestas, impuestas, trabajo, nacimientos, muertes, casa, enfermedades, sanaciones, oportunidades, peleas, encuentros, relaciones…).
Mucho más que un partido de fútbol, la vida esta constituida de belleza, profundidad y gozo. Hay que aprender a vivir de manera que todo esto nunca se pierda. Frente a una derrota, no debemos olvidar todo lo bueno que hemos disfrutado, gozado, festejado. Es una riqueza que no se queda solo en la memoria, sino en la piel, hasta en las vísceras. Donde lo hemos vivido, ahí se queda guardado, como el tejido de una existencia enriquecida.
Esperamos que el gran gozo mundialista (junto al lamento para la derrota brasileña) pueda dejarnos a todos (colombianos nativos y “adoptivos”) unas enseñanzas que nos permitan reconocer profundidad y belleza en la vida cotidiana. Cuando reconocemos raíces profundas en nuestras existencias, guardamos un tesoro precioso que nadie nos robará: ni la FIFA, ni la injusticia arbitral, ni un jugador de brasil (sobretodo aquello a que hemos descuidado de marcar), ni los malos o los violentos, ni la misma muerte.
Aprendamos a jugar a fútbol, mirando a nuestros campeones (que nos enseñaron también a bailar “salsa choke”). Aprendamos a vivir mejor, juntos a nuestros hijos (famosos o desconocidos): el partido mas importante, lo de la vida, se juega más que todo afuera de la cancha.
