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#SampedrinosPorElMundo En Alemania, Gastón Díscoli y su trabajo con la tecnología aplicada al deporte

por Redacción BL
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La vida de Gastón Díscoli está, desde siempre, ligada al deporte, sobre todo al básquet en el que se desempeñó en Náutico y fue parte de planteles de primera que compitieron en diferentes provinciales. También, fue árbitro y desde hace casi 15 años se desempeña en una de las empresas de venta de indumentaria y elementos deportivos más importantes del mundo la que, después de doce años en Argentina, le ofreció un puesto en Alemania, país donde se fundó, y partió en enero de 2018.

Desde Fürth, en Núremberg, el sampedrino dialogó con La Opinión sobre su tarea en la multinacional: «Estoy en el área de innovación y desarrollo. El equipo del que formo parte es el que crea las tecnologías para los productos. Nosotros creamos la tecnología y las unidades de negocio crean el producto que ves en las góndolas. Todo lo que es en cuanto a tracción, evaporación de transpiración, retorno de energía, rotación o fricción de la pelota, entre otras cosas, sale del departamento en el que estoy yo. Los laboratorios en los que estoy, con la infraestructura de tecnología hacemos las pruebas de materiales, de rotación, tracción, presión y todo lo que sea el producto».

Díscoli trabajó doce años en la sucursal que la empresa tiene en San Isidro hasta que emigró porque «el puesto» que le ofertaron «era uno de esos que buscas siempre». Además, admitió que «necesitaba un cambio» y buscaba «tranquilidad» porque estaba «muy acelerado» y sostuvo que, si bien no bajó su «ansiedad ni adicción al trabajo», está «bastante mejor».

Para Gastón la mudanza no fue sencilla y atravesó varias complicaciones, una de ellas que su esposa debió aprender el idioma alemán para que le den la visa: «Primero llegue solo porque la embajada le solicitó la certificación del nivel inicial de alemán a mi esposa. Se lo exigieron en particular porque la compañía de inmigración que nos asignó la empresa hizo las cosas mal con otras empresas y por mala suerte nos tocó a nosotros un control muy estricto, por eso pidieron que llegue a Alemania sabiendo alemán para la integración. Tuvo que hacer un curso intensivo de alemán dos meses con la presión de tener que aprobar. A mí no -continuó- porque ya venía con trabajo asignado y al ser una multinacional hablamos en inglés. Yo estoy aprendiendo algo de alemán pero poco y nada. Es complicado y no me dal el tiempo, tampoco me lo exigen. Tengo ganas de hacerlo pero no veo cuando».

También, contó que los primeros meses vivió en un hotel hasta que llegó a Europa el container con sus pertenencias y se pudo mudar. Para él, la «falta de experiencia» en Argentina para realizar los trámites teniendo en cuenta que fue un caso excepcional que pasó directamente a la casa matriz alemanda, hizo que el cambio se dificultase «un poco» aunque, lejos de considerarlo un mal trago, lo definió como «una experiencia distinta».

Fürth cuenta con alrededor de 140 mil habitantes de los 750 mil que tiene Núremberg. «Es una zona conservadora del interior de Alemania, bastante parecida a San Pedro que por eso me gusta tanto. Bastante campestre, ciudades chicas, mucho bosque y campo. Todo eso nos cerró por todos lados», contó. Incluso, sobre la región en sí, detalló: «Esta área fue muy bombardeada y cada vez que están construyendo algo estamos en la oficina y nos dicen que hay que desviar caminos porque estaban excavando y apareció una bomba. Por dos o tres horas está todo cercado y evacuado en 800 metros a la redonda. No podés volver por el peligro a una explosión. Al principio pensaba ‘una bomba, qué va a pasar’, pero ahora ya es normal. Hay zonas a las que no se puede ir porque están restringidas por el peligro que puede haber. Todavía quedan, 30 años después de la caída del muro, todas esas cosas. En estas zonas casi no se habla del tema: hay dos partes, la que se avergüenza de lo que pasó y la minoría, un 10%, que reivindica eso. Racismo hay, pero tampoco es tan extremo. Es más, la gente que ayuda y colabora, siempre una vez que los conoces cuando ya estuviste con ellos varias veces. No son abiertos como nosotros».

