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Retos de la cuarentena general en Colombia a partir del 1 de junio – Salud

por Redacción BL
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Retos de la cuarentena general en Colombia a partir del 1 de junio - Salud

Las imágenes casi apocalípticas de las calles de las ciudades capitales de Colombia vacías hace dos meses, que muchos compararon con escenas de series como ‘The Walking Dead’, condicionadas por el encierro de la gente atemorizada por el nuevo coronavirus, que en otras latitudes mataba gente por centenares, son cosa del pasado. Y todo sin que el peligro haya terminado.

Los trancones en las aplicaciones de movilidad ya pintan líneas rojas, los vendedores ambulantes ofrecen sus productos hombro con hombro, un sinnúmero de fiestas clandestinas en Cali y hasta una volqueta convertida en piscina pública en una comuna de Medellín dan cuenta de que, en la práctica, de cuarentena queda poco.

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Esto contrasta con las cifras de una pandemia en el país que en solo el mes de mayo ha dejado tres de cada cuatro infecciones y dos de cada tres muertes. El ascenso es creciente y sostenido y se encamina hacia un pico que al parecer llegará en momentos en que gran parte de la población estará en la calle.

De hecho, el decreto 749 del 2020, emitido esta semana, aunque prolongó hasta el 30 de junio la cuarentena general que debería terminar hoy domingo, incluyó 43 nuevas excepciones, con lo que muchas actividades profesionales, técnicas y de servicio reactivarán sus tareas siempre y cuando cumplan con los protocolos de bioseguridad. Esta decisión tiene varias miradas.

Para empezar, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, decidió mantener las actuales restricciones hasta el 15 de junio bajo la premisa de que gran una parte de la economía nacional está en la ciudad, a la par que, al ser el foco de la pandemia, existen unos conglomerados muy difíciles de manejar desde el punto de vista epidemiológico.

Cumplimiento parcial

Luis Jorge Hernández, doctor en Salud Pública y profesor de la Universidad de los Andes, afirma que la cuarentena tenía dos objetivos: uno cumplido y el otro no.

Por un lado estaba ganar tiempo a muy alto precio y hacer un alistamiento de los servicios de salud, específicamente para disponer de unidades de cuidados intensivos. Y el otro, evitar que los casos se concentraran en poco tiempo para evitar desbordes.

El primero se logró parcialmente porque en Bogotá de las 4.000 unidades de UCI solo se ocuparon 600. Mientras que el segundo ha permitido postergar la aparición del pico que ya empieza a asomarse.

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Y con esta opción del Gobierno, de una cuarentena de forma y una flexibilización de hecho, se requieren acciones muy sólidas como lograr la mitigación con distancia social reforzado con pruebas masivas para confirmar casos, identificar contactos y aislarlos.

Urge la consolidación de un sistema de indicadores de seguimiento diario muy precisos porque “esto es como caminar por un campo minado en el que solo si las cosas se hacen bien se puede pasar al otro lado. De lo contrario…”.

Por su parte, Hernando Nieto, expresidente de la Asociación Colombiana de Salud Pública, afirma que en estas condiciones el número de contagios aumentará porque el hecho de liberar implica un riesgo grande; y por eso resulta obligatorio que las medidas de protección a toda la población se apliquen de manera rigurosa.

Aunque se entiende que hay que reactivar la dinámica de ciertos sectores económicos, esto debe hacerse a la vez que se garanticen fuentes alternativas para garantizar ingresos a la gente desde sus casas y sus comunidades y reordenen su trabajo sin necesidad de desplazarse y sin exponerse a interacciones. “Es un gran desafío para todo el país”, afirma.

Disciplina máxima

Rodrigo Córdoba, de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, dice que este proceso inédito ha demostrado que los confinamientos prolongados, a pesar de la incertidumbre, terminan por minar la resistencia de la gente, al punto de que ante las dificultades prefieren exponerse al ver que sus factores de estabilidad emocional, económica y social se erosionan. Algo completamente entendible.

Sin embargo, estas liberalizaciones masivas, si no están acompañadas de un proceso de pedagogía social intenso para que la población entienda el riesgo, pueden resultar catastróficas.

“Es hora de entender que hay determinantes sociales que impactan en la salud de la gente y deben atenderse con prioridad y para lo cual todavía hay tiempo”, dice el psiquiatra.

El exministro de salud Gabriel Riveros va más allá y considera que hasta el momento el país ha sido afortunado de las cifras gracias al comportamiento adecuado de gran parte de los colombianos y a las medidas tomadas tempranamente. Sin embargo, estos son logros coyunturales y temporales, porque fuera de dilatar la posibilidad de que más gente se infecte y muera, así como de buscar adaptaciones en el sistema de salud, no se ha logrado más, afirma.

“Falta mucho y si todos, empezando por el Gobierno, no cuidan la inversión hecha en la cuarentena con la aplicación rigurosa de medidas se corre el riesgo de ser un país fracasado tras unos buenos resultados iniciales”, remata.

Se corre el enorme riesgo de borrar con el codo lo hecho con la mano porque se depende de un virus actuando sobre poblaciones tan impredecibles como él, dice Riveros.

‘Salud también es ser funcionales’

El ministro de Salud, Fernando Ruiz, le respondió varias preguntas a EL TIEMPO sobre lo que viene para el país desde mañana, con una nueva flexibilización de la cuarentena.

¿Con qué bases se tomó la decisión de extender la cuarentena con flexibilizaciones?

En el aislamiento preventivo obligatorio la ocupación de camas en UCI no ha superado el 60 por ciento y el número reproductivo efectivo de la epidemia ha sido bajo (cerca de 1). No hay una curva, sino una línea recta, y eso se traduce en una postergación casi indefinida del problema. También tomamos esta decisión buscando un equilibrio. La salud no es solo la ausencia de enfermedad; también consiste en ser funcionales.

Algunos dicen que en la práctica se acabó la cuarentena y que había que esperar al pico epidemiológico…

No se acabó; se abrió gradualmente. En Colombia hay 15 millones menores de 18 años, 3 millones mayores de 70, más de 2 millones de universitarios, y eso sin contar a quienes pueden teletrabajar, padecen enfermedades de base o viven en ciudades que aún no reactivarán nuevos sectores. El aislamiento sigue vigente para toda esa población. Insisto: una cuarentena absoluta e indefinida no aplana la curva; la suprime. Y si la curva se suprime, no se soluciona el problema; se aplaza.

¿Qué recomienda a los alcaldes y qué espera de los ciudadanos?

Los alcaldes tienen la llave de la gradualidad. Conocen su territorio y las condiciones de su población. Espero de todos los ciudadanos solidaridad y apego a los protocolos de bioseguridad. Abusar de las excepciones no solo acarrea un riesgo personal sino colectivo. Quien pueda permanecer en casa, hágalo, porque el espacio libre afuera puede ser aprovechado por quien lo necesite para su subsistencia. Y tres reglas de oro para los que salgan: tapabocas, lavado de manos y distanciamiento físico.

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