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Gabriel Ochoa Uribe: perfil del técnico más ganador del fútbol colombiano – Fútbol Colombiano – Deportes

por Redacción BL
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Gabriel Ochoa Uribe: perfil del técnico más ganador del fútbol colombiano - Fútbol Colombiano - Deportes


En 2017, cuando ya llevaba 25 años retirado de la dirección técnica, una periodista de EL TIEMPO, Carolina Bohórquez, buscó al médico Gabriel Ochoa Uribe y le preguntó sobre las dos posiciones que ocupó en el fútbol, la de arquero y la de director técnico, con la idea de saber cuál de las dos era mejor.

 Ochoa fue sincero: “Ninguna. Si uno es arquero, siempre le echan la culpa de los goles, y al técnico lo contratan por bueno y lo sacan por malo. Son dos profesiones supremamente complicadas, porque tarde o temprano terminan mal”.

Tan mal no le fue a Ochoa. Como arquero, si bien no fue titular indiscutible, respondió cuando lo exigieron y le alcanzó para irse al exterior, para jugar en el América de Río, en Brasil. Allá, además, se especializó como médico deportólogo, tras haber obtenido el título en la Universidad Javeriana, en Bogotá.

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“Sin duda, mi formación académica y mi estructura profesional fueron definitivas en mi vida. Sobre todo, me sirvió mucho hacer la especialidad en ortopedia y traumatología porque me permitió tomar decisiones acertadas en los momentos justos. Creo que recibí un regalo de Dios y fue haber podido hacer la medicina de la mano del fútbol”, explicó Ochoa en la misma entrevista.

Siempre le gustó ganar. Y eso lo desarrolló, tal vez, en una actividad en la que terminar de primero es lo único que sirve para tener reconocimiento. Antes del fútbol y de la medicina, Ochoa fue jockey. Montó en el desaparecido Hipódromo de San Fernando, en Itagüí (Antioquia), en donde, paralelamente a las carreras de caballos, se jugaban partidos de fútbol en una cancha que estaba en todo el centro de la pista.

“Mi disciplina viene desde la infancia: a los once años trabajaba los caballos de mi padre. Tenía que levantarme a las cuatro de la mañana para ir a galopar y luego estar en el colegio a las 7. Regresaba por la tarde, a las cuatro y media, para reiniciar mis entrenamientos. Así gané un gran clásico, en el hipódromo de Itagüí, con ‘Pipo’, un purasangre”, le confesó Ochoa al escritor y periodista Umberto Valverde.

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En el San Fernando se jugó el primer partido del fútbol profesional colombiano, entre Atlético Municipal (hoy Nacional) y Universidad, en la mañana del 15 de agosto de 1948. Ocho días después, en Manizales, frente al Once Deportivo, Ochoa era el arquero titular del América de Cali, al que había llegado desde Medellín, la ciudad donde se crió, tras haber nacido en Sopetrán.

Humberto Salcedo Fernández ‘Salcefer’, primer presidente de la Dimayor, lo vio jugar en la selección de Antioquia y le propuso irse a Cali. Siempre tapaba con boína, una costumbre que heredó de ver al español Ricardo Zamora y a un legendario arquero del amateurismo, Carlos Álvarez.



El primer equipo campeón de Millonarios con Gabriel Ochoa al mando: 1959.

Su talento como portero le permitió llegar a Millonarios, donde fue titular en la primera estrella del equipo, en 1949. Al año siguiente, con la llegada de las grandes figuras del fútbol argentino, Ochoa fue suplente de Julio Cozzi, ‘el arquero del siglo’.

“Al quedar de suplente, me sentí mortificado porque yo pensaba que era superior a Julio. Cuando descubrí todo lo que él sabía, sus enormes cualidades, me di cuenta de que yo no sabía nada”, reconoció. Pero incluso en Millonarios llegó a jugar de delantero, en un partido en Bucaramanga: ganaron 7-1 y marcó gol.

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Tras su paso por Brasil, donde se empapó de los procesos de formación que se aplicaban en ese país, regresó a Millonarios, hasta que una lesión acabó con su carrera. Casi de inmediato, el club le ofreció ser el entrenador del equipo. Comenzó una época brillante.

Millonarios, tras el final de la época de El Dorado, no había obtenido ningún título desde 1953. En 1958 le pegó al palo: fue subcampeón y perdió el título con Santa Fe en la última fecha, en la que, tras ir ganando 0-2 en Cúcuta, terminó empatando 2-2, con goles del uruguayo Omar Verdún. Al año siguiente obtuvo la quinta estrella del club. Repitió en 1961, 1962 y 1963. A comienzos de 1964 dejó el club, tras un problema con los directivos: en un partido amistoso contra River Plate puso a jugar a Marino ‘Pintuco’ Aguirre, que no pertenecía al club, a pesar de que le habían advertido que no lo hiciera.

