10
"Gústenos o no la candidatura de Santos, el Presidente y actual candidato se la está jugando por la paz del país."
El expresidente Álvaro Uribe Vélez fue reelegido por los colombianos para acabar con la guerra que viene asolando al país desde hace medio siglo. Uribe fracasó en el intento; en cambio se dedicó a hacerle al presidente Santos una guerra virtual, llena de insultos y calumnias.
Ahora el presidente Santos se postula para la reelección de 2014 como el candidato presidencial que luchará por la cesación del conflicto armado y la construcción de una paz duradera.
Estas dos posiciones políticas frente a la paz son las que han determinado la historia del país en los últimos cincuenta años: de un lado está la figura siniestra del guerrero, que viene de la época de los conquistadores españoles; de otro, la figura del pacifista, que desea la cesación del conflicto por la vía del diálogo y la reconciliación nacional.
Con la presentación del nombre del doctor Juan Manuel Santos a las elecciones presidenciales de 2014 es claro que el tema de la paz va a atravesar esta contienda electoral. Esto es benéfico para Colombia. La paz no es un asunto que solo compete a la comisión negociadora de La Habana o es potestad de los guerreros del país, que se han aliado hasta con el diablo para poder mantener una guerra que hoy es caduca e insostenible.
Como la paz es un asunto que repercutirá en la vida de nuestros hijos, es deber de todos los colombianos que les exijamos a los candidatos un debate serio y con altura. No importa que apoyemos a Santos, a Zuluaga, a Clara López, Aída Abella, etc. Lo importante es que el debate se realice para que el país comprenda la importancia que tiene un país en paz para las futuras generaciones.
Uribe tocó la puerta de la guerra y no le abrieron; ahora Santos toca la puerta de la paz porque sabe que el país, con todo el potencial que tiene, debe resolver sus conflictos por el camino del diálogo y la reconciliación.
El otro día leí en las páginas de EL TIEMPO que la guerra a Colombia, en los últimos diez años, le ha costado al país la suma de 220 billones de pesos. Imaginémonos por un instante que esta cifra se invirtiera en la vivienda, salud y educación de los colombianos. Imaginémonos por un momento que este rubro ayudara a la construcción de carreteras y vías de infraestructura. Pensemos por un instante que este valor se invirtiera en el agro colombiano.
Soñar no cuesta nada. Lo cierto es que gústenos o no la candidatura de Santos, el Presidente y actual candidato se la está jugando por la paz del país.
Si Santos logra los dos objetivos; es decir, ser reelegido Presidente y llegar a la firma de los diálogos de paz con las Farc, hace una jugada a dos bandas. Si la paz la convierte en el instrumento eficaz para acabar con la injusticia y la desigualdad
