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Qué se hicieron los buenos modales?

por Redacción BL

Al parecer, los modales ya no son tan importantes en la educación actual. Ciertos padres prefieren enfatizar en otras áreas y creen que los modales son simples “formalismos” que no valen la pena desgastarse en ellos; ¡fatal error! Detrás de todo esto hay una gran falta de respeto por la persona.

Las buenas maneras son la expresión de lo mejor que hay en nosotros para darnos a los demás, como una muestra de respeto y atención, ubicándonos ambas partes en el mismo nivel y dándole a entender al otro que es tan valioso como lo soy yo. Además, expresan el nivel de conciencia que tenemos hacia la dignidad de los otros.

¿Y qué pasa con la sociedad moderna?

El no cumplimiento de la normas de tránsito; la impuntualidad; el comportamiento inadecuado en las aulas; la ausencia de palabras como “buenos días”, “gracias”, “hasta luego”; la manera de comer de los niños y jóvenes; el mal uso del celular y demás gadgets en reuniones, teatros, iglesias; la ausencia de urbanidad en los buses con ancianos o mujeres embarazas; la falta de cortesía entre vecinos, compañeros de trabajo, de estudio… Son muestras de falta de educación del día a día que cada vez se hacen más presentes, todo da a entender que ya no existe la conciencia suficiente de su importancia, como sí lo era hace algunas décadas. Basta con recordar la insistencia permanente que hacían los padres y abuelos en la adecuada conducta social.

Pia Orellana de la Revista Hacer Familia dice: “los padres hemos relegado a un segundo plano este aspecto de la educación. Si la niña no saluda, es porque `es tímida´. Si salta arriba de los sillones, se debe a que `es tan alegre y tan llena de energía´. Cuando se abalanza sobre la comida es porque `por suerte es buena para comer´. Y si se niega a cumplir una orden, la razón es `que tiene mucha personalidad´.”

Parece el mundo al revés. Solange Favereau, filósofa, lo pone en estos términos: “Hay cierta confusión, porque hoy está la mirada de que los niños tienen que ser auténticos, espontáneos, libres. No es que los padres no quieran enseñarles buenos modales, sino que hoy no existe conciencia de que se deben enseñar”.

Adicional a esto, también hay que darle cabida al hecho de que los padres están fuera de los hogares la mayor parte del tiempo, cuando sabemos que algunos de los factores determinantes en el aprendizaje de estas conductas son la observación y el ejemplo, y si los padres están ausentes… ¿de quién aprenderán? Tampoco olvidemos la pérdida de la tradicional cena familiar, pues es común observar que ahora cada quien come en su habitación o en el horario que más se le acomode, dejando de lado la mejor ocasión para enseñar buenos modales a los hijos.

La invitación entonces, es a preservar los espacios existentes y crear nuevos, en donde los padres interactúen con sus hijos y no deleguen la enseñanza de los buenos modales a nada ni nadie –incluido el colegio-. Igualmente es crucial el buen ejemplo que reciban de los adultos cercanos, pues de qué vale reclamarles a los hijos que no hablen mientras coman, escuchen a quien les habla, saluden, apaguen el celular en la misa; si los padres salen en el auto y no dan paso al peatón o al subir al ascensor no dan una sonrisa amable a los demás. Hay que tener presente que los hijos siempre están en permanente observación de sus principales modelos: los padres. Familia.com

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