La comunidad de Palmira vive horas de profundo dolor tras la muerte de Julieta, una niña de apenas dos años, quien falleció este 29 de mayo después de cuatro días de lucha por su vida. La pequeña fue víctima de un ataque armado ocurrido el 25 de mayo en el barrio El Sembrador, donde recibió el impacto de una bala perdida dirigida inicialmente hacia su padre.
Según las autoridades, el ataque fue un intento de homicidio contra el padre de Julieta, quien también resultó herido. La rápida intervención policial permitió la captura del presunto agresor, un adolescente que portaba un arma de fuego calibre 38. El joven fue trasladado a un centro de menores bajo medida preventiva, mientras las investigaciones avanzan.
El crimen ha generado una ola de rechazo en la sociedad y en las esferas políticas. El alcalde de Palmira, Víctor Ramos, condenó el hecho y subrayó la urgencia de combatir el uso de armas ilegales y el reclutamiento de menores por parte de bandas criminales.
Desde la Personería de Cali también se pronunciaron, calificando el acto como una violación intolerable a los derechos de la infancia: “Ningún hecho violento puede arrebatar la vida y la inocencia de nuestros niños”, expresaron.
En medio del dolor, familiares y amigos de Julieta han inundado las redes sociales con mensajes de despedida, mientras la ciudadanía convoca una marcha pacífica para este 30 de mayo. La movilización busca exigir mayor seguridad para los niños y rechazar la violencia que sigue cobrando vidas inocentes. Los organizadores han pedido a los asistentes llevar velas blancas y pancartas como símbolo de paz.
La muerte de Julieta reabre las discusiones sobre la creciente participación de adolescentes en crímenes violentos y la necesidad de políticas públicas más efectivas para proteger a la niñez y desarticular las redes que los reclutan. Mientras Palmira llora, la sociedad exige respuestas y acciones concretas para evitar que tragedias como esta se repitan.
#JusticiaParaJulieta se ha convertido en el grito de una comunidad que clama por un futuro libre de violencia para sus niños.