Investigadores detectaron que en esta ciudad, 60 de cada 1.000 bebés están naciendo con la enfermedad. En el resto del país sólo 3 de cada 1.000 contraen la infección durante el embarazo.
“Es una situación horrorosa”, dice Adriana Cruz, investigadora del Centro Internacional de Entrenamiento e Investigaciones Médicas (CIDEIM) de Cali, al referirse a la epidemia de sífilis congénita que afecta a la ciudad de Buenaventura desde hace varios meses.
Tras la alerta que recibió de colegas médicos que trabajan en el puerto del Pacífico, sobre un posible incremento de los casos de sífilis en recién nacidos, Cruz y un grupo de colaboradores viajaron al lugar para investigar lo que estaba sucediendo. Al analizar la situación, decidieron que lo mejor era mirar hacia atrás en el tiempo para corroborar si era cierto o no que estaban frente a una epidemia.
Fue así como recopilaron las historias clínicas de siete meses del departamento de ginecología del Hospital Departamental de Buenaventura para intentar establecer cuántas mujeres que habían dado a luz a lo largo del 2011 sufrían la enfermedad.
Para su sorpresa detectaron que entre las 1436 historias clínicas, 92 correspondían a mujeres embarazadas y que resultaron positivas para el bacilo que produce esta enfermedad de transmisión sexual. De este grupo inicial, y al hacer seguimiento a sus historias clínicas, comprobaron que 89 de ellas les habían transmitido la infección a sus bebés durante la gestación.
“Es una cifra supremamente elevada”, explica Cruz. Mientras en Colombia, de acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), tan sólo 3 de cada 1.000 nacidos vivos contraen esta enfermedad, en Buenaventura esa cifra es de 60 por cada 1.000 nacidos vivos. Esta alta cifra hizo que los especialistas declararan que existe una epidemia en curso en la región.
“En todas las publicaciones científicas del mundo que hemos revisado, incluyendo datos de países africanos y Haití, no hemos encontrado algo tan horroroso”, advierte la científica preocupada por lo que esto significa. La sífilis hoy es considerada una enfermedad completamente tratable. Basta una prueba de rutina en el primer control prenatal para detectar la enfermedad y una dosis de antibióticos para evitar que el bebé contraiga la enfermedad.
“Con una serología que vale menos de $10.000 pesos y una inyección de penicilina que no vale mucho se puede prevenir el 97% de los casos. No es un problema complicado”, explica Cruz.
No cumplir con ese mínimo requisito durante los controles prenatales, puede salir muy caro para la madre, el recién nacido y el sistema de salud. Los niños con sífilis congénita puede sufrir muerte fetal, nacer de bajo peso, sufrir malformaciones dentales y óseas, sordera, entre otras secuelas irreversibles. Al nacer, todos los bebés infectados deben ser hospitalizados durante al menos un mes con los correspondientes riesgos que esto provoca para su salud.
¿Quién es el culpable de que todos estos niños sigan naciendo con una enfermedad que puede curarse con menos de $10,000? Al parecer las EPS, principalmente las del régimen subsidiado que operan en la región, por no tener programas de control prenatal de calidad. También la Secretaría de Salud del Valle por no monitorear el buen funcionamiento de estos programas. La fragmentación del sistema de salud que obliga a estas mujeres a un largo recorrido burocrático para poder ser diagnosticadas y tratadas.
Una mujer que llega al médico tiene que volver al día siguiente a realizar un examen de diagnóstico, volver un día o dos más tarde por los resultados, pedir una tercera cita para un médico general que una vez lee el examen clínico la remite a urgencias para que reciba el tratamiento. Al menos cinco pasos, que según la investigadora, podrían cumplirse en la primera y única visita al médico si se adoptara una prueba de diagnóstico rápido que es barata y ya está en el mercado, y además el médico administrara inmediatamente el antibiótico.
Por: Redacción Vivir – El espectador