Al quedar de suplente, me sentí mortificado porque yo pensaba que era superior a Julio (Cozzi). Cuando descubrí todo lo que él sabía, sus enormes cualidades, me di cuenta de que yo no sabía nada

Santa Fe lo contrató en 1965 y al año siguiente logró la cuarta estrella ‘cardenal’. Pero su cariño por Millonarios pudo más. Regresó en 1970, fue campeón en 1972 (en el que, para muchos, fue el equipo más brillante de la historia azul tras El Dorado) y llegó dos veces a la semifinal de la Copa Libertadores, en 1973 y 1974.

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En 1977, tras haber dejado las bases de la sede deportiva que Millonarios tuvo durante muchos años en la autopista norte, en Bogotá, y que perdió en 2010, Ochoa se alejó definitivamente del club y se dedicó a la medicina. Hasta que un día de diciembre de 1978, Pepino Sangiovanni, dirigente del América, fue a buscarlo a su consultorio.

El médico le sugirió otros nombres para el cargo de entrenador, como el argentino Juan Carlos Lorenzo (campeón de la Libertadores ese año con Boca Juniors), el chileno Fernando Riera y el brasileño Osvaldo Brandao. Pero Sangiovanni fue tajante: “Lo queremos a usted”, le dijo.

Hasta entonces, América nunca había sido campeón. Apenas tenía dos subtítulos, en 1960 y 1969. Era la víctima de la ‘maldición del Garabato’: Benjamín Urrea, que tenía ese apodo y era socio del equipo, no estaba de acuerdo con que el club entrara al fútbol profesional. “Que hagan del América lo que quieran… Pero juro por Dios que nunca serán campeones”, dijo.

Gabriel Ochoa Uribe

Gabriel Ochoa Uribe, como técnico de la Selección, en 1985. 

El reto era grande. Ochoa llegó a Cali (de donde nunca más se fue) y no encontró nada en cuanto a organización. Construyó al América prácticamente de cero. La idea, además de ganar algún título, era construir un club. Y lo hizo poco a poco. En su primera temporada, 1979, salió campeón. Luego logró un pentacampeonato, de 1982 a 1986, con una nómina de lujo. Y llegó tres veces seguidas a la final de la Copa Libertadores, la gran frustración que le quedó en su carrera: perdió en 1985 por penaltis frente a Argentinos Juniors. En 1986, River Plate lo superó en los dos juegos de la final.

Y la más dolorosa, la de 1987: le ganó 2-0 a Peñarol en Cali y perdió 2-1 en Montevideo. Con la reglamentación actual, América habría sido campeón, pero entonces se exigía un tercer partido en cancha neutral. Se jugó en Santiago de Chile. Con el empate, los rojos daban la vuelta olímpica, pero había alargue. En el minuto 120, Diego Aguirre anotó el gol del triunfo uruguayo. “En tres oportunidades llegamos a instancias muy cercanas a conseguirla (silencio). Es una deuda que quedó conmigo”, reconoció.

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Ochoa también dirigió a la Selección Colombia. Estuvo en la Copa América de 1963, en la que participó con la base que había ido al Mundial de Chile, pero la improvisación que tanto detestaba le jugó una mala pasada y el equipo fracasó. Y regresó en 1985, con la idea de armar un plan de selecciones nacionales. Incluso cambió el uniforme: del blanco o el zapote con la bandera tricolor cruzada se pasó al amarillo, azul y rojo que permanece hasta nuestros días. Fue un técnico exigente, organizado y ganador. El 22 de diciembre de 1991 dirigió su último partido con América y, a pesar de que lo tentaron para volver, su decisión de retirarse ya estaba tomada. Fue respetado y querido siempre. 

Gabriel Ochoa Uribe

Nacimiento: 20 de noviembre de 1929

Equipos dirigidos en Colombia: Millonarios (1957-1960, 1961-1963, 1970-1975 y 1977), Selección Colombia (1963 y 1985), Santa Fe (1965-1968) y América (1979-1991).

Títulos obtenidos: Liga colombiana con Millonarios (1959, 1961, 1962, 1963 y 1972), Santa Fe (1966) y América (1979, 1981, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986 y 1990).Tomado del libro ‘Los mejores técnicos del Fútbol Colombiano’, de José Orlando Ascencio (Intermedio Editores, 2019).

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