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El potencial de negocio en sistema financiero latinoamericano con el cambio climático | Finanzas | Economía

por Redacción BL
El potencial de negocio en sistema financiero latinoamericano con el cambio climático | Finanzas | Economía

La vulnerabilidad de América Latina al cambio climático probablemente aumentará los riesgos físicos y de transición de las instituciones financieras.

Esta es uno de los planteamientos que la firma McKinsey, firma de consultoría estratégica mundial, presentó en su informe ‘¿Están preparadas las instituciones financieras latinoamericanas para la sostenibilidad?’

(Destinarán fondos a empresas que apoyen a comunidades rurales).

Según la firma, lograr el net zero (neutralidad de carbono, huella de carbono cero) para 2050 impulsará el gasto total de América Latina en activos físicos relacionados con la transición a 9,4% del PIB regional, o unos US$20 billones, con un gasto anual que aumentará en alrededor de $700.000 millones.

En los últimos años, la sostenibilidad ambiental se convirtió en un objetivo estratégico clave para las instituciones financieras en las economías avanzadas.

(Dos ciudades colombianas, elegidas para proyecto sostenible de EE. UU.).

En Latinoamérica, las instituciones financieras han avanzado más lentamente en la integración de la sostenibilidad en sus agendas estratégicas y de flujos de capital, dice el estudio.

A finales de 2022, el 80% de los países de América Latina habían actualizado sus contribuciones determinadas a nivel nacional, sus compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero bajo el Acuerdo Climático de París, y las principales economías regionales adoptaron objetivos más ambiciosos.

(Energía solar será el 40% del consumo del hotel Amazon).

La transición a una economía más sostenible representa oportunidades de negocio relevantes para las instituciones financieras, ya que tienen un papel clave en asegurar los flujos de capital necesarios para acelerar el cambio económico y tecnológico”, dijo Juan Aristi Baquero, socio de McKinsey y coautor del estudio.

Asimismo, la vulnerabilidad de la región al cambio climático probablemente aumentará los riesgos físicos y de transición de las instituciones financieras, lo cual probablemente tendrá un impacto relevante en sus decisiones.

Otro aspecto que resalta es que los reguladores financieros y de mercado en América Latina dirigen su atención a los riesgos y oportunidades ambientales, pese a que han comenzado más tarde a implementar regulaciones centradas en la sostenibilidad, pero varios países de la región han tomado medidas concretas para fortalecer los requisitos regulatorios en torno a la divulgación corporativa, la banca sostenible y la gestión del riesgo climático.

(La iniciativa que pagaría sus servicios por ahorrar agua y energía).

Brasil, Chile, Colombia y México recientemente tomaron medidas para fortalecer los requisitos regulatorios en torno a la divulgación corporativa, la banca sustentable y la gestión del riesgo climático.

En el caso de Colombia señala que la Superintendencia Financiera adoptó una ‘taxonomía verde’ que proporciona un conjunto de clasificaciones estándar de actividades sustentables.

Al definir los términos y conceptos clave, la taxonomía verde tiene como objetivo fomentar el desarrollo de un mercado más expansivo para productos financieros sustentables.

(La Diplomacia Científica: una oportunidad para el Amazonas).

También menciona que los países latinoamericanos cuentan con recursos naturales que serán fundamentales para la transición energética global y señala que en biocombustible líquido en Argentina, Brasil, Colombia y Guatemala podría apoyar la descarbonización de los sistemas de transporte regionales y globales.

Entre otros aspectos, dice que las instituciones financieras regionales pueden adelantarse a los requisitos reglamentarios y mantener una ventaja competitiva en el mercado global de finanzas sustentables con el desarrollo proactivo de las capacidades que hoy se requieren en otras jurisdicciones.

Recomienda cinco pilares para implementar un plan de acción: Definir una estrategia ambiental con prioridades claras y nivel de ambición acorde con la institución, identificar las oportunidades de crecimiento en finanzas sostenibles y desarrollar la oferta de productos y servicios, hacer gestión del riesgo climático y ambientales.

(Es una realidad: inicia el dragado del Canal del Dique).

El estudio dice que tiene que haber estrecha coordinación entre los equipos de venta, atención al cliente y desarrollo de productos y de comunicación externa y gestión de los interlocutores clave, incluyendo la adquisición de compromisos internos y externos.

PORTAFOLIO

Fuente de la Noticia

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