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Un método sencillo y práctico para descubrir oportunidades (y crear empresas rentables) en el mundo post COVID

por Redacción BL
Un método sencillo y práctico para descubrir oportunidades (y crear empresas rentables) en el mundo post COVID


Por: Santiago A. Sena (PhD) es Lic. En Filosofía, Investigador y Profesor del IEEM Business School. 

Una crisis es una crisis. Y las crisis son especialmente devastadoras para los que tienen poco dinero. Las empresas sin acceso a financiamiento muy probablemente pierdan. Y en el mundo empresarial quienes menos capital suelen tener son los emprendedores. ¿Cuántos emprendedores pueden ajustar sus costos como Disney, que echó a 100,000 empleados sólo en Florida, o recibir inyecciones de capital para mantener sus empresas como Adidas, que recibió más de dos billones de dólares del gobierno alemán? Ninguno. Eso implica que muchas empresas van a cerrar. 

Pero no todo son malas noticias. Hay algunos ganadores. ¿Quiénes son, además de los que poseen acceso al capital para poder pasar la crisis? Aquellos que pueden detectar oportunidades y aprovecharlas. No es usual que en poco tiempo cambien las reglas de juego y eso implica que vamos a conocer una nueva realidad, cambios culturales y otras necesidades. Pero… ¿cuáles son esas oportunidades? ¿Dónde están? ¿Cómo encontrarlas o identificarlas? 

Como aviso preliminar, quiero aclarar que no soy un adivino ni un gurú. No estudié astrología ni puedo predecir el futuro. Simplemente voy a proponer un método que te ayude a detectar oportunidades. No voy a enumerar un listado taxativo o ponderado (del estilo: “las 10 oportunidades para emprendedores que trajo la pandemia”) porque pretendo que el ejercicio lo hagas tú, de manera independiente. Quiero agregarte valor y que descubras oportunidades para crear empresas rentables. Tú sólo y en cuatro simples pasos. Lápiz y papel, así empezamos. 

Lo primero que hay que hacer es estar más atento que nunca: escuchar mucho a las personas; sentir los problemas que se avecinan. Nadie sabe, a ciencia cierta, cómo será el mundo de ahora en más. Abramonos: hay que estar abiertos. Eso significa que vas a empezar a acumular información: “ya no sé cómo hacer tal o cual cosa”; “extraño mucho ir al gym y hacer ejercicio”; “tengo la cara chata y los ojos cansados de tanta pantalla”; “tuvimos que suspender nuestra fiesta de casamiento por las restricciones a las reuniones grandes”; etc. 

Foto: Depositphotos.

Lo segundo es suponer cosas. Un presupuesto es algo que estás suponiendo. Pongo algunos ejemplos de presupuestos que podrías aplicar: hasta que no haya una vacuna o una cura para el COVID-19, la OMS y los gobiernos recomendarán que exista distanciamiento social entre las personas y períodos de cuarentena para quienes viajen; Asimismo, es probable que haya un incremento del teletrabajo (home office) y del comercio electrónico (ecommerce); en ese marco, el hogar ganará mayor centralidad; necesitaremos ámbitos de interacción y de relacionamiento social alternativos. Probablemente existan muchos más presupuestos. Es tu tarea, querido lector, la de identificar esas macro tendencias. 

Lo tercero es generar hipótesis. ¿Y qué es una hipótesis? Es un razonamiento que tiene esta estructura: “Si…, entonces…”. Si sucede esto, entonces pasa esto otro. Si llueve y salgo sin paraguas, entonces me mojo. “Si no hay vacuna, entonces hay distanciamiento social”, por ejemplo. Y… ¿qué significa que haya que mantener el distanciamiento social? Si hay distanciamiento social, entonces no puedo celebrar mi casamiento con una gran fiesta. ¿Qué impacto tiene eso en las industrias del entretenimiento, de los eventos sociales, de las conferencias internacionales? ¿Qué pasará con los recitales, con los partidos de fútbol, con las grandes fiestas de casamiento? ¿Cómo se adaptarán fieles religiosos a la hora de celebrar sus ritos en comunidad? ¿Qué harán los políticos durante sus campañas o cómo mostrarán su poder los sindicatos o los colectivos de diferente clase, que ya no estarán autorizados a movilizar a cientos de miles de personas? Cada uno de estos cambios, supone una micro-crisis en cada uno de esos sectores. Habrá pocos ganadores. ¿Quiénes? Aquellos que puedan solucionar los problemas que supone no poder disfrutar de estas experiencias (no por nada la plataforma Zoom pasó a valer 42 billones de dólares).

Foto: Depositphotos.

Lo cuarto que hay que hacer es pensar en posibles soluciones a cada uno de los problemas que detectaste. Si la crisis se mantiene en el tiempo, entonces ya no podremos asistir a grandes eventos deportivos… ¿cómo veremos nuestros partidos de fútbol? Probablemente quienes estén en la industria de realidad virtual y aumentada estén frente a una enorme oportunidad. Claramente no es lo mismo ir al estadio de Boca Juniors, en Argentina, sentir cómo la Bombonera, colmada de fanáticos, tiembla (o late, como dicen allí) mientras una multitud descontrolada grita que “el que no salta, se fue a la B”, en alusión al descenso de categoría de su archirrival, River Plate, hace menos de una década. Mi experiencia de esa vivencia, sentado en mi sillón, será diferente a la de haber ido al estadio. Pero es mejor que simplemente verlo por la tele. Los creyentes religiosos que hayan escuchado misa en YouTube, siendo interrumpidos por publicidad a la mitad de sus celebraciones, probablemente coincidan. Lo mismo puede aplicarse, análogamente, para un recital o, incluso, una conferencia internacional. 

Hemos identificado sólo un (posible) ganador: quienes estén en industria de la realidad virtual. ¿Nadie más? Obviamente sí. Aplica este método usando otros supuestos, sigue identificando problemas y piensa en posibles soluciones. Una y otra vez. Las oportunidades están ahí, te lo aseguro. Si el hogar tendrá mayor centralidad… necesitaré comprar insumos deportivos a buen precio; ganarán relevancia las plataformas educativas que sean ágiles y nos mantengan entretenidos mientras aprendemos; una huerta hidropónica pasará a ser una buena alternativa para quien tenga un rinconcito en el balcón; un juego de múltiples jugadores ya no será cosa de adolescentes, sino de todos los que compartamos actividades lúdicas desde casa. Y así. 

No caigo en el lugar común de proponer “la crisis como oportunidad”, porque la crisis implica el cierre de empresas y, literalmente, la destrucción del sueño de muchas personas. Pero no me quedo con esa mirada negativa. Va a haber una nueva normalidad y allí habrá demandas insatisfechas, necesidades y, al final, la posibilidad de renacer. Aquí no propongo más que un método para estar listos y poder hacerlo.

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