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Donald Trump, Jair Bolsonaro e Iván Duque en la mira de los caricaturistas Gallego y Rey – Cultura

por Redacción BL
Donald Trump, Jair Bolsonaro e Iván Duque en la mira de los caricaturistas Gallego y Rey - Cultura


Hablar de Gallego y Rey es hablar de un referente obligado de la caricatura editorial en España, país que ha tenido grandes maestros de la sátira política como Juan Ballesta, Gila, Máximo, Cesc, Forges, Chumy Chúmez, El Roto o Mingote (quien durante muchos años fue colaborador de EL TIEMPO).

Nacidos ambos en 1955, desde 1981, José María Gallego y Julio Rey conforman una dupla cuyos apuntes son vistos a diario por miles de lectores, no solo en las páginas de opinión del periódico ‘El Mundo’, sino en otras publicaciones, como el diario ‘As’ y las revistas ‘El Jueves’ y ‘Mongolia’.

Aunque en el ámbito de la historieta es común ver trabajos firmados por dos autores, en el de la caricatura política no es una práctica muy corriente. Sin embargo, desde hace casi 32 años estos dos se las han ingeniado para producir miles de viñetas con las cuales comentan el acontecer político de su país y del mundo, tarea para la cual se reparten religiosamente las funciones. Rey es el encargado del guion y de definir los temas, los personajes, las frases y los elementos de cada viñeta, y Gallego convierte esos bocetos en agudas e impecables caricaturas que aparecen no solo en los citados medios, sino en su propia ‘app’, donde los suscriptores siguen a diario sus ocurrencias.

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A pocas semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la conversación con este par de madrileños giró alrededor del papel de Donald Trump en la política internacional, del populismo, de la libertad de prensa y, por supuesto, de la monarquía española, tan de moda últimamente, gracias a las andanzas del rey emérito. Y como en esta charla no podía quedarse por fuera América Latina, también hablamos de personajes ilustres y sin lustre como Jair Bolsonaro, Iván Duque y Andrés Manuel López Obrador. No quedó títere con cabeza.

Hoy, cuando tanto se habla de la corrección política y hay ciertos chistes que no se pueden publicar, ¿cómo hacen ustedes para capotear esa nueva realidad?

Rey: La verdad es que por nuestro estilo lo hemos capoteado desde el principio, porque siempre nos hemos impuesto la no corrección política, porque siempre hemos sido tremendamente incorrectos, pero sí ser respetuosos con aquellos a los que caricaturizamos. A nosotros nos interesan, básicamente, sus actitudes políticas y no aquellos defectos que un caricaturista probablemente podría destacar. Entonces, tampoco nos interesan los temas de fe –para nosotros la fe de las personas debe ser libre, cada uno debe pensar y creer lo que quiera, por supuesto–, pero sí somos, repito, tremendamente incorrectos con aquellos líderes religiosos que hacen política con esa fe. No hacer humor blanco, porque nuestro humor no lo es, pero sí un humor respetuoso y sobre todo elegante.

Pero cuando surge en la vida pública un personaje como Corinna Larsen, por cuenta de su relación con quien era el rey de España, ya deja de ser un asunto de la esfera privada. ¿O no?

Gallego: Efectivamente, es así. Y ahí es donde tenemos que ocuparnos nosotros del asunto. Nosotros estamos, como decía un caricaturista norteamericano, en nuestro puesto de ojeo, todos los días apuntando con la escopeta y el que pasa por delante del puesto, pues se lleva el escopetazo.

Hablando de Estados Unidos, me parece que el presidente que tienen ahora, como decimos en Colombia, da mucha ‘papaya’.

