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Como anticipó Infobae América, las ausencias de Chávez y Morales y las demoras de Correa y Piñera empujaron a la cancelación del encuentro entre mandatarios. Sólo habrá una reunión formal a nivel de ministros y no se nombrará al sucesor de Néstor Kirchner
Crédito foto: Charly Díaz Azcué
La XX Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno prometía ser el marco de múltiples frentes de batalla diplomáticos. Chávez había organizado un acto para criticar a los EEUU por las filtraciones de WikiLeaks. Unasur discutiría las candidaturas para reemplazar a Kirchner en la secretaría general del organismo. El presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, se vería cara a cara con Cristina Kirchner luego de que trascendieran las críticas de funcionarios españoles al gobierno argentino. Laura Chinchilla, de Costa Rica, regañaría al nicaragüense Daniel Ortega por su disputa fronteriza.
No habrá nada de eso. Chávez canceló su viaje para atender las inundaciones que azotan a Venezuela. Rodríguez Zapatero se quedó en Madrid para dar curso a una serie de medidas económicas contra la crisis económica. Ortega prefirió evitar el choque frontal con la comitiva costarricense y se ausentará. Evo Morales también pegó el "faltazo" y argumentó que quiere recuperarse de una intervención quirúrgica en la rodilla. La celebración de la sesión extraordinaria de Unasur que los presidentes sudamericanos celebrarían al margen de la Cumbre perdió sentido y fue suspendida a último momento.
El premio consuelo será una encuentro de cancilleres en la que no se avanzará ni un paso en la designación del próximo secretario general. El espinoso tema se discutirá el próximo 17 de diciembre, en la localidad brasileña de Foz do Iguaçu, cuando se reunirán los presidentes del Mercosur y países asociados. Colombia y Venezuela habían anunciado que impulsarían a sus propios candidatos en Mar del Plata, pero la ausencia de la mayoría de los referentes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) dejaba a Caracas en desventaja frente a Bogotá.
"¿Para qué vinimos?", se preguntaba una periodista italiana. La sensación entre los cronistas y organizadores del evento es de frustración y "aburrimiento". Uno de los pocos asuntos en agenda que queda en pie es el motivo por el que fue convocada oficialmente la Cumbre: la firma de un proyecto para invertir U$S 100 mil millones de dólares hasta 2021 en un plan de "educación para la inclusión social". El compromiso para suscribir el acuerdo fue asumido hace meses y hay poco que discutir. Con o sin intención, los presidentes dejaron pasar una chance de poner a prueba la solidez de la diplomacia regional.
