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IGLE$IAS

por Redacción BL
En Colombia, todos los días, hay una solicitud para registrar una nueva iglesia. Según un informe del Ministerio del Interior ya están registradas 5.209 iglesias en el país. 
 
¿Somos un pueblo muy religioso o muy bobo? 
 
A leer las cifras que rodean las diferentes iglesias y confesiones religiosas que funcionan en Colombia, hay que sospechar la existencia de un gran mercado. Pese a su carácter no lucrativo, las diferentes iglesias reportaron durante la vigencia del año 2013 un patrimonio cercano a los 9,7 billones de pesos  y más de 4 billones de pesos por concepto de ingresos.
 
Según la legislación vigente, en Colombia las organizaciones sin ánimo de lucro, gozan del beneficio tributario de estar exentos de declarar el impuesto sobre la renta. Las organizaciones no gubernamentales benefician de esta exención y también las iglesias y confesiones religiosas del país, que también son consideradas entidades sin ánimo de lucro.
 
En la area de la religión, antes era la sola Iglesia Católica que disfrutaba del beneficio tributario. Después de la reforma constitucional del 1991, con la garantía de la libertad de culto, todas la iglesia gocen del mismo privilegio. 
 
Sabemos que las entidades sin ánimo de Lucro son personas jurídicas que se constituyen por la voluntad de asociación o creación de una o más personas (naturales o jurídicas) para realizar actividades en beneficio de asociados, terceras personas o comunidad en general. 
El carácter sin animo de lucro demora en el hecho que estas entidades no persiguen el reparto de utilidades entre sus miembros. 
Bien, hay todavía una ganancia económica importante que a pesar de no ser repartida entre los miembros de las entidades, favorece algo o alguien. 
 
El gobierno parece intencionado a incluir un artículo, en la anunciada reforma tributaria estructural, para poner en cintura a estas entidades sin animo de lucro, para que no tengan “animo” de evadir el impuesto a la renta. 
Muy bien. Esperamos el articulo y ojalá esta vez no ganen como siempre los intereses económicos de los poderosos, que dentro y afuera de las iglesias, muy bien se entienden para perpetuar corrupción y privilegios. 
 
Al final ¿que somos, muy religiosos o muy bobos? Hay que ser bastante ciegos para no enterarse que los números (cantidad de iglesias, cantidad de dinero que manejan) hablan más de plata que que de fe. Así el sospecho que, en el nombre de un cualquier dios, nos están robando el bolsillo, tiene más que una prueba.  
 
Un consejo. Averiguamos si la iglesia que conocimos o frecuentamos, nuestra parroquia o cualquier iglesia más o meno cristiana, esta dispuesta a gastar plata para un servicio, para un aporte a los pobres, para algo que sirva al bien común. Más aún averiguamos si nuestra iglesia nos responsabiliza, si nos hace entender bien como y donde se utiliza el dinero recogido, ayudándonos a compartir de verdad un crecimiento justo y comunitario. 
 
Si nuestra iglesia no esta dispuesta a gastar para los pobres, ni no nos explica bien donde termina el dinero, a pesar que sea legal todo lo que hace, cuidamos fe y bolsillo buscando mejor camino. Amen. 

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