El desacato del aislamiento obligatorio para evitar la propagación de la covid-19 tiene en alerta a varias ciudades del país en donde los cuerpos policiales y las comunidades no se cansan de denunciar ciertos casos que van desde fiestas clandestinas hasta paseos al río.
En Soledad, Atlántico, municipio con 158 contagios de covid-19, una brigada de salud descubrió este domingo una iglesia cristiana que se resistía a la cuarentena. En el barrio Costa Hermosa de esta localidad se halló a un grupo de al menos diez personas en pleno culto, por lo que se procedió a imponerles un comparendo por violar la medida.
“En el grupo había adultos mayores, lo que hace más peligrosa la reunión. A estas personas se les explicó la importancia de hacer caso a las recomendaciones, de permanecer en casa. Además, fueron incluidos en la lista de ciudadanos que requieren la prueba que detecta el virus”, dijo Luis Fábregas, secretario de Salud de Soledad.
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En otras circunstancias fueron halladas este fin de semana doce personas en un motel de Cúcuta. En el sector conocido como Boconó, cerca de la frontera con Venezuela, la Policía encontró a seis parejas infringiendo el aislamiento.
Los infractores, en medio del asombro, temían el escarnio público y pedían a los uniformados que no revelaran su identidad ni la de sus acompañantes. La Policía ordenó el cierre del lugar e impuso sanciones a los infractores.
“Las parejas fueron encontradas en el lugar, se aplicaron comparendos a las 12 personas”, indicó el coronel José Palomino, comandante de la Policía de Cúcuta.
En el Magdalena son varios los hechos curiosos que deja el desacato del aislamiento; entre ellos está el caso del presidente del Concejo de Santa Marta, Carlos Robles, sorprendido este fin de semana consumiendo licor en espacio público y en plena ley seca.
Robles aceptó su equivocación y recibió la respectiva sanción por violar las medidas. Sin embargo, se excusó diciendo que se encontraba en una jornada de entrega de mercados y que uno de los beneficiarios le brindó una cerveza.
La preocupación por la desobediencia en la cuarentena obligó, incluso, a los habitantes del corregimiento de Minca, en Santa Marta, a bloquear el acceso al lugar debido a la llegada de jóvenes desde el casco urbano de la ciudad para bañarse en el río.
“Las parejas llegan en motos y aprovechan la soledad en algunas zonas para meterse al agua y hasta realizan prácticas obscenas”, manifestó Edilberto Montero, comerciante de Minca.
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En Cartagena, la Policía puso al descubierto un hotel en Bocagrande que presta sus instalaciones para fiestas clandestinas, las cuales son frecuentadas por jóvenes.
Allí se halló a los participantes en estado de embriaguez y drogas. A este lugar la Policía llegó a través de denuncias ciudadanas, y se hallaron en total 10 jóvenes.
Toque de queda rige en más zonas del país
La indisciplina para acatar el aislamiento ha obligado a varias regiones ha establecer el toque de queda en las noches, e incluso durante los fines de semana. De hecho, la Policía ha multado a 273.465 personas por el desacato de la norma desde que empezó la cuarentena.
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Una de las últimas capitales en adoptar el toque de queda en las noches es Riohacha, donde la alcaldía tomó la decisión debido a que muchos están “poniendo en riesgo su vida, la de sus familias y la de toda la ciudadanía”.
En municipios del Atlántico también rige el toque de queda, y Jaime Pumarejo, alcalde de Barranquilla, definiría hoy si adopta esta medida. Santander, algunos municipios de Cauca y Nariño, además de Leticia (Amazonas), son otras zonas donde se implementó la normativa.
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