Gallego: Sí. Estoy muy nervioso con las elecciones de noviembre. Yo quiero que gane Trump, por favor… Es que si gana el otro… es que no tiene caricatura. 
Rey: Aquí decimos que tiene mucho jugo… Sí, definitivamente, y desgraciadamente, Trump sí que está dando mucho qué hablar. Pero incluso, debo decirte, de Trump nos cansamos nosotros los viñetistas, como se cansan los lectores. Es que es un personaje en el fondo tan vulgar, tan monótono en sus declaraciones, en sus actitudes, que ya deja de dar juego. Vamos a ver qué ocurre en las presidenciales. Aunque todo está muy en el aire, no se descarta incluso que vuelva a ganar, ¿eh? Lo cual es bueno para los caricaturistas, pero malísimo para la humanidad. Yo creo que toda la humanidad tendría que tener derecho a votar en las elecciones norteamericanas, porque al fin y al cabo la política norteamericana condiciona en grandísima medida todas las políticas de nuestro planeta.

Yo creo que el peor daño que Trump le ha hecho al mundo es que, si la democracia supuestamente más ejemplar de Occidente tiene un presidente de ese calibre, de ahí en adelante cualquiera puede ser presidente y hacer cualquier cantidad de estolideces.

Gallego: Sí, realmente ha sido una sorpresa histórica que un tipo como Trump llegara a la presidencia de Estados Unidos, o sea, una predicción de la serie ‘Los Simpson’ que parecía imposible se ha cumplido, y entonces es algo totalmente surrealista. Trump es un personaje atrabiliario, es un payaso. ¡Vamos!, perdón por los pobres payasos, que me disculpen; pero es que es un personaje realmente lamentable en todos los sentidos. Que un tipo como ese llegue a la Casa Blanca, y que después también haya descubierto los terribles entramados de poder económicos que minan por debajo esa democracia, bueno… El otro día leí una noticia muy alarmante: los demócratas están estudiando la posibilidad de que puede haber un intento de golpe de Estado por no reconocer resultados electorales negativos por parte de los republicanos con Trump. Y esto ya me parece de película de ciencia ficción: asalto al poder como en las películas esas de la Casa Blanca ardiendo. No sé, me preocupa muchísimo, porque si ya no te puedes fiar ni de eso, imagínate…

Rey: Pero aquí, en lo referente a Europa, la verdad que también hay datos muy preocupantes, porque tenemos que recordar que hay países europeos, tradicionalmente demócratas, donde ahora está gobernando la ultraderecha. Eso es tremendo. Aquí, por ejemplo, en España, en las últimas encuestas apuntan a que el voto que se llama del cabreo, el voto del malestar, que es un voto anarquista y que vota solamente por destruir, se está refugiando en Vox, con lo cual podemos temernos que aquí la ultraderecha va a subir en las próximas elecciones. Que no son Trump, pero casi.

La política estadounidense, los escenarios agitados de la Unión Europea y la díscola atmósfera Latinoamericana han sido temas protagonistas del trabajo de Gallego y Rey. 

Foto:

Cortesía Gallego y Rey

Gallego y Rey - caricatura política

El presidente Trump es uno de los personajes más presentes en las caricaturas de la dupla española, allí lo muestran como un figura intransigente del espectro político mundial.

Foto:

Cortesía Gallego y Rey

Trump es un personaje atrabiliario, es un payaso. ¡Vamos!, perdón por los pobres payasos, que me disculpen; pero es que es un personaje realmente lamentable en todos los sentidos

Incluso ya tuvieron un jalón fortísimo en las últimas elecciones…

Rey: Sí. Y de hecho Vox era un partido que nadie tenía en cuenta hasta que, efectivamente, la gente votó (hay que recordar que en la urna es voto secreto y no está bajo control). Entonces, los datos no son buenos, y desgraciadamente con esta crisis del covid, los datos son alarmantes, ¿verdad? A pesar de que Gallego y Rey siempre queremos permanecer lo más asépticos posible y nunca vincularnos ideológicamente, a veces resulta inevitable. Por ejemplo, en el caso de Trump, estamos habitualmente en contra. O en el caso del comportamiento de nuestro rey emérito, que no está siendo nada ejemplar, estamos siendo muy críticos.

