La violencia de grupos armados sacude el suroccidente colombiano mientras comunidades claman por protección
Una explosión devastadora rompió la madrugada del martes en el corregimiento de El Estrecho, Patía (Cauca), cuando un carro bomba fue detonado frente a una estación de Policía. El ataque, atribuido a las disidencias de las FARC, dejó un saldo trágico: una mujer civil muerta, dos policías gravemente heridos y una comunidad sumida en el terror.
La detonación, ocurrida cerca de las 2:00 a.m., destrozó viviendas, quebró vidrios y despertó a pobladores con un estruendo “como de guerra”.
- Víctimas fatales: Una habitante del sector murió en el acto.
- Heridos: Dos uniformados fueron evacuados de urgencia con traumas severos.
- Daños materiales: La onda expansiva afectó casas y negocios cercanos.
“Pensamos que era un terremoto; luego vimos el humo y corrimos a escondernos”, relató un vecino a medios locales.
Autoridades señalan a las disidencias de las FARC como responsables, posiblemente en represalia por operativos militares recientes contra su estructura en la zona. Este grupo:
✔ Impone “leyes” ilegales a comunidades.
✔ Amenaza y multa a quienes colaboran con la Fuerza Pública.
✔ Usa tácticas de terror (minas, bombas) para mantener control.
El Ejército desplegó refuerzos, pero habitantes denuncian que la violencia no cede: “Cada semana hay tiroteos o ataques; ya no sabemos a quién pedir ayuda”.
Mientras Policía y Ejército evitan declaraciones formales, los pobladores exigen:
🔴 Mayor presencia estatal en zonas rurales.
🔴 Protección real para líderes y civiles.
🔴 Soluciones duraderas más allá de operativos reactivos.
#CifraNegra: El Cauca registra 12 masacres y 34 ataques con explosivos en 2025 (Fuente: Indepaz).
- Ruta estratégica: Corredor para narcotráfico y armas.
- Debilidad institucional: Estado ausente en veredas.
- Poder de grupos armados: Disidencias y ELN disputan territorios.
En palabras de un líder social: “Nos tienen entre dos fuegos: el abandono y las balas. ¿Dónde está la paz prometida?”.
Mientras el humo se disipa en Patía, la pregunta que queda flotando es: ¿Cuántas madrugadas más vibrarán con explosiones antes de que algo cambie?