Redacción BLAsbun, la asociación de sordos de Buenaventura, cuenta con más de 100 miembros. Con un enfoque mayormente deportivo, busca favorecer la formación, el desarrollo y la inclusión en política publica. En la celebración de los 19 años (2013) de su fundación, esta comunidad organizó una misa de aniversario y algunas mamas pertenecientes a la Asociación pidieron bautizar a sus hijos en la fe de la Iglesia Católica. La celebración realizó en la catedral, el lugar más significativo de la catolicidad en Buenaventura. La preparación se dio de acuerdo y juiciosamente, a través una charla de catequesis, un encuentro preparatorio y la celebración misma muy bien concurrida.
La tarde precedente la celebración, como preparación inmediata, el grupo directamente interesado fue invitado a ubicarse en el espacio litúrgico de la catedral, para estar al tanto del desarrollo de la celebración. Algunas personas, que simultáneamente se encontraban en la catedral, miraban con curiosidad este grupo, diferente y un poco raro: los acompañaba un sacerdote que hablaba muy poco, un intérprete de lengua de señas (idioma viso gestual y viso manual) expresando, con las manos y con la cara, un mundo de signos y gestos significativos, y además otras personas dialogando en la misma manera, simultáneamente rápida y sin ruido.
En verdad: a los sordos los miramos, como en general nos llama la atención cualquier diversidad evidente y minoritaria. Es que a ellos es más importante escucharlos. A las personas sordas les gustaría escuchar a los demás, pero no pueden por la su situación sensorial, pero también porque la comunicación que todos tenemos, en general, es demasiado pobre y no sabe incluir a estas personas.
No es que todo el mundo tiene que aprehender lengua de señas para comunicar con los sordos que se expresan en este idioma (para los que quieren hacerlo hay una buena oportunidad en el portal Colombia aprende – http://aplicaciones3.colombiaaprende.edu.co/campus_virtual/) pero sí debemos tomar mas conciencia de la gente que miramos por ser “diferente”. Ellos tienen mucho que enseñar. Son enseñanzas de vida, por eso hay que tener un contacto personal, no es suficiente leer algo al propósito o mirar el documental conclusivo de un noticiero en la televisión.
Las personas sordas piden “escuchar” y ser “escuchados”, disfrutar de una comunicación eficaz para expresarse y enterarse de las expresiones ajenas. Les gustaría también crecer en la fe y tienen derecho hacerlo con libertad y responsabilidad. Significa que no es bueno que sus búsqueda de valores o creencias religiosas se determine solo por el hecho que una confesión de fe les habla con su idioma y la otra no. El proselitismo religioso es muy feo cuando se aprovecha de una debilidad. Por otra parte, quien ofrece algo para un camino de fe tiene que aprender cómo comunicarlo sin excluir a nadie.
Escuchar a las minorías (por idioma, etnia, estrato social o por falta de derechos en el trabajo) significa ante todo no aprovechar de sus debilidad. Son los poderosos (por ley, plata o violencia) los que demasiado aprovechan y casi nunca escuchan.