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Ustedes todo el tiempo andan copados, trabajando para varios medios, lo cual es una buena noticia en estos tiempos en que medios como ‘The New York Times’, por ejemplo, han erradicado las caricaturas políticas. Ese es otro mal precedente, ¿no?, pues luego el diario más importante de tu país, o de mi país, podría decir lo mismo: “Si el New York Times no tiene caricaturas y no pasa nada, nosotros también podemos eliminarlas”…

Gallego: Sí, es que la prensa en este momento, mundialmente, está pasando una crisis sin precedentes. El cambio de las formas de comunicación ha obligado a reinventarse a toda la profesión, a todas las profesiones, y todas las cosas deben estar moviéndose, pero no se define tan bien. Me parece que el movimiento del ‘New York Times’ evidentemente es terrible; extraordinariamente lesivo para la democracia, no para la libertad de las personas y para nuestra profesión, sino para la democracia. Yo creo que la caricatura política es algo absolutamente necesario en el ‘New York Times’ y en cualquier otro periódico del mundo. Otra cosa es que en este momento la misma existencia de los periódicos está cuestionada por los problemas económicos a los que se ven sometidos y, a la vez, en vez de ganar libertad con respecto al poder, se está perdiendo esa libertad. Cada vez es peor la situación; no sé dónde acabará esto. Yo tengo miedo. No por mí, porque ya soy muy mayor, ¿no?, pero veo a los profesionales recién salidos de las facultades de periodismo y no sé qué va a ser de su vida, porque la situación va a estar realmente difícil en los próximos decenios.

Rey: Sí; es grave la crisis económica que ya estamos arrastrando desde el 2008 aquí en España, en concreto. Y cuando parecía que íbamos a levantar cabeza malamente, ahora por el covid la tenemos que volver a hundir. Efectivamente, está en juego la dependencia de las casas editoriales, más que los periódicos. Yo quiero aquí romper una lanza en favor de las relaciones de los periódicos: una cosa es el compromiso de la editorial con los poderes políticos y con el sistema; y otra cosa son las relaciones de periodistas, que siguen peleando y defendiendo su integridad profesional y su independencia. Pero claro, los compromisos que ha adquirido la casa editorial –en muchos casos en forma de préstamos y en forma de benevolencia por parte de los gobiernos– condicionan mucho su libertad de información y en definitiva su libertad de ejercer de contrapoder, que es lo que debe ser la prensa. Y nosotros los viñetistas editoriales formamos parte de esos periódicos, de esas cabeceras, y en definitiva defendemos y pertenecemos a esas casas editoriales.

¿Ustedes tienen total libertad para publicar en El Mundo?

Gallego: Sí. En 38 años de carrera hemos hecho lo que nos ha salido de la punta de la nariz, por no decir otro sitio. Y la verdad es que hemos disfrutado siempre de una libertad absoluta y plena. En contadísimas ocasiones hemos sido censurados y siempre por motivos económicos, porque nos metíamos con algún banquero que financiaba el periódico, pero fueron muy puntuales. La única vez, o las dos veces que hubo problemas, nos llamaron para decir: “Tenéis que cambiar el chiste porque ha habido este problema”. Uno fue con Berlusconi, haciendo una postura como Mussolini, con los brazos en jarras y le salía la forma de la bota italiana de la bragueta como presumiendo de un enorme miembro viril con la bandera de Italia, y eso es lo que no les gustó, porque los dueños de la editorial son italianos y les molestaba la identificación de la bandera nacional con este tema de Berlusconi, ¿no?, cosa que comprendimos y cambiamos de viñeta. Creo que esa es la única por motivos que no fueran económicos. Las otras dos fueron por motivos meramente económicos.

Rey: Hubo una también con el Opus Dei, que también nos censuraron, pero son casos contadísimos. De hecho, la línea editorial de nuestro periódico es conservadora y nosotros somos muy críticos con el partido de derecha, de la oposición. La verdad es que con ese tema no ha habido ningún tipo de censura, ni siquiera ningún tipo de indicación. Por lo tanto, la libertad de expresión en nuestro caso es absoluta.

