Hace seis meses el mundo no se imaginaba a lo que se enfrentaría y aunque aún no es clara la fecha ni el lugar en el que surgió el coronavirus, y el sitio del primer caso identificado, la historia mostrará de momento a China como la cuna de la enfermedad, exactamente en Wuhan.
Esta región, de 11 millones de habitantes fue la primera en decretar la alerta por la presencia viral y comenzó un confinamiento estricto para el control de la enfermedad. Todo mientras que el mundo despertaba al año 2020, el más atípico de la historia contemporánea.
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La “neumonía vírica”, fue el primer nombre con el que se denominó la enfermedad y su primera hipótesis señalaba que había surgido al interior de un mercado de comida en Wuhan y de allí se había extendido al mundo, incluso en menos de un mes.
La enfermedad se propagó rápidamente mientras que Wuhan se encontraba confinado desde el 22 de enero; de allí nadie podía entrar ni salir. La cuarentena se extendió bajo estricta disciplina por 11 semanas, retornando a la normalidad en abril; fecha para la que el mundo hasta ahora se encontraba próxima a su etapa más crítica.
Mientras que China califica a Wuhan como el foco sobreviviente de la pandemia, el mundo aún cuestiona le surgimiento del virus, y la responsabilidad del Gobierno chino frente a los problemas para contener su expansión.
En Europa, el principal foco que encendió las alarmas fue Italia, donde la capacidad hospitalaria estuvo al borde de desbordarse, y su población mayor sufrió los primeros embates de un virus que parecía no tener contención.
El virus llegó a Italia el 30 de enero debido a dos turistas chinos portadores de la enfermedad, y precisamente desde ese país llegó a Colombia, pues la primera paciente detectada en nuestro territorio había arribado en un vuelo procedente de Milán.
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Con la llegada del virus a Italia, comenzaron las primeras alarmas internacionales, obligando a los gobiernos del mundo a implementar medidas de contención.
Allí comenzó la restricción de movilidad y la decisión fue rápidamente acatada por el Estado del Vaticano, donde se restringió la presencia de fieles e incluso el papa Francisco comenzó a enviar sus mensajes al mundo a través de su biblioteca y no desde la tradicional plaza de San Pedro.
Aunque el mundo vivió entero una Semana Santa atípica, el lugar que más lo resintió fue precisamente el Vaticano. Desde allí, y en una oración especial, el papa elevó la plegaría Urbi et Orbi para clamar por el fin de la pandemia.
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Bérgamo, ubicada en el norte de Italia, fue el escenario de desgarradoras imágenes, donde camiones militares eran los encargados de transportar los cuerpos de cientos de personas fallecidas, pues la capacidad funeraria de la ciudad había sido excedida.
Entre tanto, en América, Ecuador fue el primer foco de la enfermedad, llegando a niveles que excedían la capacidad de los cuerpos de salud, y donde ciudades como Guayaquil vivieron semanas difíciles.
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El sistema de salud quedó en jaque por cuenta del coronavirus en la provincia de Guayas. Los decesos se dispararon y la incapacidad médica se hizo evidente.
Los informes hablaban de muertos en las calles y al interior de las viviendas. El Gobierno pidió declarar un campo santo.
