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Postura del Banco Mundial frente a reforma tributaria en Colombia | Economía

por Redacción BL
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Carlos Felipe Jaramillo

Como llamando a lista, el Banco Mundial escuchó en Bogotá a funcionarios designados del gobierno entrante: su vicepresidente para América Latina y el Caribe, el colombiano Carlos Felipe Jaramillo, se reunió con el futuro ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo; con el de Educación, Alejandro Gaviria, y con algunos asesores. Con la próxima ministra de Agricultura, Cecilia López, que se recupera del covid-19, habló por teléfono.

(Lea: Dudas sobre efecto de consumo en impuesto a bebidas azucaradas). 

Desde la campaña, el presidente electo, Gustavo Petro, manifestó su voluntad de generar confianza a las instituciones de Washington. “Me comprometí –dijo por ejemplo en entrevista con EL TIEMPO– ante el FMI a disminuir el déficit”.

Así, luego de las charlas con funcionarios ya designados, Jaramillo y Petro conversaron sobre esfuerzos contra la deforestación, desarrollo de energías renovables, reforma rural integral y catastro multipropósito, así como de mejorar el acceso y la calidad de la educación básica en zonas de más pobreza.

Jaramillo habló sobre la visión de Colombia, desde el Banco Mundial.

Además de los programas que ya avanzan, ¿qué otros temas han tratado?

El Banco Mundial ha venido señalando que es importante para Colombia una reforma tributaria más estructural porque hay falencias grandes y, además, ha sido demasiado frecuente la presentación de reformas tributarias para resolver problemas de momento. Ahí hay cierta sintonía con el gobierno entrante. Y otra área es que la misión del Banco Mundial es ayudar a los países a eliminar la pobreza. Vemos que ahí hay oportunidades para dar más asistencia a las poblaciones más excluidas, y vemos también una coincidencia con algunos de los planteamientos.

Cómo sería la reforma que se necesita

Carlos Felipe Jaramillo, quien asume como vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

EFE

¿Qué haría estructural a la reforma tributaria?

Creo que lo fundamental es que no sea una colcha de remiendos, sino algo bien fundamentado y bien estructurado. Multiplicidad de estudios, incluyendo los del Banco Mundial, el de la comisión de sabios fiscales, han concluido que Colombia está muy a la cola en cuanto a la proporción de recaudo que viene del pago del impuesto de renta y especialmente de personas naturales. Un cambio estructural importante es rebalancear para que Colombia tenga una estructura más moderna. El segundo tema estructural es que en Colombia todavía el Estatuto Tributario tiene cláusulas que facilitan la evasión de impuestos.

Entonces, el mayor pago debe venir de personas naturales, no de empresas.

De acuerdo. Es más expedito sacarles el impuesto a las empresas, que es lo que Colombia ha hecho. Pero muchas de las utilidades de las empresas terminan llegándoles a las personas naturales, a los dueños de las empresas, entonces técnicamente es mejor.

Más allá de renta, ¿qué otros cambios ven?

Se debate mucho sobre el 4 por 1.000, que tiene sus más y sus menos. Nos ha preocupado el impacto que tiene en el encarecimiento de los servicios financieros. Sería ideal que se pudiera ir desmontando, quizás gradualmente, porque no se puede de un día para otro.

¿Aumentar el recaudo también sería parte de una reforma estructural?

Sí, porque en Colombia el recaudo está por debajo de lo que uno esperaría para un país de su ingreso: 15 por ciento del PIB para un país del tamaño de Colombia es bajo.

¿La reforma serviría para bajar la desigualdad?

Sabemos bien que Colombia es una sociedad con índices de desigualdad de los más altos de toda la región, y la política fiscal ha contribuido a preservar eso. Entonces, tanto por el lado del gasto como por el de los ingresos, es importante hacer más progresiva la política fiscal. En eso tenemos muchas recomendaciones y esperamos que el próximo gobierno vea con buenos ojos algunos de esos temas.

(Además: Los tres temas clave del gobierno Petro en su relación con EE. UU.). 

¿Dónde más se puede avanzar en equidad?

Un elemento es cambiar el sistema de protección social; ayudar a reformarlo; hacer el gasto mejor focalizado. Hay gastos que se están yendo, por ejemplo, en subsidios a los servicios públicos de personas que no los necesitan. Se debería reformar eso.

La sostenida recuperación en Colombia

El Banco Mundial y otros analistas mejoran los pronósticos de Colombia mientras bajan los del mundo. ¿Por qué?

Colombia es un caso bastante sui generis. Este año posiblemente va a ser la economía de la región con el mejor comportamiento. Hay factores muy específicos de su estructura, de las políticas adoptadas, algunas muy favorables y que han estimulado mucho la producción. El empleo ha ido subiendo bastante. Es una de las recuperaciones más sólidas y más prolongadas que hemos visto después de la pandemia en el mundo. Hay que felicitar por un buen número de estas políticas. Por eso este año es un año bueno. Ha sido positivo el aumento del precio del petróleo, y el precio del carbón ha estado muy bien. Hasta el del café ha estado alto. Los términos de intercambio para Colombia han sido positivos.