Lo cual le exige a uno mucha más responsabilidad…

Sin duda alguna. De hecho, nosotros desde un principio somos conscientes de nuestra responsabilidad, publicamos en nada menos que debajo de los editoriales del periódico y eso te exige tratar de no limitarte a hacer una viñeta que sea más o menos graciosa, sino: primero, que tenga contenido; segundo, y sobre todo, que el contenido sea veraz; y tercero, que tu análisis tenga altura, ¿no? En eso estamos y afortunadamente estos 38 años de profesión nos han dado experiencia suficiente como para afrontar las viñetas con esa madurez.

Gallego y Rey - caricaturas en Revista Bocas

La monarquía española ha sido blanco de críticas en las viñetas críticas de Gallego y Rey. También coyunturas políticas europeas como el Brexit.

Foto:

Cortesía Gallego y Rey

Aunque ‘El Mundo’ es un periódico de derecha, con unas posiciones muy marcadas de cierta simpatía con el Partido Popular, en algunos momentos son muy críticos de los valores de la derecha, ¿no?

Rey: Este es un dato objetivo: toda la información que ha salido hasta el momento del asunto de Corinna y el asunto del rey emérito ha salido en la primera página de ‘El Mundo’, un periódico conservador, de centro derecha, que es poliédrico; en su línea editorial cabe todo.

Gallego: Sí; además admite muchísimas colaboraciones de diferentes signos y hay un arco amplio de columnistas e ideologías… No tenemos a ningún radical, evidentemente; pero sí hay gente de centro izquierda, izquierda moderada, derecha moderada, de mucha derecha, de derechísima coja…

Rey: Muchos de nuestros compañeros de páginas podrían escribir perfectamente en ‘Libération’, por ejemplo. Empezando por nosotros.

Las viñetas de ustedes, ante todo, son opiniones, que es lo que yo creo que deberían ser todas las caricaturas editoriales o políticas.

Gallego: Efectivamente, muchas de nuestras viñetas no son para reírse, porque nosotros no queremos compartir siempre el mismo humor. Nosotros pretendemos compartir un sentimiento y una opinión y con frecuencia las noticias son terribles, son luctuosas, muy dramáticas, que han dañado a muchas personas… No sé, la epidemia del coronavirus… Tantos atentados terroristas de los islamistas, de ETA… Muchas veces hemos tenido que tratar temas terribles, donde no pretendemos que el lector ría, sino compartir con él nuestra opinión, al mismo tiempo que hacerles partícipes de nuestro sentimiento –un estado de humor que no es de la risa–; por ejemplo, el de la compasión, el de la caridad, el del humanismo. El sentimiento de hermandad, para abrazarse con el público.

Rey: Incluso, ahora tenemos otra pandemia que no conseguimos erradicar, que es la violencia machista, ¿no? Las viñetas de Gallego y Rey son gritos en contra; ahí sí que somos militantes en contra. Como dice Gallego, son un reflejo del sentimiento ciudadano, del sentimiento que hay en la calle. No queremos que sigan asesinando a mujeres, y nosotros tenemos la posibilidad y la oportunidad de decirlo, y no la desaprovechamos.

Nosotros estamos, como decía un caricaturista norteamericano, en nuestro puesto de ojeo, todos los días apuntando con la escopeta y el que pasa por delante del puesto, pues se lleva el escopetazo

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Sin duda. Y me parece muy importante entender que las caricaturas, más que un chiste, deben ser una opinión, deben tener un mensaje.

Rey: Sí, yo creo que sí. Tienen que tener contenido.

Hablando de opinión, ¿cómo ven a un personaje como López Obrador?

Gallego: Pues, yo prácticamente le veo un poco payaso, para qué te voy a engañar… No es Trump, pero yo le veo un poco inconsistente y muy demagógico, francamente.

