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¿ANGELITOS?

por Redacción BL
¿Que le provoca a ustedes escuchar alguien que, considerando como “angelito” una persona, le niegue el ejercicio de un derecho? 
¿No es a caso un pensamiento inhumano, signo de un cerebro encerrado en unos raros prejuicios? 
¿Y si estas palabras se refieren a un niño con discapacidad cognitiva y el derecho negado es recibir la eucaristía en la Iglesia católica? 
 
Es algo tan vergonzoso que da pena admitir que sucedió. No siglos atrás, sino hace solo unos meses.
 
Igualdad, libertad de cada persona, hermandad entre los seres humanos, son principios que hacen claramente parte del pensamiento que Jesús vivió y dejó como heredad a sus discípulos. Si todo esto es verdad, es una verdadera lastima que a una mamá le toque ir mendiga en diferentes parroquias de una diócesis católica, hasta encontrar un cura que le haga el favor de permitir, a su hijo con retardo cognitivo, participar comulgando en la celebración eucarística. 
 
Una persona bautizada y creyente tiene sencillamente derecho de alimentar su vida en la fe con los sacramentos. Estos no son propiedad de ningún cura ni obispo, son para el servicio a la persona, según su necesitad. 
 
Ocurrió que una catequista negó el derecho de recibir la eucaristía porque el candidato (con dificultad cognitiva) no aprendió el listado de nociones que a ella y a su párroco les parecieron necesarias. Esto significa que no se ha entendido nada del mensaje de Jesús.
 
Si entre la persona y las leyes, reconocemos prioridad a las leyes, estamos demasiado lejos de la verdadera enseñanza cristiana. Actuar en el nombre de Jesús en esta falta de prioridades, es inhumano y blasfemo. 
 
En su historia las iglesias han caído en la tentación de alienar a las conciencias humanas. Han entregado a los hombres lo que más quieren y que más  daño les hace: el milagro, el misterio y la autoridad. La solución milagrosa a los problemas que niega la responsabilidad, la certidumbre artificial de los dogmas, una autoridad que no se puede discutir, son realidades que envenenan la dignidad del ser humano. 
El evangelio de Mateo 4,1-11 afirma que Jesús resistió a las tentaciones del milagro, del misterio y del poder, pero las iglesias no han seguido el ejemplo del maestro. La enseñanza de Jesús quiso valorar la singularidad de cada ser humano, igualmente que el carácter universal de la dignidad humana. Así que cada persona es digna por ella misma de consideración: de Dios y más aún de las demás personas. 
 
Da pena que estos valores humanos no se vean en nuestras sociedades. Que a veces no se vean tampoco en nuestras iglesias, es algo triste y sin sentido. 
 
Un conocido político italiano, solía decir que el poder hace daño a el que no lo tiene. Quien maneja el poder en el nombre de Jesús constituye una excepción al lema del político italiano. El poder le hace daño también a el que lo detiene y su malo ejercicio provoca heridas mortales a los que el poderoso sigue afectando.

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