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El 73% afirma que el nuevo gobierno será bueno o excelente. La presidente electa ostenta una de las expectativas de gobierno más altas desde la apertura democrática en Brasil
La encuesta de Datafolha, difundida por Folha de Sao Paulo, se realizó en noviembre pasado a 11.281 personas en todo el país. Los números alcanzados por Dilma Rousseff son muy similares a los de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
La adhesión a la ex coordinadora de ministros del presidente saliente superan la de todos los mandatarios democráticos anteriores: Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) tenía una expectativa positiva del 70% en su primera presidencia y 41%, en la segunda; mientras que Fernando Collor (1990-92) reunía el 71 por ciento.
Los picos se registraron en el noreste del país: Pernambuco (78%), Ceará (79%) y Minas Gerais (80%). En el Sur, el índice cayó al 68 por ciento.
El 31% de los consultados está seguro de que la presidente electa va a cumplir con las promesas de campaña, porcentaje similar al que reunía Lula en 2002. En esa oportunidad, el 30% confíaba en su mandato. Sobre los principales objetivos del próximo gobierno, el 33% cree que los trabajadores serán los primeros beneficiados.
En cuanto a los aspectos negativos, Dilma también sigue los pasos de su referente político: el 20% de los encuestados cree que las acciones contra la corrupción serán "malas o muy malas".
Sale Lula, entra Dilma
Según la última encuesta de Ibope, el brasileño deja el Palácio do Planalto con un 87% de imagen positiva, una cifra sin precedentes en la historia de su país. El 1º de enero asumirá su delfín. Economista de profesión, Rousseff se afilió al PT en el año 2001 y hasta estas presidenciales, nunca antes había sido votada para ningún cargo. Sin embargo, su capacidad de mando es reconocida entre sus pares.
Militó en grupos guerrilleros durante la dictadura brasileña que terminó en 1985. En ese período, ocupó puestos de alta responsabilidad: primero lo hizo en la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares y después en el Comando de Liberación Nacional.
Fue ministra de Energía y en 2005 asumió como coordinadora de ministros de Lula. Reemplazó a José Diceu luego de un escándalo que incluía un supuesto sistema de recaudación ilegal y hasta la compra de votos en el Parlamento.
Uno de sus mayores logros de gestión es el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC). Un proyecto que cuenta con un presupuesto millonario para el desarrollo de infraestructura, estimulación del crédito, financiación de empresas y regulación medioambientales.
La nueva presidente de Brasil manejará los destinos de un país cuyo futuro parece promisorio. Es más, el Fondo Monetario Internacional ya vaticinó que, según sus estimaciones, será la quinta potencia del mundo para el año 2020.