El país teutón está en el centro del viejo continente y «cerca» de todo. Por eso, Gastón pudo conocer otras ciudades y países como Praga en República Checa, París en Francia, Budapest en Hungría y Milán y Roma en Italia, algunos de ellos a modo de vacaciones y otros por trabajo. «Acá te tomas un avión low cost por 25 euros y estas enseguida en cualquier lado, incluso tenemos un aeropuerto en Núremberg. Cuando hablo de las distancias en Argentina, no lo pueden creer. Viajé bastante pero tengo mucho básquet pendiente, había empezado a ir a ver algo como la nueva Champions League y me sorprendí con que la cancha es súper caliente a diferencia del fútbol. También tengo cerca, a 40 minutos, para ir a ver al Bayer Múnich y también Milán para ver a (Luis) Scola en el Olimpia Milano. Esas son las ventajas de estar en el centro de Europa», contó.

Furth-Alemania

Para Alemania, el coronavirus fue un problema, pero no tanto como en Italia o España y al 13 de mayo se registraron casi 175 mil casos positivos con alrededor de 8 mil muertos. En ese marco, el hombre nacido en San Pedro relató que «nunca» tuvieron una «restricción total» para salir, sino que «siempre» estuvo permitido, por ejemplo, «hacer ejercicio como salir a correr o andar en bicicleta», opción que aprovechó con su familia: «Cuando volvimos en enero desde Argentina compramos bicicletas porque podés usarla para subir el tren o bus y andas con la bicicleta para todos lados, llegas a otra ciudad y usas la bicicleta. Justo empezó todo esto y las bicis nos vinieron fantástico para recorrer. La gente sale a correr y caminar y en los parques hay mucha gente después del home office y los fines de semana».

Además, aseguró que el «sistema de salud» está «muy preparado» para afrontar la pandemia y que se puso en práctica un «protocolo» vigente del 2012 confeccionado para enfrentar un posible atentado terrorista como padecieron otras naciones de Europa esos años: «Vieron esa demanda de tener todo preparado en caso de algo así o catástrofe y aplicaron parte de ese protocolo a la pandemia. Los agarró bien parado, la planificación y estar un paso adelante está dentro del conservacionismo. Son muy conservadores».

«Acá todo el mundo es consiente y responsable, la educación y mentalidad es distinta. Cuando el gobierno baja línea, la gente hace bastante caso a lo que se recomienda y más con la cercanía a esta zona con Suiza, Austria e Italia. Al principio Bayern se vio muy afectada porque la gente salía los fines de semana y así empezó a esparcirse mas el virus. Esa acción rápida, que es lo que vimos en Argentina, puso un freno. El primer caso se dio acá en una fábrica a 100 kilómetros de donde estoy por visitas de China. Este lunes empezamos a trabajar en oficina mil de las 8 mil personas, entre ellas yo por lo que hago», indicó.

Por último, el sampedrino contó que no tiene «fecha de regreso» a Argentina porque su contrato es «ilimitado» y les «gustó mucho» Alemania. «Por ahora la idea es quedarse acá pero nunca se sabe si me dicen que tengo que ir a otro país o tendré que volver. Nunca me puse un plazo de vuelta porque si estás con esa mentalidad nunca te asentas. Mi esposa está contenta aunque al principio nos costó. A veces cuesta, tenemos días complicados pero ahí es apoyarse en la pareja, los amigos, llamar a la familia o seguir el consejo de una pareja amiga de cuando hay un día mal tomarse un buen vaso de vino», finalizó.



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