Redacción BL
John Petter Opdahl, embajador de Noruega en Colombia, es categórico: “Nuestra credibilidad como facilitador se funda en que cumplamos los compromisos con las partes”, dice en referencia a que su país será leal a los protocolos firmados entre el Estado colombiano y la guerrilla del Eln para adelantar negociaciones de paz en Cuba.
Esto pese a la enorme presión que enfrenta la isla, en especial del gobierno de Estados Unidos. La semana pasada, la administración de Donald Trump acusó a Cuba de “no cooperar completamente” en la lucha antiterrorista con Washington.
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El argumento del Departamento de Estado se debió en parte a su “negativa a extraditar a Colombia a diez miembros” del Eln, según el comunicado oficial.
Los miembros de esta guerrilla viajaron a La Habana en 2017 para iniciar unas negociaciones de paz que nunca cogieron ritmo. En 2019 esta guerrilla ejecutó un atentado terrorista contra la Escuela de Cadetes de Policía General Santander que cobró la vida de 23 personas y dejó casi 100 más heridas.
El presidente Duque reaccionó y solicitó a Cuba la extradición de los insurgentes, pedido que fue rechazado por La Habana “citando los protocolos en caso de ruptura de las negociación de paz”.
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¿Cuál es la posición de Noruega ante el llamado “protocolo de retorno” de La Habana?
Nuestra posición es la misma que ha sido desde el principio. Siendo co-firmante junto con varios otros países garantes de este protocolo que se hizo entre dos partes, asegurando el retorno seguro en caso de ruptura de las negociaciones, tenemos que honrarlo.
Pero, ¿por qué Noruega insiste tanto en esta posición?
Es que no tenemos otra opción. Este tipo de acuerdos, que permiten el retorno seguro de las delegaciones en caso de romperse las negociaciones, son requisitos imprescindibles para poder realizar negociaciones de paz.
¿Ustedes no se mueven una línea?
Noruega está involucrado en procesos de paz en varios países del mundo y nuestra credibilidad como facilitador se funda en que cumplamos con nuestros compromisos con las partes.
Entonces, ¿Noruega respalda la posición de Cuba?
Tenemos que recordar que Cuba en su momento aceptó la responsabilidad de ser el anfitrión de las negociaciones por petición de las mismas partes. Claro, en una negociación de paz, el país anfitrión debe garantizar la seguridad física y legal de las delegaciones. Si hay duda sobre la capacidad de un país anfitrión de garantizar la seguridad, el camino hacia la paz será mucho más difícil. Este principio es válido para cualquier proceso de paz en el mundo.
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Este tipo de acuerdos, que permiten el retorno seguro de las delegaciones en caso de romperse las negociaciones, son requisitos imprescindibles para poder realizar negociaciones de paz
¿Cómo se puede resolver esta situación?
Noruega tiene mucha fe en las soluciones diplomáticas. Yo estoy seguro que eso va a ser posible en este caso también. Noruega es un socio de largo plazo para Colombia y tomamos muy en serio nuestras obligaciones como país garante.
¿Esta situación deterioró las relaciones entre Noruega y Colombia?
Tenemos relaciones excelentes. A partir del año pasado, el parlamento noruego ha designado a Colombia como país socio prioritario. En términos de cooperación, Colombia es nuestro cuarto socio más grande a nivel mundial. Nuestro objetivo es mantener este nivel de cooperación estrecha y extensa entre nuestros países, tanto en ámbitos políticos como económicos. Políticamente a través de diálogos respetuosos entre nuestros gobiernos y económicamente a través de inversiones financieras que generan empleo y crecimiento económico.
Pero, ¿el caso sí produjo algo de decepción de la política exterior de Colombia?
Quiero destacar que Colombia es un país que asume una considerable responsabilidad internacional en muchos ámbitos importantes. Pondría el ejemplo del clima y la conservación forestal donde disfrutamos una cooperación extensa. También en asuntos humanitarios, Colombia ha demostrado una solidaridad impresionante con los migrantes venezolanos. Nuestra buena y cercana relación con Colombia y su pueblo es muy apreciada por los noruegos.
REDACCIÓN POLÍTICA
EL TIEMPO
