El asesino de Oslo "no está loco"
Anders Behring Breivik trabajó solo, y es poco probable que existan las células terroristas de las que habla, según servicios de inteligencia noruegos. Todo fue calculado a la perfección. Su objetivo es ser el centro de atención
"Podría ser creíble, pero es poco probable", comentó la jefa de los servicios de inteligencia de Noruega, Janne Kristiansen, sobre la posibilidad de que Anders Behring Breivik contara con cómplices durante la masacre del pasado viernes. "Esta personaquiere mantener el protagonismo sobre él, y esta es la manera de hacerlo, para conseguir llamar la atención de los medios de comunicación", aseguró.
Kristiansen reconoció que Noruega comparte información con Reino Unido y otros países sobre la posible existencia de otros grupos extremos. Aunque siguen investigando, por ahora no confían en las declaraciones de Breivik, que aseguró formar parte de una organización integrada por 11 personas llamada Caballeros del Temple, que fue fundada en 2002 en Londres, según aseguró Breivik.
"No tenemos ninguna señal de que él sea parte de un movimiento más amplio, de que esté conectado con otras células o de que existan esas mismas células", señaló la jefe de Inteligencia. También ha descartado que el asesino confeso esté loco, tal y como afirma su abogado.
"Su abogado no es psicólogo, como yo tampoco", aseguró Kristiansen. "Pero he sido abogada antes y, en mi opinión, [Breivik] es una persona sana, porque ha sido capaz de enfocarse por mucho tiempo en un asunto determinado. Y lo ha hecho todo en el modo que quería. Según mi experiencia con otros clientes, este tipo de personas son bastante normales, sólo que son retorcidos de mente. Y esta persona en particular [Breivik] es, además, malvada y cruel".
"No creo que haya límites en la maldad de una persona", añadió la titular de los servicios de Inteligencia.
Kristiansen defendió, por otra parte, la labor de la policía durante aquella jornada. Las fuerzas de seguridad han sido muy criticadas por tardar una hora y veinte en llegar a la isla de Utoya, tiempo que tuvo Brievik para asesinar a 68 personas que participaban en el campamento juvenil del Partido Laborista.
A juicio de la jefe de Inteligencia, en cambio, los oficiales llegaron a la isla tan rápido como pudieron, dado que había que tener en cuenta que la isla estaba bastante lejos de Oslo. Aseguró además que la rotura de una de las barcas de la policía no causó un retraso significativo.