Rey: Y sobre todo que sus actitudes demagógicas inconsistentes y pueriles, pues, en tiempos de esta pandemia son dramáticas. Yo creo que López Obrador es un personaje desaprensivo. Desde luego, para nosotros es como un malo de cómic, como cualquiera de esos personajes contra los que lucha ‘Spiderman’.

¿Qué concepto tienen ustedes de Iván Duque que, aunque parezca increíble, ya lleva dos años como presidente de Colombia?

Rey: Tienes que perdonarnos… Nuestros análisis pueden ser tal vez un poco más de cliché, porque lógicamente no manejamos la política internacional como nuestra política nacional, pero yo creo que, con sus actos y sus hechos y viendo toda esa información que nos llega, podemos llegar a las mismas conclusiones que tú. ¿Dos años? Increíble.

¿Qué impresión les da a ustedes un tipo como Bolsonaro?

Gallego: Es una estrella en España, porque ocupa los telediarios, sale continuamente en la televisión. Es el que más refieren. Todos los días ponen alguna imagen de Bolsonaro haciendo el capullo en algún acto. Sin mascarilla abrazando niños, abrazando gente con discapacidad, colectivos vulnerables al covid, y dando todos los días en televisión cifras de millones de contagios, el terrible número de muertes, y el hombre haciendo sus estúpidos actos sin mascarilla y tal… Da una imagen terrible. Yo creo que por aquí todos los días sale en televisión y todos los días le da siete u ocho garrotazos, sea la cadena que sea.

Rey: Hablamos, efectivamente, de un número de cifras de muertos, de fallecidos… las imágenes que llegan de Brasil de las fosas comunes son terroríficas. Es decir, él puede seguir con su estrategia política, pero al final la historia terminará juzgando a estos personajes, igual que ha terminado juzgando a otros personajes tan estrafalarios, pero desgraciadamente tan mortales, ¿no?.

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Pasando a Europa, ¿cómo les parece el papel de Boris Johnson?

Gallego: Pues, otro subproducto del liderazgo mundial contemporáneo. Es que estamos asistiendo atónitos a la inclusión de una camada de líderes… Porque esto ya no es en América, ni en Asia, ni en Europa; es en todo el mundo. ¿De dónde han salido? Un tipo con esos pelos es realmente algo indescriptible. La que tiene montada en Gran Bretaña…

Rey: Y en Europa.

Gallego: Y en Europa. Pero el invierno que se le presenta políticamente a Boris Johnson es tremendo. El otro día leí un artículo sobre la situación de los próximos meses y la gente tiembla de preocupación, porque la situación económica, la pandemia, todo es un desastre absoluto, y entonces ahí está: otro Bolsonaro. 

Rey: Desgraciadamente, no son casos aislados. Esto responde a un fenómeno social que se está produciendo en general, que es el  populismo. El populismo está llegando a la política, el populismo que sé se está produciendo básicamente por el acceso a la clase política de estos personajes estrafalarios y en muchos casos sin oficio ni beneficio. Y no lo digo por Boris Johnson, que casualmente es un hombre cultísimo, habla latín y griego, que lee a los clásicos; lo que sí es inaudito es que luego los utilice para lo que los utiliza. Pero una forma de hacer política es el populismo, que nos está invadiendo y que tal vez es un reflejo claro de lo que hablábamos al principio, de esos votos del cabreo, esos votos del malestar que hay en la calle, y que tienen que reflejarse de alguna manera en las urnas. El dato más negativo, creo yo, es que a lo mejor han venido para quedarse.

Anteriormente, cuando uno hablaba de populismo solía referirse al populismo de izquierda, pero Trump es populismo de derecha pura y dura, y gracias a él han podido salir del armario todos los que estaban solapados y no decían nada porque no era bien visto. Trump los empoderó y ya salieron del clóset sin vergüenza.

