Redacción BL
En términos generales, una recesión ocurre cuando la actividad económica deja de crecer y comienza a contraerse. El comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) es el indicador que se suele tomar como referencia para determinar el momento en el que la economía de un país entra en este periodo.
En un nivel más técnico, una recesión se presenta cuando el PIB de una nación registra un crecimiento negativo por dos trimestres consecutivos. Sin embargo, otros factores, como el ingreso de las personas, el empleo, la producción industrial y el comercio, también pueden influir.
Que la economía colombiana experimente este fenómeno es una conversación que suele ir y venir entre los expertos. El tema se volvió a colocar sobre la mesa luego de que en el tercer trimestre del 2023 el PIB se ubicará en terreno negativo (-0,3 %).
Si bien varios analistas han indicado que las posibilidades de que el país entre en recesión son bajas, aún queda un cuestionamiento en el aire: ¿Qué se debe hacer para evitar llegar a este punto?
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Para entender mejor cuál es el panorama económico, hay que brindar un poco de contexto.
Además de la contracción que registró el PIB trimestral, el Índice de Seguimiento de la Economía (ISE) completa tres meses en caídas consecutivas. El último dato del que se tiene registro corresponde a octubre, mes en el que el indicador se ubicó en -0,41 %.
En ese orden de ideas, y como se mencionó previamente, de persistir esta tendencia, el país podría completar dos trimestres en negativo, lo que llevaría técnicamente a hablar de recesión.
Pero, ¿qué explica este comportamiento? De acuerdo con Diego Camacho, Senior Economist de la firma Credicorp Capital, «el retroceso de sectores claves en la economía como la industria manufacturera, la construcción y el comercio han llevado a que la economía del país atraviese terrenos muy delicados y de incertidumbre. A eso se le suma que la demanda interna ha caído durante cuatro trimestres consecutivos».
Por esa misma línea, hay que destacar que, si bien la inflación ha retrocedido- la medición más reciente la ubicó en 10,15 %- su descenso va a un ritmo más lento de lo esperado.
El experto señala que los sucesivos meses en rojo también se derivan de otros factores como el comportamiento de la deuda externa y la caída de la inversión. Así mismo, en la lista se incluye un contexto político marcado por la incertidumbre.
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PIB
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Los riesgos de caer en recesión
Camacho señala que llegar a una recesión económica reviste una serie de riesgos y problemáticas para el país que llevan a prender las alarmas sobre este tema.
«Los efectos principales serían las presiones que se generarían sobre el peso colombiano, un mayor costo en los créditos internacionales y naturalmente en una menor inversión extranjera. Hasta el momento estos serían los efectos económicos, pero se debe tener en cuenta que hay unos efectos en materia social que son igual de importantes y problemáticos», destaca.
En ese último caso, el impacto se vería reflejado en el aumento del desempleo y la desigualdad. «Las tasas de pobreza por lo general también suben cuando un país entra en recesión y menores ingresos para el Estado para atender problemáticas sociales es sin duda otro efecto perverso de una recesión», agrega.
Entonces… ¿Si vamos por ese camino?
El experto destaca que, históricamente, el último trimestre del año logra tener un comportamiento positivo, jalonado principalmente por el comercio, sector que registra un mejor desempeño en noviembre y diciembre.
La tendencia a la baja de la inflación, sumado a una disminución en las tasas de interés, también hacen prever una recuperación a lo largo del año entrante, puntualmente en el segundo semestre del año.
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A lo anterior también se le añade que el déficit fiscal será menor al estimado, debido a un aumento significativo en la recaudación de impuestos y la baja ejecución presupuestal.
En conjunto, esos factores evitarían que se hable de una recesión técnica en el corto plazo.
Comercio
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Una de las tareas clave que, según el analista, permitiría darle la vuelta a la situación es
diversificar la economía. En ese sentido, señala que esto permitiría reducir los riesgos, hacerle frente a la incertidumbre económica y obtener beneficios.
De la misma manera, hace énfasis en que trabajar en la estabilidad política y el fortalecimiento de instituciones permitiría garantizar la implementación de políticas macroeconómicas y el uso adecuado de los recursos públicos. A esto se le suma el manejo prudente de la deuda para abrir paso a nuevas oportunidades en el país.
«El tiempo será el encargado de demostrar el camino que en materia económica deberá recorrer Colombia durante el 2024, sin embargo, se debe enfocar en implementar políticas macroeconómicas responsables, darle un manejo de la incertidumbre política y generar incentivos para sectores que estimulan la economía», añade Camacho.
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