¿Y seguirá así?

Hay nubarrones. El 2023 nos preocupa mucho más. Para la región 2022 ya es un año malo. La región va a crecer en promedio 2,5 por ciento. Por eso Colombia se destaca mucho. Pero ya se está viendo el impacto del deterioro en el entorno externo. El de la –prácticamente ya– recesión de Europa; China muy frenada aún y no se ve que vaya a salir rápido de los líos que tiene.

Y Estados Unidos está empezando su fase de desaceleración. Y, relacionado con eso, las tasas de interés de la Reserva Federal y de otros bancos centrales, que ya están subiendo y están comenzando a llegar a niveles que empiezan a desacelerar la actividad económica en los grandes mercados de demanda de productos de América Latina. Eso lo hemos visto reflejado muy recientemente por un lado en precios de productos que responden mucho a esas expectativas de demanda externa.

En el 2023 ya la tasa de crecimiento va a ser muy inferior en Colombia. Va a tener que enfrentarse a costos de financiación más altos en mercados externos, una demanda externa en niveles muy bajos. Colombia mantiene una fama muy positiva de su manejo macroeconómico y creo que el gobierno entrante va a mantener ese buen manejo macroeconómico.

¿Y cuáles son los ingredientes de un buen manejo macroeconómico?

El primero, el nivel de deuda, que en la región aumentó. Por la pandemia, los países tuvieron que salir a responder y ayudarle a su población. Pero nos dejó una deuda más alta. Ahora que hay una buena recuperación, hay que aprovechar el impulso para empezar a bajar ese nivel de deuda. Colombia ha tenido tan buena recuperación que la deuda como proporción del PIB viene cayendo mucho más rápido que las proyecciones. Colombia, como bien sabemos, perdió el grado de inversión y para volver a tenerlo, y que bajen sus costos de financiamiento externo, sería bien importante mantener esa senda de consolidación de deuda y, además, principalmente, para volver a tener la capacidad de respuesta. Siempre van a haber choques externos, y es bueno estar preparado.

Esto, en cuanto a lo fiscal. ¿Y en cuanto a lo monetario?

El otro capítulo es mantener una inflación baja y estable. Todos los países de la región están pasando por primera vez en mucho tiempo por un aumento significativo de la inflación. Colombia no es la excepción. Están llegando a niveles, ya casi todos, de dos dígitos. Hasta Estados Unidos y países europeos. Pero el buen manejo macroeconómico indica que hay que tomar medidas, para que no se vuelva un fenómeno crónico, y para eso es importante que los bancos centrales manejen las expectativas y tomen las medidas que sean necesarias.

Pero pronosticamos que para el año entrante ya habría una reducción importante en los niveles de inflación porque en la mayoría de los países de la región el manejo macroeconómico ha mejorado mucho en las últimas dos décadas. Hay bancos centrales cada vez más serios, cada vez más independientes.

Apenas Estados Unidos comenzó a subir las tasas de interés se empezó a hablar de posible recesión. En Colombia, el Banco de la República empezó a subir sus tasas mucho antes, y no se habla de recesión. Al contrario, el crecimiento aceleró. ¿Por qué esa diferencia?

Eso refleja diferencias muy grandes entre las estructuras de las economías. El fenómeno de Estados Unidos es similar al de Colombia en el sentido de que el mercado laboral y la actividad económica van bien a pesar de la subida de las tasas. El desempleo en Estados Unidos lleva tres o cuatro meses de récord histórico bajo. Los indicadores de empleo en Colombia van muy bien, se ha recuperado prácticamente todo el empleo que se perdió por la pandemia.

Pero la sensación que tengo es que en Estados Unidos hay instrumentos financieros más de mediano y largo plazo. La gente ya está pensando en el 2023, entonces las acciones estadounidenses han tenido una caída muy grande, porque están pensando en las utilidades de los próximos 6-12 meses, y ven que se va a venir una recesión o algo similar. Aquí en Colombia todavía estamos en un año muy positivo. Y aunque no tenemos esos instrumentos tan desarrollados de los mercados financieros que nos indiquen esa preocupación, hablando con empresarios, sí están preocupados por el 2023.

(Siga leyendo: Los puntos principales de la tributaria de Petro, según su Minhacienda). 

En el buen manejo macroeconómico, ¿cómo encajan gastos nuevos previstos por ejemplo para dar medio salario mínimo a todos los no pensionados o para que el gobierno emplee a los desempleados?

Nosotros le damos más importancia al tema de equidad, de focalización y de buen uso del gasto público, para que llegue con más intensidad a las familias más necesitadas. Los países desarrollados pueden pensar en programas que dan transferencias a toda la población. En América Latina todavía no estamos llegando a esos niveles de desarrollo, y nos tenemos que centrar en cómo utilizar bien los recursos que tenemos y cómo utilizarlos de manera más productiva, y que ataquen los problemas de equidad.

MAURICIO GALINDO – EDITOR DE ECONOMÍA DE EL TIEMPO

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