Gallego: Sí, es muy cierto. De todas maneras, esto que decía Julio es muy interesante (lo del voto del cabreo). Por ejemplo, cuando Cameron convocó el referéndum del Brexit, esperaba ganarlo. Y en un país tan serio como el Reino Unido, con un sentido común extraordinario, de pronto nace un voto extraordinariamente radical y estúpido, que es el de aprobar el Brexit. Yo creo que ya era un signo del voto populista, del cabreo. De pronto la gente está harta y dice: “¡Pues, venga! ¡La casa por la ventana! ¡Venga, se acabó!”, y votan como quien arroja una bomba.

Rey: La mejor manera, según ellos, para hacer daño, es un voto para hacerle daño al sistema. Pero hay otro factor y que no solamente es lo patético y lo estrambótico de los personajes; también están saliendo de ese armario –que tal vez ha abierto Trump también– con sus muros: el muro del racismo a ultranza, el muro del machismo, incluso. Es decir, cuidado, que se están produciendo unos fenómenos que no hay que evaluar ni hay que mirar con beneplácito porque, por ejemplo, Boris Johnson tiene una buenísima caricatura. No podemos caer en ese error, porque, a pesar de que tenga una buena caricatura, en el fondo es una caricatura pésima.

Pues, aquí en el 2016 tuvimos nuestro propio ‘brexit’. El presidente Santos hizo el plebiscito para ver si se aprobaban los acuerdos de paz y estaba convencido de que la gente iba decir “pues, claro que queremos la paz”, pero ganó el “NO”, porque, como dicen ustedes, el voto del cabreo fue lo que la campaña del “NO” incentivó y la gente salió a votar ‘emberracada’ y se produjo ese resultado…

Rey: Y ahora súmale a eso las redes sociales; el eco ahora mismo es enorme, el impacto es enorme, y en casos como, por ejemplo, aquí el partido de ultraderecha, representado por Vox, no tiene un programa ni tiene intención de tenerlo; lo que hacen es crear continuamente titulares que obtienen un montón de likes y seguidores en las redes sociales, ¿no?, y eso los ha llevado al Congreso, ojo. Y yo creo que, a la gente en lo referente al dinero y sobre todo en lo referente a la salud, ahí sí que no pasamos una, y si no, que se lo pregunten a nuestro rey emérito…

De eso quería hablar. ¿Qué posición tienen ustedes frente a la monarquía, como institución? ¿Cómo la ven, como caricaturistas, pero también como ciudadanos o, en este caso, como súbditos de una monarquía?

Gallego: Hombre, yo la veo muy bien. Como representante de la jefatura del Estado, el rey es una figura aglutinadora y tiene una misión que cumplir, y mientras la cumpla bien, tiene mi respeto. Y en caso de que no sea así, pues habrá que echarle. Pero de momento es absolutamente irrelevante la forma del Estado de España; en el momento que estamos de gravedad institucional y estatal, con la economía, la pandemia y todo, yo creo que es un tema que no es necesario en este momento. Lo podemos dejar para más adelante, si es discutible.

Rey: Es un debate muy amplio; hay cosas con las que estoy de acuerdo y otras con las que no. Desde luego, ahora no es el momento de plantearse, no ya si monarquía o república, sino la forma de Estado. Es decir, tenemos cosas más importantes que solucionar. Pero sí es verdad que nuestra monarquía necesita un repaso, en el sentido que ya es inadmisible esa opacidad en cuanto a sus cuentas y esos privilegios con los que contaban; porque hay que recordar que el rey emérito ni siquiera tributaba a Hacienda. En su momento, es decir, cuando la Constitución española ampara la monarquía, era imprescindible hacerlo, porque salíamos de una dictadura y la Constitución arropa a la monarquía; pero también creo que hay un sentir general de que es una Constitución que hay que ir revisando, porque ya se ha quedado antigua. Ahora no es el momento, pero habrá que hacerlo.

Gracias por leernos.
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POR: VLADDO
FOTOS: CORTESÍA GALLEGO Y REY
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 99. SEPTIEMBRE – OCTUBRE 2020

Fuente de la Noticia

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