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… EN TIERRA DERECHA …

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La carrera por la presidencia de los Estados Unidos se encuentra en su etapa final. A sólo un mes de saberse quién será el presidente, Donald Trump y Joe Biden tienen 4 semanas para convencer a sus electores por qué deben votar por ellos.

El pasado 29 de septiembre se celebró el primer debate presidencial donde en vez de ideas y propuestas, lo que se vio fue un terrible show televisivo de insultos. Para mi concepto, el ganador fue el presidente Donald Trump, quien impuso su estilo polémico, de no dejar hablar, de insultar, de evadir respuestas en los temas cruciales y de hacer todo un show mediático de confrontación como cualquier par de verduleros, me perdonarán los vendedores de las galerías de mercado por compararlos con Trump.

Y digo que para mi el triunfante de este primer debate fue Trump porque Joe Biden se mostró inseguro, dudoso, en varias oportunidades se enredó, trastabilló, se notaba cansado y muy entrado en edad. Y para completar, Biden cayó en el juego que le impuso Trump, de no debatir con ideas sino con peleas e insultos. Hasta torpe se vio Biden cuando no supo capitalizar un momento crucial del debate, cuando el moderador, Christopher Wallace, le preguntó a Trump si condenaba los grupos de supremacía blanca. En esta oportunidad, Trump comenzó a responder con evasivas y se vio acorralado, pero tuvo la gran ayuda de Biden cuando éste lo increpó a responder la pregunta. Por supuesto, esta fue la excusa perfecta de Trump para no responder e irse en ataque a Biden en una de las tantas peleas que dieron este par en la noche del martes. Era muy simple, señor Biden, usted no tenía nada qué decir, ni afanar a Trump a que respondiera, era sólo quedarse callado y dejar a Trump que le respondiera al país si de verdad condenaba los grupos de supremacía blanca.

Y así, una y otra vez, el debate de hora y media se redujo a una cantidad de insultos y agresiones mutuas. No es el estilo de Biden, es el estilo de Trump, por eso digo que fue el presidente quien salió victorioso. Trump le sigue apostando al racismo, por eso no respondió la pregunta de Wallace sobre la condena a los grupos de supremacía blanca. Los grandes votantes de Donald Trump se encuentran en los estados del centro del país que son conservadores, racistas, machistas y xenófobos. Ahí ganó Trump hace 4 años y lo más seguro es que vuelva a tener mayoría en estos estados.

Como lo dije en la columna La reelección de Trump, este país que se jacta de ser tan demócrata, tiene un sistema electoral totalmente antidemocrático. Por un lado, al presidente no lo eligen por voto popular sino por un extraño organismo llamado Colegio Electoral, fundado a finales del siglo XVIII y totalmente obsoleto en esta era moderna. Por otro lado, hay una carencia de pluralidad en opciones políticas, pues hay un eterno bipartidismo que no le da cabida a otras expresiones e ideologías. Personalmente, no me gusta Trump, pero tampoco me convenció Biden el martes pasado. Ante este panorama tan sombrío, no hay ninguna otra opción porque el sistema político de los Estados Unidos está diseñado sólo para dos partidos, el Demócrata y el Republicano.

Trump sigue apostándole a la división del país, de llamar socialista a Biden, de inventarse enemigos para sembrar el miedo, como justo pasó hace 4 años cuando Trump convirtió a latinos y musulmanes en “peligrosos enemigos, terroristas y violadores que atentaban contra la seguridad del país”. Creado el enemigo, sembrado el miedo. En esta campaña del 2020, Trump aprovecha la división generada por la violencia policial contra los afroamericanos. Las protestas de parte de la población contra la violencia racial enmarcadas dentro del movimiento Black Lives Matter/BLM, ha sido uno de los caballitos de batalla de Trump en esta contienda. Criminaliza a los protestantes y estigmatiza al movimiento, poniéndolo en contra de aquella población blanca racista. De esta manera divide el país entre blancos y negros, pero Trump toma un claro partido por aquellos grupos de supremacía blanca cuando en el pasado debate se fue en contra de BLM y no quiso condenar a los grupos supremacistas blancos.

Entramos en tierra derecha, ninguno de los dos, ni Biden ni Trump, tienen nada ganado, es un cabeza a cabeza como las mejores carreras de caballo. Llegará el esperado 3 de noviembre para saber a quién elige como presidente el Colegio Electoral.

… y … BINGO, Trump con Coronavirus. Este diagnóstico repentino de Covid-19 a sólo un mes de las elecciones presidenciales, seguramente será muy bien capitalizado por Trump, quien es un maestro del show mediático. El presidente va a tomar todo esto a su favor bien sea generando la solidaridad que en estos casos se acostumbra, o saliendo triunfante cuando en dos semanas termine su cuarentena y se declare como un héroe al superar el Coronavirus. Biden la va a tener más difícil con esta novedad del contagio de Trump. Elecciones como nunca las ha habido en los Estados Unidos, a preparar palomitas de maíz porque el show apenas comienza.

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