Redacción BL
Ni el comienzo de la recuperación de vida productiva, con el inicio gradual desde mayo de actividades como la construcción, las obras de infraestructura, algunos sectores de la industria y luego ciertas actividades comerciales, pudo amortiguar lo suficiente el efecto del aislamiento en que debió entrar el país para enfrentar la llegada del coronavirus.
Por ello, en línea con la previsión de los analistas, del Gobierno y del Banco de la República, que vaticinaban una contracción en niveles del 16 por ciento, la economía colombiana se desplomó en el segundo trimestre del año, período en el que el producto interno bruto (PIB) se descolgó un 15,7 por ciento, según el Dane.
El crecimiento del primer trimestre fue revisado al alza, de 1,1 por ciento a 1,4 por ciento
En plata blanca, la variación indica que entre abril y junio, cuando el PIB sumó 180,7 billones de pesos, la economía dejó de producir 33,7 billones de pesos con respecto al mismo período del año pasado, cuando esa cifra de la producción de todas las actividades totalizó los 214,5 billones de pesos.
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Y debido a esta situación, al corte del primer semestre la cuenta de cobro que la crisis le deja al producto interno del país, y que se traduce en desempleo y en menores ingresos para millones de colombianos, ya va en 31,1 billones de pesos (el PIB semestral sumó 386,6 billones de pesos frente a 417,6 billones de pesos de la primera mitad de 2019), y la contracción en el semestre se ubicó en -7,4 por ciento.
El viceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño, le dijo a EL TIEMPO que la proyección de esa cartera sobre el desempeño del año sigue siendo de -5,5 por ciento.
“El crecimiento del primer trimestre fue revisado al alza, de 1,1 por ciento a 1,4 por ciento, y el crecimiento de -15,7 por ciento en el segundo trimestre fue 1,5 puntos porcentuales mayor de lo que el ministerio esperaba en junio. Con esto, el crecimiento de -5,5 por ciento implica que durante el segundo semestre la economía colombiana siga en terreno negativo: se contraería alrededor de 3,5 por ciento”, aseguró.
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Detalle sectorial
Con base en las cifras del Dane, Mauricio Hernández, economista de la firma BBVA Research, explica que el gran comercio (incluye comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida), la construcción y la industria fueron los sectores que más contribuyeron a la caída del PIB, por una combinación de su tamaño dentro de la economía y de sus fuertes caídas, que para los dos primeros superó el 30 por ciento.
Pero, más allá de esto, las cifras detalladas de estos tres grandes sectores evidencian no solo la magnitud del desplome, sino lo difícil que resultará remar contra la corriente si la economía sigue a media marcha.
Por ejemplo, en ese gran comercio, que fue el que más se desplomó con -34,3 por ciento, el peso hacia abajo lo ejercieron el alojamiento (turismo) y los servicios de comida (restaurantes), cuyo PIB cayó estrepitosamente un 66,6 por ciento anual en el segundo trimestre, mientras que el transporte lo hizo en un 36,9 por ciento, en tanto que el comercio mayorista y minorista, unido a las ventas de vehículos y motos, retrocedió en 18,7 por ciento.
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Y si se miran en profundidad el sector transporte y almacenamiento, se evidencia el fuerte impacto de tener cerrado el transporte aéreo de pasajeros, ya que este subsector tuvo un enorme retroceso del 75 por ciento anual entre abril y junio (comportamiento que será similar en el tercer trimestre porque en principio está cerrado hasta agosto), mientras que el PIB del transporte terrestre y por tuberías se contrajo un 32,7 por ciento, según el Dane.
La fabricación de productos textiles, calzado y de cuero bajó 56,1 por ciento anual en el segundo trimestre.
Esneyder Gutiérrez / EL TIEMPO
Por el lado de la construcción (que bajó 31,7 por ciento su PIB), no solo las edificaciones más que duplicaron la caída del primer trimestre y se derrumbaron un 38,7 por ciento entre abril y junio, sino que la construcción de carreteras y vías de ferrocarril, que tuvo un arranque de 10 por ciento en el primer trimestre, mayor que el 8,8 por ciento del mismo lapso de 2019, en el segundo trimestre de 2020 tuvo una contracción de su PIB del 18,8 por ciento, según las cifras del Dane.
Y por el lado de la industria, los sectores más golpeados son aquellos que producen insumos y materiales para las actividades que se frenaron y cuyos artículos la gente ha dejado de comprar, como por ejemplo la fabricación de productos textiles, calzado y de cuero, cuyo PIB bajó 56,1 por ciento anual en el segundo trimestre.
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Igualmente, la refinación de combustibles, la coquización y la fabricación de productos químicos bajaron su PIB en un 32,5 por ciento en el segundo trimestre, al igual que la fabricación de vehículos, carrocerías, productos informáticos y maquinaria y equipo, rubro que se contrajo 35,6 por ciento y dentro del cual el PIB de la elaboración de carros cayó 64,8 por ciento, en tanto que la fabricación de muebles, colchones y somieres se hundió un 53,3 por ciento en el período.
Signos y alertas recientes
Varios analistas, entre ellos Luis Fernando Mejía, director del centro de estudios económicos Fedesarrollo, señalan que el mal dato del PIB tiene una cara positiva (se tocó fondo) y que hay un ritmo de recuperación paulatina porque de la contracción de 20,1 por ciento en abril se pasó a una de 11,1 por ciento en junio, lo cual hace pensar en un segundo semestre mucho más positivo, no necesariamente con cifras de crecimiento, pero sí con contracciones muy inferiores.
Por ejemplo, la venta de carros llegó a 14.481 unidades en julio pasado, un 6.573 por ciento más que en abril, cuando apenas se vendieron 217 vehículos, pero inferior en 36,8 por ciento con respecto a julio de 2019, según la firma Andemos.
Algo similar se observa en el consumo de energía, que en julio fue 14 por ciento superior al de abril pero 3,5 por ciento por debajo de lo observado 12 meses atrás, según XM, operador del mercado eléctrico.
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Por ello, Mauricio Hernández, analista de BBVA Research, señala que el repunte económico estará liderado por la apertura más extendida de los sectores económicos y el retorno de algunas personas al mercado laboral, la recuperación de la producción y mayores precios de los productos básicos que más se exportan, específicamente el petróleo.
Pero advierte que esa gradualidad del repunte obedece a las cuarentenas localizadas en ciudades y barrios, que mantendrán el choque de oferta y la menor capacidad de compra de los hogares, debido a que el deterioro del mercado laboral se prolongará por un buen tiempo y no volverá a niveles previos. Incluso, analistas del Banco de Bogotá llaman la atención porque si bien la información preliminar refleja repuntes sectoriales en el tercer trimestre, el ritmo de recuperación ha ido moderando, resultado de las nuevas medidas de confinamiento en algunas ciudades del país.
Y ante esto, los empresarios llaman a pisar el acelerador en la gradualidad de la apertura de actividades. Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), afirma que se debe enfocar toda la atención en agilizar las medidas de reactivación para darles oxígeno a las empresas y evitar que se sigan perdiendo empleos, adoptando el decálogo de apoyo a la empresa nacional que formuló la agremiación.
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ÓMAR G. AHUMADA ROJAS
Subeditor de Economía y Negocios
Twitter: @omarahu
