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una paradoja nos salvará

por Redacción BL
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Cuando se habla de inclusión, para las personas en situación de discapacidad, es fácil ocuparse, finalmente, de algo concreto. Algo efectivamente muy concreto como: baños, escaleras, puertas, andenes, transportes y, sobretodo, del sistema de salud que no funciona.
 
A veces la charla se demora en asuntos que expresarían una efectiva atención y un respeto incluyente para las personas en situación de discapacidad. Ejemplo: se comenta que los baños en sitios públicos tendrían que ser accesibles a personas con silla de rueda y proveídos con accesorios (agarraderas, soportes…). Es verdad. Los derechos de las personas en situación de discapacidad exigen esta atención. Pero, siendo muy practico el tema de los baños, a considerar una situación real en ciudades como Buenaventura (Valle), hay que enterarse que a veces tampoco existen los baños en lugares públicos, o no funcionan, o son demasiado sucios ya que no hay quien los limpie. 
 
¿Y ahora que? 
 
Las personas en situación de discapacidad no pueden, en general, encontrar fácil remedio al descuido de los lugares públicos o a la vulneración de los derechos fundamentales. Sus existencias  tienes dificultades complejas y no pueden apañarse frente a las malas condiciones que la sociedad produce y aguanta. Así que no tienen muchas opciones: a estas personas les toca luchar, pedir, demandar, presentar acción de tutela… 
 
El tema aparece como paradójico, pero resultaría que son las personas más débiles y necesitadas, las que más podrían favorecer un desarrollo, un cambio, un crecimiento, una mejoría… Siendo apretadas, frente a necesidades vitales, sin el debido cuidado del estado, las personas en situación de discapacidad difícilmente alcanzan a disfrutar del poder de amenazar o actuar con violencia;. Prácticamente se quedan con dos solas opciones: aguantar en perpetuo o promover sus derechos con equidad y justicia. 
 
¿Será que las personas en situación de discapacidad favorecerán para todos una vida mejor? Lo esperamos con todo el corazón. Entretanto, luego de esperar que sean los demás (gobierno, alcaldes, entidades caritativas…) a favorecernos la vida, queda más seguro empezar nosotros mismos a mejorarla. Esta ya es una gran ganancia, impagable. 
 
Aún más, si nos gusta hacer caso a los demás y no queremos ser egoístas, podemos también enterarnos que nuestra búsqueda del bien les sirve a todos, promoviendo una sociedad más respetuosa y capaz de buenas relaciones personales. 
 

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A veces la charla se demora en asuntos que expresarían una efectiva atención y un respeto incluyente para las personas en situación de discapacidad. Ejemplo: se comenta que los baños en sitios públicos tendrían que ser accesibles a personas con silla de rueda y proveídos con accesorios (agarraderas, soportes…). Es verdad. Los derechos de las personas en situación de discapacidad exigen esta atención. Pero, siendo muy practico el tema de los baños, a considerar una situación real en ciudades como Buenaventura (Valle), hay que enterarse que a veces tampoco existen los baños en lugares públicos, o no funcionan, o son demasiado sucios ya que no hay quien los limpie. 
 
¿Y ahora que? 
 
Las personas en situación de discapacidad no pueden, en general, encontrar fácil remedio al descuido de los lugares públicos o a la vulneración de los derechos fundamentales. Sus existencias  tienes dificultades complejas y no pueden apañarse frente a las malas condiciones que la sociedad produce y aguanta. Así que no tienen muchas opciones: a estas personas les toca luchar, pedir, demandar, presentar acción de tutela… 
 
El tema aparece como paradójico, pero resultaría que son las personas más débiles y necesitadas, las que más podrían favorecer un desarrollo, un cambio, un crecimiento, una mejoría… Siendo apretadas, frente a necesidades vitales, sin el debido cuidado del estado, las personas en situación de discapacidad difícilmente alcanzan a disfrutar del poder de amenazar o actuar con violencia;. Prácticamente se quedan con dos solas opciones: aguantar en perpetuo o promover sus derechos con equidad y justicia. 
 
¿Será que las personas en situación de discapacidad favorecerán para todos una vida mejor? Lo esperamos con todo el corazón. Entretanto, luego de esperar que sean los demás (gobierno, alcaldes, entidades caritativas…) a favorecernos la vida, queda más seguro empezar nosotros mismos a mejorarla. Esta ya es una gran ganancia, impagable. 
 
Aún más, si nos gusta hacer caso a los demás y no queremos ser egoístas, podemos también enterarnos que nuestra búsqueda del bien les sirve a todos, promoviendo una sociedad más respetuosa y capaz de buenas relaciones personales. 
 

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