Luces desaparecidas, en el apagón, caras sombreadas de los niños en las novenas navideñas.
Luces de cumpleaños, velitas dejando huellas de cera encima de las tortas.
Luces encendidas en las manos, signo de fe, celebrando bautismos y “primeras comuniones”.
Luces de madrugada, desvelando senderos nuevos de trabajadores cansados y pasos viejos de borrachos dolidos.
Luces del pleno día y nubes, amenaza de aguacero, huecos en las sombrillas.
Luces brillantes en el anochecer, intermitentes, coloradas, dibujando a fiesta casas dañadas.
Luces de esperanza, noticias del proceso de paz, desde la mesa de la Habana.
Luces de fuego, armas que no dejan de gritar violencia a pesar de las treguas
luces en los corazones:
siempre hay alguien que, con o sin luces, sabe amar de verdad.
